La música del mundo también se protegerá del Doomsday
Una empresa noruega pretende crear la ‘bóveda del fin del mundo’ para grabaciones musicales. Es un proyecto inspirado en el realizado para preservar el software de código abierto, que a su vez comparte localización y objetivos con el Arctic World Archive que se usa para el banco mundial de semillas.
Los humanos somos unos seres tan extraordinarios como impredecibles; capaces de lo mejor y también de lo peor. El Doomsday Clock 2021, la última edición del «reloj del juicio final» publicada por el Grupo de Científicos Atómicos, que marca la distancia temporal a la que la humanidad se encuentra del fin de mundo y un indicador universalmente reconocido del potencial de una catástrofe global, se encuentra a 100 segundos de la medianoche ante la situación climática, la realidad nuclear siempre preocupante, la guerra de la información, las tecnologías disruptivas y el COVID que ha llegado como un ciclón.
En previsión de que definitivamente perdamos la cabeza, hay varios proyectos en marcha para preservar contenido creado por la humanidad para las generaciones futuras.
Objetivo: proteger grabaciones musicales
La organización Elire Management Group con sede en Oslo planea construir otra bóveda apocalíptica que ubicada en el archipiélago de Svalbard, a medio camino entre Noruega y el Polo Norte, protegería grabaciones musicales durante al menos 1.000 años. «Queremos preservar la música que nos ha formado como seres humanos y ha dado forma a nuestras naciones», explicó Luke Jenkinson, director gerente de Global Music Vault y socio gerente de Elire.
El objetivo es utilizar “almacenamiento digital preparado para el futuro” para albergar las grabaciones musicales más importantes o únicas de la humanidad, desde los discos de los Beatles hasta la música indígena australiana.
La organización está en conversaciones con varios socios tecnológicos, incluyendo a Piql, la firma noruega que también administra el Arctic World Archive, una bóveda similar que alberga copias de artefactos como los manuscritos de la Biblioteca del Vaticano, las pinturas de Rembrandt o el código de todos los repositorios públicos activos de Github para preservar el software de código abierto.
El medio de almacenamiento de Piql «está construido para soportar el tipo de pulsos electromagnéticos extremos que podrían resultar de una explosión nuclear, que podrían dañar permanentemente los equipos electrónicos y causar estragos en los archivos digitales». El entorno de permafrost seco y las bajas temperaturas ayudarán a la conservación y desalentarán a visitar el área.
Para seleccionar qué grabaciones musicales se almacenarán, Elire se ha asociado con el Consejo Internacional de Música y crearán un comité global. Este grupo trabajará con grupos de música nacionales y elegirá las grabaciones de música “más preciadas y queridas” de varios países. El gran público también tendrá la oportunidad de votar sobre qué grabaciones se incluirán.
«Se trata de salvaguardar el futuro de la música al tener estos archivos del pasado». La idea general es la misma que con el software o con las semillas. Si se produce algún tipo de evento apocalíptico, no descartable ante la estupidez humana, el material preservado podría utilizarse para ayudar a reconstruir una sociedad global.
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