Ford S-Max sistema
What you’re proposin’ Status Quo (Just Supposin’, 1980)
Ludovico no es un pianista brillante pero a sus más de cincuenta años no se le puede reprochar ni un desliz en sus interpretaciones. De joven parecía que podría llegar a ser concertista, pero las malas decisiones en la vida le llevaron primero a los bares y luego a las clínicas para acabar limpio de ataduras con el alcohol pero también del fuego del talento que parecía encender sus manos en su juventud. Amistades y su fama de impecable le llevaron a formar parte de orquestas más o menos importantes hasta asentarse en la orquesta nacional. Esta mañana hace frío en Moscú y se dirige en autobús al auditorio para un ensayo del concierto número 2 opus 18 de Rachmaninov. Ludovico se quita los guantes para ensayar haciendo repiquetear los dedos sobre el respaldo del asiento de delante como suele hacer. Cierra los ojos para concentrarse en el segundo movimiento. Está casi en trance cuando nota una mano en el hombro. Un tipo enorme con una barba espesa asoma por encima del respaldo tocado por su ushanka adornada por una estrella roja rematada por una hoz y un martillo. «Silencio Tavárish» dice con una voz profunda como la de un oso siberiano. Casi gritando. Para reforzar el mensaje pone el dedo índice de la mano derecha sobre sus labios y se sienta luego pesadamente. Todo el autobús se ha quedado en silencio. Dos señoras que parloteaban se apresuran a bajarse en la siguiente parada. Ludovico se ha quedado paralizado pero su mente viaja de nuevo a Rachmaninov.
Antes de que se pueda dar cuenta está golpeando de nuevo el respaldo de su vecino de delante con los dedos. Está como poseído así que sigue tocando mientras su mente imagina al inmenso tipo barbudo arrancándole los brazos. Empieza a sudar frío pero no logra detener el movimiento de los dedos. No puede evitar pensar que va a morir en un autobús cochambroso en pleno febrero en Moscú mientras que Rachmaninov había podido apagar sus días plácidamente en su mansión de Beverly Hills. El enorme tipo se levanta. Es más grande de lo que aparentaba. Las manos de Ludovico tiemblan pero siguen repiqueteando rebeldes sobre el respaldo. El tipo efectivamente coge de los brazos al pianista pero no se los arranca. Le arrastra hasta la puerta del autobús. Exige que lo detengan y empieza a andar sobre la nieve arrastrando a Ludovico. Dos manzanas después entran en una casa y el enorme barbudo le remolca escaleras arriba. Abre una puerta y entra en un salón. Arroja a Ludovico a un lado mientras éste se tapa con los brazos esperando lo peor. Tras unos instantes las notas del concierto número 2 inundan la estancia. Unas notas excitantes, desgarradas, llenas de pasión y sentimiento hacen que Ludovico afloje los brazos. Ahora puede ver al enorme barbudo que ni siquiera se ha quitado el abrigo tocar como una criatura poseída un piano en el centro de un austero salón sin otro mobiliario. Al finalizar el barbudo se levanta de repente haciendo que el taburete salga despedido. Se acerca a Ludovico y le dice «Así, así se toca ¿entendido?» Ludovico no encuentra fuerzas más que para asentir debilmente.
Ford tiene su particular recorrido en el mercado de los monovolúmenes, siempre con propuestas interesantes en las que simpre ha primado el espacio interior sobre otras consideraciones. Modelos como el C-Max (ya desaparecido) pero sobre todo el Galaxy y el S-Max se han mantenido en el catálogo del fabricante americano a pesar de la competencia de los SUV en un mercado en el que los éxitos de ventas de los monovolúmenes se moderaban por la llegada de los chicos nuevos a la ciudad.
