Nuestros lectores hablan: ¿a qué juegos no te dejaban jugar de pequeño?
El mundo de los videojuegos ha pasado por etapas muy diferentes, pero es cierto que conforme aumentaba su calidad y su realismo también crecía la polémica alrededor de ellos. Estoy seguro de que muchos recordaréis la locura que se desató alrededor de Mortal Kombat, un juego al que la prensa tildó de macabro, realista y peligroso para los niños. No sé, debían creer que si lo jugábamos íbamos a salir a la calle a intentar arrancarle el corazón (o la cabeza) a alguien con nuestras manos.
Mortal Kombat era sangriento, eso es indiscutible, pero a un nivel que resultaba hasta cómico, ya que tenía el mismo realismo que una película de artes marciales de los años ochenta. Con el paso de los años la tendencia a criticar a los videojuegos por su violencia o por otras cuestiones relacionadas con su contenido que, en general, se consideraban como peligrosas no cambió, de hecho fue a más y volvieron a repetirse polémicas muy marcadas.
Personalmente creo que criticar e intentar censurar un videojuego por violento es absurdo, son obras de ficción que, como ocurre con las películas, cuentan una historia y nos dan la posibilidad de vivirla de una manera interactiva. No por ver una película de acción se me va a ocurrir salir a la calle y liarme a tiros, y por la misma razón tampoco lo voy a hacer por jugar a un videojuego. Con esas críticas y esas polémicas lo único que se intentaba era buscar a un «cabeza de turco» al que responsabilizar de problemas mucho más profundos que pueden darse a nivel social y personal.
Podría poner muchos ejemplos, pero uno de los más clásicos y relevantes es el del chaval estadounidense que decide liarse a tiros en su instituto. Los medios dicen que se inspiró en «X» videojuego y que si no fuese por esa mala influencia no habría pasado nada. Claro, el problema es que jugaba videojuegos, y no que pudo acceder a un arma de fuego como el que va a la tienda de la esquina a comprar un paquete de yogures. Tampoco decimos nada de sus posibles problemas familiares, sociales y psicológicos, eso no importa, solo importa que jugaba al GTA, al DOOM o al Call of Duty.
Tengo constancia de que al final, incluso en mi época, muchos padres cogieron «miedo» a los videojuegos, y acabaron limitando el acceso a sus hijos a ciertos títulos. Por suerte, en mi caso no tuve ningún tipo de censura de este tipo. Jugué a títulos como DOOM (1993) cuando no tenía edad para hacerlo, y también disfruté de muchos otros juegos siendo un chavalín. Qué puedo decir, he llevado una vida totalmente normal, y no se me ha ocurrido salir a la calle a «cazar demonios».
La educación familiar, el entorno social y los amigos son influencias mucho más importantes que un simple videojuego, esto lo tengo claro, y creo que el mundo sería un poco mejor si todos lo tuviéramos igual de claro. Con todo, siento curiosidad y os lanzo una pregunta, ¿os prohibieron vuestros padres jugar a algún videojuego de pequeños? Nos leemos.
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