Este es mi nuevo PC: montaje, configuración y componentes utilizados
Hace un par de semanas pude, por fin, completar el montaje de mi nuevo PC. Al final opté por una actualización casi total, cosa que, en un principio, no tenía prevista. Os cuento por qué.
En mi PC anterior, utilizaba una placa base Gigabyte AX370 Gaming 5 y un Ryzen 7 1800X. Ambos componentes tenían todavía una larga vida útil por delante, pero la llegada de la serie Ryzen 5000, y las grandes diferencias que esta marcó en términos de IPC, me animaron a dar el salto y a llevar a cabo una actualización completa.
Mi placa base tiene soporte de la serie Ryzen 3000, de hecho he utilizado procesadores de dicha generación sobre esta placa base en algunos análisis, y mi experiencia fue perfecta. Por ello, me plantee seriamente actualizar, sin más, el procesador y quedarme con un Ryzen 7 3700X. Sin embargo, tras hacer una valoración más profunda de mis necesidades reales, me decidí a realizar una renovación profunda.
Utilizo el PC para jugar, y en este sentido soy muy exigente, pero también lo utilizo para trabajar. El PC es mi herramienta de ocio y de trabajo, y en muchas ocasiones lo utilizo para realizar análisis de componentes concretos. Por ello, no contar, por ejemplo, con una placa base compatible con la interfaz PCIE Gen4 me limitaba notablemente, y no disponer de un procesador de última generación con un alto IPC también era un problema a la hora de analizar tarjetas gráficas y juegos.
Montar un Ryzen 7 3700X y mantener la Gigabyte AX370 Gaming 5 habría sido la solución más económica, y más razonable, para un usuario medio, pero no era lo ideal para mi caso, y por eso decidí, al final, montar un nuevo PC, aunque he podido mantener algunos componentes del anterior, como la fuente de alimentación Corsair AX 1000 80 Plus Titanium, que es una de las mejores fuentes de gama alta que existen actualmente, y que es capaz de mover cualquier configuración sin problema.
Al actualizar a un nuevo PC tengo una plataforma que está totalmente al día que permite disfrutar de mis juegos favoritos en su máximo esplendor, trabajar con una fluidez total y analizar cualquier tipo de componente de nueva generación. Entiendo que la llegada de la memoria DDR5 está «a la vuelta de la esquina», y que la interfaz PCIE Gen5 aterrizará también dentro de un par de años, pero ya sabéis cómo es esto, montar un nuevo PC implica que, en algún momento, se acabará viendo superado. Si nos perdemos en el dilema de esperar o comprar, acabaremos anclados en una configuración obsoleta y en una espera eterna.
Mi nuevo PC: configuración y componentes
A la hora de montar mi nuevo PC tenía un objetivo claro: dar forma a una configuración capaz de mover cualquier juego, presente y futuro, con calidad máxima y trazado de rayos manteniendo una alta calidad gráfica. También quería aprovechar mi monitor, un ASUS ROG Strix XG32VQ 31.5″ curvo con panel VA, G-Sync compatible, resolución de 2.560 x 1.440 píxeles y 144 Hz.
Bien, para mover juegos actuales en QHD (2.560 x 1.440 píxeles), calidad máxima, trazado de rayos (cuando esté disponible) y aprovechar un monitor de 144 Hz necesitamos una configuración de gama alta, eso está claro. El procesador tiene un impacto grande 1080p, y también afecta bastante al rendimiento en 1440p, así que no podía recortar en este componente, aunque obviamente lo más importante era la tarjeta gráfica.
Por cuestiones de trabajo, y en parte también de ocio, suelo utilizar varias unidades de almacenamiento. Esto me permite ubicar, de forma ordenada, todo lo que necesito para diferentes tareas, y también me da la posibilidad de mantener instaladas todas las aplicaciones y juegos que necesito. Para analizar tarjetas gráficas, por ejemplo, debo mantener instalados una gran cantidad de juegos, así que reservo un SSD para ello. En otra unidad de almacenamiento tengo el sistema operativo y los elementos básicos, y necesito también otra unidad para guardar fotos, vídeos y cosas personales.
La estética del PC, y el espacio interno, son también muy importantes para mí, y obviamente tampoco me olvido de la refrigeración. Montar un nuevo PC de gama alta requiere sumo cuidado tanto en términos de espacio interno como de refrigeración, y si queremos cuidar la estética la gestión del cableado será fundamental.
