Memoria gráfica: qué es, qué hace y cuánta necesitas

La memoria gráfica, también conocida como VRAM, ha generado muchas dudas entre los usuarios de PC. Se trata de un elemento fundamental que incluyen tanto las tarjetas gráficas dedicadas como las GPUs integradas, aunque existen diferencias muy grandes y muy importantes entre ambas.

En las tarjetas gráficas dedicadas se utiliza una cantidad de memoria gráfica mucho mayor que en las GPUs integradas debido al espacio del que dispone cada una de estas soluciones. Hay excepciones, como por ejemplo los MCM Intel Core con GPU Radeon RX Vega, que cuentan con 1 GB de HBM2, pero por lo general la mayoría de las GPUs integradas apenas alcanzan los 128 MB de memoria gráfica dedicada (y en el mejor de los casos).

Para poder ejecutar aplicaciones que requieren de una mayor cantidad de memoria gráfica lo que hacen es recurrir a la RAM del sistema y utilizarla para tal fin. Esa memoria es más lenta que la que la que integran las tarjetas gráficas de última generación, lo que significa que tienen un ancho de banda menor y que ofrecen un rendimiento inferior. A esto debemos añadir que reducen la RAM disponible para el sistema, de tal manera que si por ejemplo tenemos 8 GB de RAM y nuestra GPU integrada consume 2 GB para utilizarla como memoria gráfica el sistema sólo mantendrá 6 GB.

Con las tarjetas gráficas dedicadas esto no ocurre, ya que vienen con su propia memoria gráfica. Actualmente incluso en los modelos de gama baja se utilizan al menos 2 GB de memoria GDDR5, lo que significa que pueden ofrecer un buen ancho de banda incluso cuando se acompañan de un bus de 64 bits (en la gama media lo normal son 192 bits o 256 bits).

¿Qué es y qué hace exactamente la memoria gráfica?

La memoria gráfica es un tipo de memoria especializada capaz de trabajar a alta velocidad que se utiliza para trabajar con aplicaciones gráficas intensivas, como juegos por ejemplo. Son capaces de alcanzar velocidades superiores a las de la memoria RAM tradicional y funcionan sobre buses de datos mucho más grandes.

Por ejemplo una configuración estándar de DDR4 en doble canal tiene un bus de 128 bits y la memoria trabaja de media a unos 3.200 MHz. Por contra una tarjeta gráfica de gama media como la GTX 1060 de 6 GB tiene un bus de 192 bits y su memoria GDDR5 funciona a 8.000 MHz. La diferencia es notable y se traduce en un ancho de banda mucho mayor que evita que se pueda producir una pérdida de rendimiento al trabajar con determinados elementos, como texturas de gran tamaño por ejemplo.

La memoria gráfica es también un tipo de memoria complementaria, ya que trabaja de forma conjunta con la memoria RAM y tiene por objetivo almacenar todos elementos y la carga gráfica que necesita la GPU para poder funcionar. También se utiliza por el sistema operativo (resolución de pantalla interfaz gráfica) y cuando abrimos determinados elementos (como imágenes o vídeos).

Para evitar dudas y que podáis entender mejor las claves que definen a la memoria gráfica podemos concluir diciendo que la VRAM es a la GPU lo que la RAM es a la CPU, un elemento clave para que cada uno de esos “cerebros” pueda llevar a cabo su trabajo correctamente.

¿Cuánta memoria gráfica necesito? ¿Qué pasa si no llego al mínimo?

Es una pregunta complicada que requiere resolver otras cuestiones previas, y sin duda la más importante es para qué vas a usar el equipo. Si sólo vas a querer un PC para ver contenidos multimedia en alta resolución y para tareas de ofimática una GPU integrada de la serie UHD 600 de Intel y 4 GB de memoria RAM son suficientes para una buena experiencia de uso. Por contra si tienes pensado jugar a títulos actuales esa configuración no te servirá.

