Velocidad de conexión a Internet y descarga de juegos: ¿Dónde está el nivel óptimo?

Hace unos días vimos que la velocidad de conexión a Internet que nos ofrece nuestro proveedor, y la que nos aparece cuando realizamos descargas o utilizamos diferentes servicios que incluyen sistemas de medición, pueden generarnos algunas dudas, ya que no siempre coinciden. Esto tiene una explicación, y es que, al final, los Mbps y los MBps no son lo mismo.

También vimos, hace ya un par de años, que la velocidad de conexión a Internet que necesitamos varía en función de lo que queramos hacer. Así, por ejemplo, si solo queremos navegar por Internet y hacer un uso básico de la red de redes, tendremos suficiente con velocidades muy modestas, de hecho bastaría con 3 Mbps. pero si vamos a reproducir contenidos en UHD deberemos contar, al menos, con una conexión que alcance los 25 Mbps.

Hasta aquí todo bien, ¿pero qué ocurre si necesito descargar archivos muy pesados, como juegos, por ejemplo? Sé que esta es una pregunta que os sigue suscitando muchas dudas, y por ello he querido profundizar en esta cuestión dedicándole un artículo, en el que espero poder ayudaros a resolver esas dudas.

La velocidad de conexión es muy importante si vamos a descargar juegos

Y especialmente si tenemos una unidad de almacenamiento con una capacidad bastante ajustada, ya que esto nos impedirá tener instalados, de forma simultánea, muchos juegos, lo que significa que para volver a jugar a ciertos títulos tendremos que desinstalar y reinstalar, y por tanto habrá que volver a descargarlos.

El tiempo que tardará ese juego en descargarse dependerá de dos cosas:

• El estado del servicio desde el que nos lo vayamos a descargar. Si este se encuentra muy saturado, o si tiene problemas, puede que no sea capaz de aprovechar al máximo la velocidad de nuestra conexión a Internet.
• El pico de nuestra velocidad de conexión a Internet. Cuanto mayor sea, y más tiempo se mantenga, menos tiempo tardará en descargarse ese juego.

Para entender mejor esto, os pongo como ejemplo una descarga que acabo de hacer, ya que quiero volver a jugar a Deadlight, uno de mis juegos posapocalípticos favoritos. Al iniciar la descarga, Steam me avisa de que, con una velocidad de conexión a Internet de 522 KBps, alrededor de medio megabyte por segundo, tardaría una hora y 42 minutos, un auténtico disparate. Esa velocidad equivale a una conexión a Internet de 4,176 Mbps. Podéis ampliar ambas imágenes haciendo clic en ellas.

Sin embargo, como mi velocidad de conexión a Internet es de 900 Mbps simétricos, el juego alcanzó picos de descarga de 92 MBps, unos 736 Mbps, y se descargó en menos de un minuto. Como podéis ver, la diferencia es enorme, hablamos de 1 hora y 42 minutos frente a menos de un minuto. La espera en el primer caso se haría tan tediosa, y larga, que podríamos dejar el juego descargando y salir a hacer otras cosas.

Obviamente, cuanto mayor sea nuestra velocidad de conexión a Internet más rápido se descargarán nuestros juegos, pero tampoco es imprescindible llegar a esos 900 Mbps. A partir de 100 Mbps ya podríamos descargar a 12,5 MBps, y con 300 Mbps el pico máximo de descarga estaría en 37,5 MBps, niveles que son óptimos, y suficientes, para que las descargas de juegos pesados no se nos hagan eternas.

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