Modelo analizado | Ford S-Max |
Motor y acabado | Vignale 2.0 FHEV 190 CV Aut. |
Potencia | 190 CV |
Velocidad máxima | 185 Kmh |
Aceleración o-100 | 9,8 s |
Largo/ancho/alto | 4804/1916/1684 mm |
Potencia máxima RPM | 190 CV 6.000 rpm (152 CV gasolina, 125 CV eléctrico) |
Par máximo Nm/RPM | 230 Nm |
Caja de cambios | Automático |
Web | https://www.ford.es/ |
Precio | 40.743 euros |
El caso del S-Max es curioso ya que ha crecido hasta quedarse solamente 5 centímetros más corto que el Galaxy, pero con una concepción más de turismo tanto en diseño de la carrocería como en la distribución del espacio interior. Esta generación del S-Max es una puesta al día del veterano monovolumen realizada en 2021 que modifica ciertos elementos del coche con respecto a la generación anterior que se ha mantenido desde el año 2015 en el mercado.
Un Ford grande
El S-Max, modelo que hemos tenido la ocasión de probar, es un coche que alcanza los 4,80 metros de longitud pero que luce un diseño que busca un toque deportivo. En la parte delantera destaca una parrilla octogonal de gran tamaño con una rejilla con elementos ondulados mientras encima de la misma se coloca el escudo de la marca. En los lados los grupos ópticos tienen un diseño alargado y se extienden mucho hacia la parte de atrás hasta alcanzar los pasos de rueda. Dos huecos laterales colocados en la parte inferior acogen los pilotos dentro de una pieza de plástico con una rejilla central que queda rematada por un spoiler en la parte de abajo.
En el lateral destaca un diseño dinámico que busca unas formas redondeadas y aerodinámicas con un parabrisas delantero muy inclinado y unas superficies acristaladas divididas en cuatro partes por los pilares A, B y C. En las superficies acristaladas traseras, por lo menos en esta versión que hemos probado con el acabado llamado Vignale, lucen unos cristales tintados. Las llantas tienen un diseño de múltiples radios en color plateado que le dan un toque algo retro al conjunto.
La parte trasera cae más en vertical y se encuentra coronada por un spoiler en la parte superior, debajo la luna trasera es de buen tamaño y proporciona una buena visibilidad. El portón ocupa gran parte de esta trasera y divide los grupos ópticos en dos. También divide el parachoques que es bastante grande, algo práctico para el uso en ciudad. La parte de abajo queda rematada por los reflectantes dobles y por un doble tubo de escape que le da otra pincelada con aires deportivos.
Interior cuidado
El interior del S-Max es, como no, espacioso y mantiene las líneas que caracterizaban al modelo de 2015, por lo que algunos elementos estéticos se han quedado algo anticuados. Lo que sí se ha modernizado es el sistema de información y entretenimiento que dispone de una pantalla de 8 pulgadas con buena visibilidad y manejo táctil, pero que se encuentra integrada en el salpicadero en posición algo baja por lo que habrá que bajar algo la mirada para controlar su funcionamiento e información.
Los asientos delanteros son cómodos y tienen una tapicería, en la versión probada, agradable al tacto y con un acolchado confortable. Dispone de una gran cantidad de ajustes incluyendo apoyo lumbar regulable o la regulación del abultamiento lateral de las banquetas y el respaldo así como funciones de masaje y ventilación / calefacción. También se puede configurar el apoyo del respaldo a tres alturas distintas de la espalda.
El salpicadero tiene un diseño algo anticuado ya que como decimos mantiene el diseño del modelo de 2015. La instrumentación es analógica con una pequeña pantalla LCD en el centro de los diales y otra entre ellos para proporcionar información adicional. Es posible cambiar la información que se visualiza aunque hay pocas opciones de personalización.
Buenos materiales
Los materiales y acabados son buenos con varios elementos del salpicadero acolchados y cubiertos con material de piel sintética y rematados con pespuntes en color blanco. También encontramos estos detalles en los revestimientos de las puertas y otros elementos del interior. En el túnel central se encuentra una consola cubierta con material negro brillante donde se ubica el selector de marchas del cambio automático. Delante del mismo un hueco para la colocación del teléfono móvil y dos conectores USB-C.