Partiendo de esa base, me hice una idea preliminar bastante clara en mi cabeza, y este fue el listado de componentes que acabé seleccionando:
- Sistema operativo Windows 10 Pro de 64 bits.
- Procesador Ryzen 7 5800X (Zen 3) con ocho núcleos y dieciséis hilos a 3,8 GHz-4,7 GHz.
- Placa base Gigabyte X570 Aorus Ultra.
- 32 GB de memoria RAM Corsair Vengeance RGB Pro SL a 3.200 MHz CL16 (cuatro módulos).
- Sistema de refrigeración Corsair iCUE H150i Elite Capellix White con tres ventiladores Corsair ML RGB de 120 mm.
- Tarjeta gráfica RTX 3080 Founders Edition con 10 GB de GDDR6X.
- Tarjeta de sonido Sound BlasterX AE-5 Plus.
- SSD Samsung Evo 850 de 500 GB (sistema operativo).
- SSD PCIE NVMe Corsair MP400 de 4 TB.
- SSD PCIE NVMe Corsair MP600 Core de 2 TB.
- SHDD Seagate de 2 TB con 8 GB de SSD como caché.
- Fuente de alimentación Corsair AX1000 80 Plus Titanium con certificación 80 Plus Titanio.
- Seis ventiladores Corsair iCUE QL120 RGB.
- Lightning Node Core y Commander CORE para controlar ventiladores e iluminación.
- Chasis Corsair 5000D Airflow.
¿Por qué elegí cada uno de esos componentes en mi nuevo PC?
Estoy convencido de que nuestros lectores más avanzados habrán podido responder por sí mismos a esa pregunta, pero para que tengáis una visión más clara voy a compartir con vosotros una explicación, punto por punto, de los motivos por lo que seleccioné todos esos componentes para montar mi nuevo PC.
Windows 10 Pro de 64 bits
Empiezo por el sistema operativo. Utilizo Windows 10 Pro de 64 bits porque pude actualizar gratis a dicho sistema partiendo de Windows 7 Pro de 64 bits, una versión que me vino preinstalada en un PC que compré hace muchos años, y que he podido mantener sin problemas hasta el día de hoy. La tienda en la que adquirí dicho equipo con Windows 7 Pro, me regaló el montaje y una copia original de dicho sistema operativo.
Windows 10 Pro me permite instalar cualquier juego actual sin tener que preocuparme por cuestiones de compatibilidad, y me da la posibilidad de disfrutar de todas las funciones avanzadas que trae DirectX 12 Ultimate, incluyendo el trazado de rayos. También ofrece un excelente rendimiento, y en todos los años que vengo utilizándolo no me ha dado ningún problema importante.
Procesador Ryzen 7 5800X
Tenía dudas, la verdad. Al principio pensé en montar un Ryzen 5 5600X, ya que este ofrece un IPC enorme y tiene seis núcleos y doce hilos, suficiente para jugar a cualquier título presente y futuro sin problemas, pero al final me decanté por el Ryzen 7 5800X para no tener que preocuparme por actualizar ni a medio ni a largo plazo.
El Ryzen 7 5800X tiene ocho núcleos y dieciséis hilos, lo que me permite jugar y trabajar con total fluidez, sin tener que preocuparme por las aplicaciones que tengo en segundo plano. También me da la tranquilidad de que podré afrontar con todas las garantías la transición a la nueva generación, y que no tendré problemas cuando los juegos empiecen a aprovechar procesadores de más de seis núcleos. Sé que puede que alguno no termine de cuadrarlo, pero es muy fácil, recordad la transición que hemos vivido con la generación anterior:
- Primera etapa: dos núcleos y cuatro hilos eran suficiente.
- Segunda etapa: pasamos a los cuatro núcleos como nivel recomendable.
- Tercera etapa: lo ideal son seis núcleos, u ocho hilos.
Obvia decir que los tres puntos anteriores deben ir en consonancia con un alto IPC. Ahora mismo nos encontramos en esa tercera etapa, pero es solo cuestión de tiempo hasta que lleguemos a ese momento en el que contar con ocho núcleos marcará una diferencia sustancial. Con todo, ya le estoy sacando partido al Ryzen 7 5800X, ya que como dije puedo utilizar juegos y herramientas en segundo plano sin tener que preocuparme por el rendimiento.