Para disfrutar de juegos actuales es recomendable contar con una tarjeta gráfica dedicada que cuente con memoria GDDR5. La cantidad de memoria disponible no afecta directamente a la potencia de la GPU, pero puede limitar gravemente sus prestaciones. Por ejemplo una GeForce GT 1030 con 2 GB de memoria GDDR5 a 6.000 MHz tiene casi las mismas especificaciones que una GT 1030 con 2 GB de memoria DDR4 a 2.100 MHz, las únicas diferencias son la frecuencia de trabajo de la memoria y la velocidad de la GPU, que es un poco inferior en la segunda.

A simple vista puede parecer que sólo son matices y que la diferencia de potencia entre una y otra debería ser mínima, pero la realidad es totalmente distinta. La GeForce GT 1030 con GDDR5 dobla el rendimiento de la versión con DDR4, una comparativa simple y directa que nos permite entender el valor que representa la memoria gráfica en función de su velocidad.

La velocidad de la memoria importa pero la cantidad también. Cuando ejecutamos un juego éste consume una determinada cantidad de memoria gráfica que varía en función de los ajustes que hayamos configurado y de la resolución, aunque la mayoría adaptan un poco el consumo a la memoria total de la tarjeta gráfica.

Por ejemplo un juego como DOOM 2016 basado en el motor id Tech6 de última generación consume una media de 3 GB de memoria gráfica en tarjetas gráficas que tienen hasta 4 GB de memoria total, configurado en 1080p y calidad máxima. En tarjetas gráficas que cuentan con 6 GB o más de memoria gráfica su consumo con esa misma configuración puede elevarse hasta los 4,5 GB.

Destiny 2 configurado en 1080p con calidad intermedia de texturas y 100% de escalado de resolución.

Destiny 2 configurado en 1080p con un escalado al 135%, texturas al máximo.

Destiny 2 configurado en 1080p con un escalado del 200% y calidad máxima.

Cuando aumentamos la resolución a 1440p el consumo de memoria en tarjetas gráficas de hasta 4 GB ronda una media de 3,5 GB, mientras que en los modelos que superan dicha cifra alcanza los 4,8 GB. Esto nos permite ver un ejemplo real de las particularidades que hemos indicado anteriormente.

Si no tenemos suficiente memoria gráfica para cubrir las necesidades de un juego determinado lo mejor es bajar la calidad de las texturas, del filtrado y de las sombras, ya que son los elementos que más consumo tienen. En caso de que no lo hagamos podremos sufrir efectos nada deseables que incluyen:

  • Pérdida de rendimiento y tirones ocasionales.
  • Problemas en la representación de las texturas, que van desde carga irregular y a destiempo hasta una pérdida notable de calidad y parpadeos.
  • Baja calidad gráfica a pesar de haber configurado los ajustes en niveles altos.

Ya sabemos qué ajustes debemos cambiar para adaptar el consumo de memoria gráfica a las posibilidades de nuestra tarjeta gráfica, ¿pero cuánta memoria gráfica necesito realmente? Todo depende de la resolución a la que vayas a jugar y de los ajustes gráficos, pero a continuación te vamos a dejar una guía sencilla que te servirá como referencia directa.

  • Resoluciones inferiores a 1080p: con 2 GB de GDDR5 es más que suficiente para jugar con todas las garantías.
  • Resoluciones 1080p: si queremos utilizar una configuración de calidad gráfica muy alta o máxima debemos contar con al menos 3 GB de GDDR5, aunque lo ideal es tener 4 GB de GDDR5.
  • Resoluciones 1440p: con 4 GB de memoria gráfica GDDR5 podemos disfrutar de una experiencia óptima en la mayoría de los casos.
  • Resoluciones 2160p: es recomendable contar con 6 GB o más de memoria GDDR5. Juegos como Ghost Recons Wild Lands llegan a los 6,2 GB de consumo de memoria gráfica en 4K y calidad máxima.

Enlaces de interés: guías MC.

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