Abell 1201: el mayor agujero negro es 33.000 millones de veces más masivo que el Sol

Abell 1201 es el nombre de un agujero negro supermasivo detectado por primera vez en 2003 en la galaxia del mismo nombre y que ahora, gracias a las últimas observaciones usando el efecto de lente gravitacional se ha comprobado que es mucho más grande de lo que se pensaba: 33.000 millones de veces más masivo que nuestro Sol. 

La investigación publicada en la Royal Astronomical Society nos pone sobre la pista de los agujeros negros supermasivos (SMBHs, por sus siglas en inglés), surgidos como una parte integral de los modelos de formación y evolución de las galaxias. Dicen los astrónomos que al menos existe uno de estos gigantes en el centro de cada galaxia y que éstas y los SMBH evolucionan entre sí desde su formación inicial en el Universo primitivo.

Así sucede en la galaxia NGC 7727, que contiene el par de agujeros negros supermasivos más cercanos a la Tierra encontrados hasta la fecha y peligrosamente juntos en términos de escala cosmológica, por lo que será inevitable que terminen fusionándose en uno solo aún más masivo. NGC 7727 es un tipo clásico de fusión de dos galaxias distintas (probablemente elípticas) que se fusionaron en una, tal y como se prevé que suceda con nuestra Vía Láctea y su vecina Andrómeda.

Abell 1201, el mayor agujero negro supermasivo

Retomando Abell 1201, hay que decir que es de los más grandes de su tipo. Está situado a unos 2.700 millones de años luz de distancia y tiene la friolera de 32,7 mil millones de veces la masa del Sol. Calculan que el diámetro del horizonte de sucesos abarcaría más de 1.290 unidades astronómicas. Poniendo el dato en contexto, decir que la distancia de Plutón al Sol es de apenas 40 unidades astronómicas. Es alucinante pensar en estas medidas que escapan de nuestra comprensión como otras distancias del Universo. 

agujero negro supermasivo

«Este agujero negro en particular, que tiene aproximadamente 30 mil millones de veces la masa de nuestro Sol, es uno de los más grandes jamás detectados y está en el límite superior de cuán grandes creemos que pueden llegar a ser teóricamente los agujeros negros, por lo que es un descubrimiento extremadamente emocionante»explica el físico James Nightingale de la Universidad de Durham en el Reino Unido.

Su medición ahora es muy superior a la de la primera captura de comienzos de siglo por el telescopio Hubble. Y es que no es sencillo. Se cree que existen muchos agujeros negros en el Universo, pero a menos que estén acumulando material activamente, un proceso que produce una gran cantidad de luz a medida que el material se calienta antes de caer en el agujero negro, no son fáciles de detectar.

Lente gravitacional para detectar agujeros negros

Como sabes, los agujeros negros en sí mismos no emiten luz que podamos detectar, por lo que debemos encontrarlos buscando el efecto que tienen en los objetos que los rodean. Y aquí entra ese efecto de lente gravitacional predicho por la teoría de la relatividad general de Einstein. Actúa en todo tipo de radiación electromagnética y no únicamente en luz visible y se forma cuando la luz procedente de objetos distantes y brillantes como quasares se curva alrededor de un objeto masivo (como una galaxia o agujero negro) situado entre el objeto emisor y el receptor.

Esto ocurre cuando el propio espacio-tiempo es deformado por la masa. Cualquier luz que viaje a través de esa región del espacio-tiempo tiene que viajar a lo largo de una trayectoria curva, muy interesante para observaciones lejanas. Los astrónomos pueden estudiar esta luz distorsionada para probar las propiedades de la masa de la lente.

La galaxia central o el cúmulo de galaxias más brillante (BCG) de Abell 1201, es una gran galaxia elíptica difusa conocida como una lente gravitatoria fuerte. Una galaxia mucho más allá de la BCG aparece junto a ella como una mancha alargada, como una ceja que envuelve estrechamente su periferia. Esta mancha fue descubierta en 2003 y ya en 2017 los astrónomos encontraron una segunda mancha más débil, incluso más cerca del centro galáctico.

Esto implica, según propusieron los astrónomos, la presencia de un agujero negro muy grande en el centro, pero los datos disponibles no eran lo suficientemente detallados para resolver la masa central o revelar más detalles sobre lo que había allí. Ahora han podido detectarlo resultando en el mayor agujero negro conocido. Los científicos esperan usar métodos similares para detectar y pesar otros agujeros negros en el Universo distante. Y quizá pistas de su evolución y cómo pueden llegar a ser tan gigantescos.

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