La diferencia frente al Ryzen 7 1800X es, como os dije en este artículo, brutal. En Cyberpunk 2077, por ejemplo, las tasas de FPS mínimos y máximos son mucho más elevadas, incluso en zonas donde concurren una gran cantidad de NPCs, y la sensación de fluidez en general que tengo en todos los juegos ha mejorado de forma notable. Esto se debe, obviamente, a su mayor IPC. Otros juegos con una alta dependencia del IPC, como Guild Wars 2, cambian por completo al correr sobre un Ryzen 7 5800X, y muestran una fluidez increíble, incluso en zonas con muchos NPCs.
¿Y por qué no opte por un procesador Intel en mi nuevo PC? Pues muy sencillo, porque el Ryzen 7 5800X tiene un IPC superior, es más eficiente y registra unas temperaturas de trabajo sobresalientes. A esto hay que añadir, además, que a día de hoy la plataforma AM4 de AMD está más avanzada, y ofrece una mayor vida útil.
Placa base Gigabyte X570 Aorus Ultra
La placa base fue una elección difícil, ya que tenía muchas alternativas en mente, pero al final me decanté por una GIGABYTE X570 Aorus Ultra porque tiene una alta calidad de construcción, porque dispone de todo lo que necesito, tanto a corto como a largo plazo, y porque la encontré en oferta por menos de 300 euros.
Esta placa tiene tres conectores M.2 para instalar unidades SSD PCIE Gen4 o Gen3, monta un sistema de alimentación (VRM) de 12+2 fases y tiene un sistema de refrigeración pasiva de primer nivel, lo que significa que podría montar sin problemas hasta un Ryzen 9 5950X. Es un derroche de calidad, cuenta, como dije, con todo lo que necesito, y tiene un buen margen de ampliación.
Por lo que respecta a las opciones de conectividad, también raya a un nivel sobresaliente, ya que cuenta con una gran cantidad de puertos USB y viene con Wi-Fi 6 y Bluetooth integrado. Una placa de primera que, por menos de 300 euros, ofrecía ese valor equilibrado en relación calidad-precio que estaba buscando, aunque debo reconocer que su sistema de iluminación LED RGB me ha defraudado bastante, ya que es mínimo y apenas se deja notar (en la web oficial de Gigabyte parecía otra cosa). No es grave, pero merece una mención.
Tarjeta gráfica GeForce RTX 3080
Como dije anteriormente, para montar mi nuevo PC necesitaba una configuración capaz de mover juegos en 1440p con calidad máxima y trazado de rayos que pudiese, además, mantener una alta tasa de fotogramas por segundo para aprovechar un monitor de 144 Hz G-Sync compatible.
Podría haber optado por la GeForce RTX 3070, pero la diferencia de rendimiento de esta frente a la RTX 3080 era demasiado grande, y en trazado de rayos se dejaba notar todavía más, así que al final me decidí por la segunda, y debo decir que me alegro de haber lo hecho. Tuve la suerte de conseguir el modelo Founders Edition que, precisamente, es mi diseño favorito de todas las GeForce RTX 3080 que podemos encontrar actualmente, y debo decir que estoy muy contento.
Es cierto que la GeForce RTX 3080 es una tarjeta gráfica pensada para jugar en 4K, pero en 1440p, y con trazado de rayos activado, es capaz de ofrecer un rendimiento fantástico. El Ryzen 7 5800X es un apoyo ideal para esta tarjeta gráfica, ya que le permite desarrollar todo su potencial, algo fundamental en juegos exigentes que tiran, sobre todo, de IPC, como Cyberpunk 2077, por ejemplo.
La GeForce RTX 3080 ofrece todo el rendimiento que necesito para cumplir mi objetivo de jugar en 1440p con todo al máximo, manteniendo altas tasas de FPS, y me permite activar el trazado de rayos sin que el rendimiento se hunda a niveles inaceptables. Un valor muy sólido en general que, además, me deja margen suficiente para jugar sin problemas durante varios años.
Memoria RAM, almacenamiento, chasis y refrigeración
Para jugar a títulos actuales de forma óptima nos basta con 16 GB de memoria RAM. Sin embargo, por cuestiones de trabajo siempre tengo muchas pestañas y aplicaciones abiertas, y con dicha cantidad de memoria RAM al final me quedaba algo justo. Montar 32 GB de memoria RAM me permite despreocuparme por completo, y disfrutar de una experiencia de uso totalmente óptima sin importar cuántas aplicaciones, pestañas o herramientas tenga abiertas.
