Windows 10 cumple tres años cargados de luces y sombras
El 29 de julio de 2015 llegó oficialmente Windows 10, un sistema operativo de nueva generación con el que Microsoft introdujo cambios importantes a nivel funcional, y también en lo que respecta a su modelo de negocio.
Con Windows 7 y Windows 8.1 el gigante de Redmond había adoptado una estrategia clara: ofrecer sus sistemas operativos como producto, algo que mantuvo con otras herramientas como Office 2013 y Offce 2016. Office 365 ha sido uno de los giros más claros por parte de Microsoft hacia el modelo de servicio, y Windows 10 se presentó como una extensión de esa idea.
Esto quiere decir que Windows 10 ya no es un producto sino un servicio, y de ello han ido dando fe las actualizaciones semestrales que la compañía ha liberado para poner al día dicho sistema operativo. Cada una de esas actualizaciones semestrales se conoce bajo el distintivo “Redstone”, aunque su nombre de cara al usuario ha tenido muchos enfoques distintos (Annyversary Update, Creators Update o la reciente April 2018 Update).
El modelo de actualizaciones que ha adoptado Microosft ha sido ampliamente cuestionado, sobre todo porque ha generado problemas importantes debido a errores e incompatibilidades que no fueron identificadas en la fase beta y que acabaron llegando a los usuarios, pero Microsoft no tiene pensado abandonar ese modelo a corto plazo así que tenemos “updates” para rato.
Un debut accidentado: “obtén Windows 10 gratis”
La llegada de Windows 10 marcó una auténtica revolución. Microsoft había “fracasado” con Windows 8.1 y Windows 7 se mantenía como el sistema operativo más popular, una realidad que querían cambiar.
Como hemos dicho el lanzamiento de ese nuevo sistema operativo marcaba una importante transición hacia el modelo de servicio y los de Redmond querían que la adopción de Windows 10 fuese lo más rápida posible. Desde el principio se marcaron objetivos muy ambiciosos, y para cumplirlos estuvieron dispuestos incluso a ofrecer dicho sistema operativo como una actualización gratuita para los usuarios de Windows 7 y Windows 8.1
Al principio sonaba increíble pero era cierto, Microsoft iba a regalar su nuevo sistema operativo a todos los usuarios de Windows 7 y Windows 8.1 y el motivo era muy simple: quería aprovechar el “tirón” que tenía Windows 10 como novedad en el mercado y eliminar la barrera del precio para acelerar la adopción de dicho sistema operativo, una estrategia que le ha funcionado “a medias” y que estuvo cargada de polémica.
Decimos esto porque como recordarán nuestros lectores habituales el “obtén Windows 10 gratis” acabó quedando totalmente desvirtuado. Este asistente estaba preparado para llegar a un límite en el que casi podía acabar forzando la actualización si el usuario no estaba atento a los avisos. Una vez completada se podía dar marcha atrás y restaurar el equipo, pero si se producía algún problema y el equipo quedaba bloqueado el usuario podía acabar perdiendo sus datos.
Esto generó una gran polémica y acabó con Microsoft en los tribunales, como vimos en artículos como este.
Un paso adelante sobre Windows 8.1 y mejoras importantes
Desde el lanzamiento de Windows 10 la firma de Redmond confirmó que había aprendido de los errores cometidos con Windows 8.1. En su nuevo sistema operativo el escritorio había sido el objetivo principal, todo estaba mejor integrado y el funcionamiento del sistema rayaba a un gran nivel, aunque no estaba libre de problemas.
La recopilación de datos y las opciones de telemetría obligaron a Microsoft a tomar medidas y a ofrecer al usuario más opciones para controlar la información que recogen del uso de Windows 10, una cuestión que también generó polémica y que todavía hoy no se ha terminado de dar por resuelta.
Para hacer que Windows 10 fuese más atractivo se mantuvieron algunas características avanzadas como exclusivas de dicho sistema operativo (DirectX 12 es una de ellas). Microsoft también limitó el soporte de nuevo hardware a Windows 8.1 y Windows 10, dejando a Windows 7 en una situación que muchos tildan de “obsolescencia programada” para favorecer la adopción de su último sistema operativo.
Con el paso del tiempo y la llegada de las actualizaciones semestrales hemos visto cambios importantes sobre la base de Windows 10. Desde el esperado tema oscuro hasta el Game Mode, pasando por mejoras a nivel de interfaz y de seguridad que incluyen por ejemplo la integración de Cortana y el debut de “Acceso Controlado a Carpetas”, que actúa como protección adicional contra el ransomware.
Un sistema operativo maduro pero con cosas que mejorar
A día de hoy Windows 10 es un sistema operativo muy completo, bien terminado y lleno de posibilidades. Su rendimiento es bueno incluso en equipos de gama baja, ofrece un buen ecosistema de herramientas y cuenta con un sistema de seguridad integrado que en muchos casos nos permite prescindir del antivirus de terceros.
Sin embargo sigue teniendo algunos puntos que necesitan mejorar. El sistema de actualizaciones es uno de ellos, Microsoft lo sabe y como vimos en este artículo están trabajando en ello. Otro es la Microsoft Store, una plataforma de distribución de software en formato digital que mantiene una carencia de contenidos muy grande.
Microsoft ha apostado por proyectos muy variados para intentar resolver el problema de la falta de aplicaciones, pero ninguna de las alternativas que ha presentado ha terminado de despegar.
Iremos viendo cómo evoluciona Windows 10 en los próximos años, pero estamos convencidos de que Microsoft seguirá apostando por reforzar la seguridad, la estabilidad, el rendimiento y el lado más “creativo” del sistema operativo.
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