En lo que respecta a los asientos de la segunda fila éstos son individuales y el respaldo puede regularse en inclinación además de poder desplazarse hasta 15 centímetros horizontalmente sobre sus railes. Tanto el acolchado como la tapicería son las mismas que la de los asientos delanteros, con la peculiar trama hexagonal por lo que también son muy cómodos e invitan a realizar viajes largos confortablemente.
Son plazas cómodas y bastante amplias tanto en anchuda como en lo que respecta al espacio para las piernas. El diseño de la carrocería y la altura de la misma limita algo la accesibilidad aunque una vez en el interior del coche la altura es la adecuada para personas de 1,80 metros de estatura e incluso algo más. El acceso a la tercera fila de asientos se hace inclinando los asientos de los lados y dejan un hueco suficiente aunque el acceso no es muy cómodo, como suele pasar en este tipo de modelos.
Hasta siete plazas
La tercera fila la componen dos asientos abatibles más pequeños que los que componen la segunda y con poco espacio para las piernas pero bastante prácticos para casos puntuales. No son adecuados para viajes largos sobre todo por la posición de las piernas que tienen que ir encogidas, pero por lo demás son perfectamente utilizables.
El maletero del S-Max es otro de los puntos fuertes del coche. La capacidad del mismo con las tres filas de asientos operativas es de 185 litros, suficiente para un pequeño viaje. Con dos filas de asientos disponibles la capacidad crece hasta los 630 litros que es una cifra considerable pero que podemos aumentar hasta los 2.020 litros si abatimos las dos filas de asientos traseras.
Motor híbrido
En lo que respecta a la conducción del S-Max hay que comentar que este modelo dispone de una única motorización que consiste en un propulsor híbrido de gasolina con una potencia de 190 caballos lo que le proporciona la posibilidad de lucir la etiqueta ECO de la DGT. El bloque está compuesto por un motor de explosion de 152 caballos y uno eléctrico de 125.
A pasar de ser un coche de cierta envergadura el S-Max nos ha parecido bastante ágil en ciudad gracias también a la eficacia de su cambio que a pesar de ser de tipo de variador continuo se ha comportado muy bien a baja velocidad. La suavidad de funcionamiento es destacable y dispone de reserva de potencia suficiente para desenvolvese en el tráfico urbano sin problemas. En maniobras a baja velocidad no es tan práctico ya que el radio de giro es bastante amplio.
En rutas sobre autopistas y carreteras el S-Max sigue mostrando una suavidad encomiable y una buena respuesta en una buena parte del arco del cuentarrevoluciones. Aquí una vez más el cambio automático nos ha parecido ajustado con acierto y nos permite manejar cualquier tipo de situación con agilidad. No es un coche que destaque por la entrega de potencia inmediata pero siempre está a disposición cuando se a necesita.
Es verdad que es un coche con más espíritu viajero en autopista que para carreteras más sinuosas. En autopista lo más destacable es el confort, sobre todo el acústico ya que la insonorización nos ha parecido excelente, pero también en cuanto al tarado de las suspensiones. En carreteras con curvas se comporta con una compostura encomiable a pesar de su altura y su peso y da siempre sensación de seguridad, incluso si queremos conducir a cierta velocidad.
Conclusiones
El Ford S-Max es un monovolumen de los de antes: cómodo y práctico pero con un sistema de propulsión híbrido y un cambio automático modernos y muy eficaces que responden muy bien en todas las situaciones y que nos ha sorprendido por sus consumos contenidos. Tienen una buena habitabilidad, un buen maletero y unos acabados de calidad, sobre todo con la versión Vignale.
Podríamos apuntar como aspectos negativos el que no se han actualizado muchos de los elementos de la versión del 2015, y eso se nota en algunos detalles como la instrumentación pero en general no perjudican ni el rendimiento ni la versatilidad de este modelo. Desde luego se trata de un vehículo muy práctico y cómodo que resulta ideal para realizar muchos kilómetros.
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