Obviamente, también me garantiza una larga vida útil. Elegí el kit Corsair Vengeance RGB Pro SL a 3.200 MHz CL16 en cuatro módulos (4 x 8 GB) porque está optimizado para procesadores AMD Ryzen, porque me permite aprovechar a la perfección el Ryzen 7 5800X, tanto por frecuencias como por latencias y por número de módulos, por su calidad de construcción y porque me encanta su estética.
En cuanto a la disipación, tenía claro que quería montar un kit AIO de refrigeración líquida por tres razones:
- Su nivel de ruido es prácticamente nulo cuando la carga del procesador es baja.
- Tuve una excelente experiencia con la Corsair iCUE H150i Elite Capellix Black, tanto por rendimiento como por fiabilidad.
- Por cuestión de estética, y por equilibrar en relación precio-coste.
Al final me dejé llevar y opté por una Corsair iCUE H150i Elite Capellix White, que encajaba a la perfección con la estética y el diseño general que quería dar a nuevo PC, donde como podéis ver en las imágenes domina el color blanco. El resultado ha sido fantástico, en cargas de trabajo bajas, su funcionamiento es totalmente silencioso, y cuando ejecuto juegos exigentes mantiene al Ryzen 7 5800X en la franja de los 48-51 grados. Esas bajas temperaturas permiten que la CPU escale, en modo turbo, hasta superar los 4,8 GHz.
Para completar la refrigeración, y la estética del equipo, monté seis ventiladores Corsair iCUE QL120 RGB, tres en el lateral del chasis, que introducen aire frío del exterior, dos en la parte superior, que sacan aire caliente del interior, y otro en la parte trasera, que también saca el aire caliente. Esta configuración, unida a los tres ventiladores colocados en el frontal, junto al radiador de la Corsair iCUE H150i Elite Capellix White, que introducen aire frío, me ha permitido crear un flujo de aire perfecto.
Y hablando del chasis, la Corsair 5000D Airflow es una auténtica maravilla. Elegí esta caja porque, tras analizarla, quedé totalmente enamorado de su diseño, de su calidad de construcción y de sus posibilidades, tanto por espacio como por distribución y gestión del cableado. Durante el montaje del equipo no me defraudó en absoluto, y estoy muy contento con el resultado. Como podéis ver, la gestión del cableado ha sido perfecta. El Lightning Node Core y el Commander CORE no solo permiten controlar la iluminación y los ventiladores, sino que también ayudan a simplificar las conexiones y la gestión del cableado.
Por lo que respecta al almacenamiento, para montar mi nuevo PC he mantenido algunas unidades que ya tenía de mi equipo anterior, y he añadido el Corsair MP600 Core de 2 TB para disfrutar del estándar PCIE Gen4, y tener margen suficiente para tener instalados varios juegos y poder realizar pruebas sin tener que estar borrando y reinstalando.
El SSD Samsung Evo 850 de 500 GB lo tengo reservado al sistema operativo, el Corsair MP600 Core de 2 TB lo tengo reservado a juegos de nueva hornada, el Corsair MP400 de 4 TB lo utilizo para almacenar juegos dedicados principalmente a análisis, y el SHDD Seagate de 2 TB con 8 GB de SSD lo utilizo para almacenamiento general y para trabajo diario con pequeñas operaciones de lectura y escritura.
Es evidente que para alimentar sin problemas un equipo con esta configuración necesito una fuente de alimentación de calidad. De media, el consumo ronda los 600 vatios, pero con los picos de consumo supera ampliamente esa cifra y acercarse a los 700 vatios. La Corsair AX1000 80 Plus Titanium que utilizaba en mi PC anterior cumplía de sobra con las exigencias de mi nuevo PC, y me da margen más que suficiente para montar cualquier tarjeta gráfica presente y futura. Con todo, y por si tenéis dudas, sí, una fuente de 850 vatios con certificación 80 Plus oro habría sido suficiente, pero no tendríamos ese margen tan grande.
Tarjeta de sonido Sound BlasterX AE-5 Plus
¿Por qué montar una tarjeta de sonido dedicada teniendo la solución de sonido integrada de la placa base? Pues muy sencillo, porque la calidad no es la misma, y porque arrastro malas experiencias con las soluciones de sonido integradas. En mi equipo anterior, tuve problemas en un par de ocasiones al actualizar Windows 10. En una llegué a quedarme sin sonido, y en la otra este presentaba ruidos terribles que hacían que fuese preferible silenciar el sistema por completo.
Como dije anteriormente, la calidad de sonido que ofrece la Sound BlasterX AE-5 Plus no tiene nada que ver con cualquier solución integrada, y viene con múltiples opciones que podemos activar a través del software Sound Blaster Command, y que nos permiten sacarle el máximo partido en juegos, y también al reproducir nuestros contenidos multimedia favoritos. También me permite, por otro lado, aprovechar de forma óptima mi conjunto de altavoces 5.1.
Al principio pensé hacerme con la Sound Blaster Z, una tarjeta de sonido que ofrece un valor fantástico en relación calidad-precio, pero al final me decanté por la Sound BlasterX AE-5 Plus, ya que ofrece un conjunto de prestaciones superior y tiene una estética mucho más acorde al estilo que quería darle a mi nuevo PC.
Montaje y experiencia: muy contento con mi nuevo PC
Ya tenemos claro por qué he elegido cada uno de los componentes de mi nuevo PC, pero no quiero terminar este artículo sin compartir con vosotros mis impresiones durante el montaje, así como un resumen de mi experiencia de uso durante las dos últimas semanas.
No quiero extenderme demasiado con el proceso de montaje, puesto que ya publicamos en su momento una guía completa dedicada a cómo montar un PC, así que os voy a explicar, de forma resumida, los pasos que he seguido y los matices importantes que os pueden surgir al montar un equipo igual o similar a mi nuevo PC.
- Antes de empezar, aseguraros de que tenéis todas las herramientas necesarias: destornilladores de estrella, bridas, y tijeras. Una máquina de atornillar os facilitará enormemente las cosas a la hora de color los ventiladores, ya que hace falta bastante fuerza para abrir los agujeros por primera vez en los Corsair iCUE QL120.
- Colocad todos los componentes que vais a utilizar en la misma habituación, y colocaos en una habitación que disponga de una mesa amplia, que esté bien iluminada y bien ventilada.
- Empezamos por la placa base. La sacamos de la caja, colocamos el plástico protector en la mesa y placa sobre este. Abrimos el cierre del socket, retiramos la tapa de plástico y colocamos el procesador. Es muy fácil, fijaros en el triangulito de guía que indica la posición y haced que coincida con la muesca del socket. El procesador debe entrar solo, caer por su propio peso, al estar bien colocado, así que no hagáis presión. Una vez puesto, bajamos el cierre.
- El siguiente paso es instalar la memoria RAM. No tiene misterio, abrimos las pestañas de seguridad de cada ranura e insertamos los módulos, haciendo presión hasta que escuchéis el «clic» del cierre.
- Ahora pasamos a montar las unidades SSD NVMe. Es muy sencillo, desatornillamos los bloques de disipación de cada ranura a utilizar, insertamos el SSD, colocamos el radiador encima y atornillamos. En el caso del Corsair MP600 Core, no utilicé el disipador que incluía la placa base.
- Nos toca ahora colocar la bomba del kit de refrigeración. Para mi nuevo PC, he optado por el Corsair iCUE H150i Elite Capellix White, un kit que viene con todas las piezas que necesitamos para instalarlo en cualquier socket actual. Retiramos las sujeciones que trae de casa y montamos las dedicadas al socket AM4. Colocamos los tornillos correspondientes tal y como indica el manual, y enganchamos los tornillos de mariposa en las dos piezas que vienen en la placa base. Atornillamos, y listo. Viene con pasta térmica preaplicada, así que no tenemos que hacer nada más.
- Hemos montado todo lo necesario en la placa base antes de lanzarnos a introducirla en el chasis, esto nos facilita mucho el proceso, ya que es más sencillo trabajar fuera que dentro, aunque lo cierto es que la Corsair 5000D Airflow es tan amplia que el proceso de instalación del radiador y de los ventiladores es prácticamente un paseo, siempre que cuentes con una atornilladora eléctrica.
- Colocamos la placa base sobre los elevadores que trae preinstalado el chasis, y hacemos que coincidan con las aperturas que tiene la placa base. Una vez hecho, atornillamos y listo, la placa base estará perfectamente sujeta. Aseguraos, antes de atornillar, de que los conectores quedan bien posicionados con las aperturas de la chapa trasera.
- Ahora vamos a colocar el radiador y los ventiladores. No es complicado, en este montaje lo he situado en la parte frontal. Debemos utilizar los tornillos largos, que son los que tienen longitud suficiente para unir los ventiladores y el radiador. No hay que tener prisa, es importante cuadrarlos bien en los espacios correspondientes para que el montaje quede estético.
- Nos vamos ahora a colocar los seis ventiladores adicionales. No tiene misterio, los colocamos en la posición que corresponde y los atornillamos. Es importante asegurarnos de que los hemos puesto correctamente, y de que están introduciendo aire en lugar de sacarlo. Para guiaros, solo tenéis que recordar que la parte frontal, por donde entra el aire, es la que no tiene las líneas de plástico en color negro. Repetimos el proceso, y vamos sacando el cableado de los ventiladores por los espacios del chasis para ir preparando la gestión del cableado.
- Ahora nos toca mover la pieza que contiene las dos bahías para unidades de almacenamiento. La he desplazado el lado izquierdo para dejar más espacio y facilitar la instalación de la fuente de alimentación, así como futuros trabajos con el cableado. Es muy fácil, pero antes de volver a atornillar esa pieza he introducido el SSD SATA III y el SSHD, ya que luego no iba a tener espacio.
- Una vez introducidas ambas unidades de almacenamiento, y atornillada la pieza, pasamos a la fuente de alimentación y al cableado. Antes de introducir la fuente de alimentación conectamos todo el cableado que vamos a necesitar. Una vez hecho, la insertamos, con el ventilador hacia abajo, ya que es donde está la apertura del chasis, y empezamos a conectar los cables correspondientes. No tiene misterio, pero si tenéis dudas, especialmente con el cableado del chasis (botón de encendido, reset y demás), mirad el manual de la placa base.
- La gestión del cableado con la Corsair 5000D es muy fácil, y muy intuitiva, ya que tenemos múltiples espacios que nos permiten jugar con los cables. En mi caso, he pasado el de 24 pines por un lateral, el de CPU por la parte superior, y los conectores adicionales para USB y para el chasis por las zonas inferiores. El resultado ha sido bastante bueno, como podéis ver.
- Una vez que hemos terminado con el cableado, pasamos a conectar la bomba del kit de refrigeración líquida. Esta debe ir a un conector de la placa base llamado «CPU Fan». El otro conector, lo pasé por arriba, ya que va enchufado al Commander CORE. La instalación de este, y del Lightning Node Core, no tiene complicación, ya que van pegados, utilizan conectores USB y cada ventilador tiene diferenciados los cables que van en la sección LED RGB. Los que no llevan esa distinción, son los cables de control del ventilador.
- Conectamos también los cables SATA de datos y de alimentación correspondientes, y pasamos al último paso, que sería introducir la tarjeta gráfica y la tarjeta de sonido. La tarjeta gráfica tiene que ir en la primera ranura, ya que es la que trabaja a x16, mientras que la tarjeta de sonido puede ir en cualquier ranura PCIE x1. Solo la tarjeta gráfica necesita conector de alimentación, concretamente uno de 12 pines. He pasado por abajo dos conectores de 8 pines conectados al adaptador, y los he unido con bridas para que quede un poco más estético
- Para terminar, solo nos queda repasar y pulir un poco la gestión del cableado en la parte trasera. Es un trabajo poco agradable, pero necesario, ya que al final nos queda un «desorden ordenado» que nos facilitará futuras ampliaciones, cambios y ajustes.
Ya está, hemos terminado. Siempre que tengo que montar un nuevo PC me divierto mucho, y como habréis podido imaginar me lo pase «como un niño» montando mi nuevo PC. Nada más conectarlo me pasó algo curioso, y es que no encendía. Fue todo por un error de interpretación de la orientación del conector del chasis a la placa base, concretamente del que activa el botón de encendido. Lo resolví en un segundo, ya que tengo la buena costumbre de no cerrar el chasis hasta que he comprobado que todo funciona correctamente. Al cambiar el cable, encendió, y todo funcionó a la perfección.
La experiencia con mi nuevo PC ha sido fantástica. Puede con cualquier juego actual de forma óptima, es silencioso, fresco y tiene una estética que ha superado con creces mis expectativas. Por ejemplo, Cyberpunk 2077, configurado en 1440p con calidad máxima, trazado de rayos y DLSS 2.0 en modo calidad vuela, ofrece una fluidez increíble y registra máximos de más de 120 FPS en interiores, y hasta 95 FPS en exteriores, con mínimos que nunca bajan de los 60 FPS, ni siquiera en zonas mal optimizadas.
¿Os gusta mi nuevo PC? ¿Qué cambiaríais y qué añadiríais? Los comentarios son vuestros.
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