Tres tarjetas gráficas tope de gama que han envejecido muy mal y tres que han aguantado perfectamente
Todos los componentes de un PC envejecen y acaban quedando obsoletos, aunque hay algunos que sufren en mayor medida el paso del tiempo. Las tarjetas gráficas son, sin duda, uno de los componentes más vulnerables en este sentido, de hecho su ciclo de vida se ha reducido notablemente hasta quedar muy por debajo de otro de los componentes más sensibles a la edad: los procesadores.
Es probable que alguno de nuestros lectores piense directamente en la obsolescencia programada cuando hablamos de tarjetas gráficas, sobre todo por la creencia errónea de que NVIDIA y AMD «rompen» y desoptimizan a nivel de drivers las generaciones más antiguas para favorecer a las más nuevas. Esto no es cierto, es verdad que con la llegada de una nueva generación podemos ver mejoras de rendimiento que acaben produciendo una mayor distancia entre dos tarjetas gráficas de generaciones diferentes que, anteriormente, estaban empatadas, pero esto ocurre, normalmente, porque la más actual todavía no ha sido totalmente pulida y aprovechada a nivel de controladores, mientras que el modelo anterior lleva ya varios años recibiendo nuevos drivers que han terminado de extraer su potencial.
Podemos decirlo de una manera todavía más simple, las nuevas generaciones no tienen todavía perfectamente definido el soporte a nivel de drivers para aprovechar todas sus características y su potencia, así que es normal que experimenten mejoras de rendimiento con el paso del tiempo y la llegada de controladores más pulidos, mientras que los modelos de generaciones anteriores ya no tienen margen de mejora, o este es mínimo.
No obstante también debemos tener en cuenta algo muy importante a la hora de valorar el ciclo de vida y el envejecimiento de las tarjetas gráficas, su arquitectura y el momento en el que se lanzan. Ambas claves tienen una explicación tan importante como interesante, y vamos a verla a continuación.
La arquitectura es el pilar central de cualquier tarjeta gráfica. No solo define la tecnología que integra, sino también el soporte a nivel de APIs y el proceso de fabricación que se ha utilizado para crearla, aunque en algunos casos podemos encontrar pequeñas variaciones en este sentido que, al final, redundan en cambios mínimos. Por ejemplo, la arquitectura Pascal, utilizada en las GTX serie 10, está compuesta por modelos fabricados en 16 nm y en 14 nm.
En segundo lugar tenemos el momento de lanzamiento. Esto es muy importante por dos razones, la primera es la gran dependencia del gaming en PC con respecto a los desarrollos y a los avances en consolas, y la segunda la evolución continuada de las APIs y de los requisitos de los juegos, especialmente en el caso de los triple A. Por ejemplo, cuando se produjo la llegada de PS4 y Xbox One NVIDIA tenía en el mercado las GTX serie 700, una generación basada en Kepler que no estaba realmente preparada para trabajar con DirectX 12 y Vulkan, y que acabó siendo ampliamente superada un año después.
Comprar una tarjeta gráfica de última generación puede parecer una buena idea, pero hacerse con ella en un momento de transición generacional plena puede acabar siendo todo lo contrario. Kepler es sin duda uno de los mejores ejemplos, aunque al final todo dependerá realmente de la arquitectura. ¿Tienes dudas? Pues piensa en lo bien que han envejecido las Radeon R9 290, por ejemplo, que son coetáneas de Kepler.
Tres tarjetas gráficas tope de gama que han envejecido muy mal
Nos vamos a centrar en modelos recientes, es decir, en soluciones que por potencia bruta todavía serían viables a día de hoy, pero que, por una razón u otra, no han aguantado bien el paso del tiempo hasta el punto de acabar ofreciendo una experiencia de uso inferior a la que cabría esperar.
Si tenéis una de las tarjetas gráficas que vamos a listar y queréis actualizarla pero tenéis dudas sobre qué modelo elegir no os preocupéis, hace poco publicamos una guía de compras que os servirá como referencia y os ayudará a tener claro qué modelos son los que mejor se ajustan a vuestro presupuesto.
1.-GeForce GTX 780 Ti
Fue, en su momento, un objeto de deseo. NVIDIA la presentó como una solución extrema para jugadores que buscaban lo mejor del mercado y prometía que era capaz de mover juegos en 4K de manera fluida, una afirmación que, francamente, le quedaba muy grande.
Sí, la GeForce GTX 780 Ti llegó en un momento complicado, el 7 de noviembre de 2013, 8 días antes del lanzamiento de PS4 y dos semanas antes del lanzamiento de Xbox One, dos consolas que acabarían definiendo las bases que se iban a seguir en el desarrollo de los juegos de nueva generación.
NVIDIA utilizó la arquitectura Kepler, la misma que vimos en las GTX serie 600, de hecho el chip que dio vida a la GTX 780 Ti (GK110) no fue utilizado en dicha serie porque NVIDIA no tuvo necesidad real de hacerlo, ya que pudo competir con AMD utilizando el GK104, un chip que dio vida a las GTX 680, GTX 670 y GTX 660 Ti.
No hay duda de que la GTX 780 Ti cuenta con unas especificaciones impresionantes (suma 2.880 shaders, 240 unidades de texturizado y 48 unidades de rasterizado), pero su arquitectura está concebida para trabajar con DirectX 11 y tiene carencias importantes que no le permiten ofrecer un buen rendimiento con DirectX 12 y Vulkan. A esto debemos añadir, además, que sus 3 GB de memoria gráfica se han quedado cortos. Hoy en día el mínimo recomendable son 4 GB de memoria gráfica.
Si tienes una, juegas en 1080p y no eres especialmente exigente todavía podrás apurarla un poco más hasta la llegada de la nueva generación de consolas, pero está claro que es la tarjeta gráfica tope de gama que peor ha envejecido.
2.-Radeon R9 Fury X
Cuando AMD lanzó esta tarjeta gráfica en junio de 2015 generó sensaciones enfrentadas. En términos de arquitectura suponía un salto interesante, estaba preparada para trabajar de forma óptima con DirectX 12 y Vulkan, y contaba con una potencia bruta realmente grande, gracias a sus 4.096 shaders, 256 unidades de texturizado y 64 unidades de rasterizado, pero la presencia de solo 4 GB de memoria HBM generó dudas que, al final, se han cumplido.
La Radeon R9 Fury X no ha envejecido tan mal como la GTX 780 Ti, de eso no hay duda, y esto ha sido posible gracias al tema del soporte de APIs avanzadas al que hemos hecho referencia en el párrafo anterior, pero sus 4 GB de memoria gráfica se han convertido en un cuello de botella importante que hoy le está pasando factura, hasta tal punto que muestra tirones y tasas de FPS mínimos muy bajas en algunos títulos actuales.
Para entender esto un poco mejor solo tenemos que compararla con su rival directo de NVIDIA en aquella generación, la GTX 980 Ti, una tarjeta gráfica que ha envejecido mucho mejor gracias no solo a las mejoras que introdujo su arquitectura (Maxwell de segunda generación) sino también gracias a sus 6 GB de memoria gráfica.
El consumo de memoria gráfica de los juegos se ha disparado de forma notable, y en esto ha tenido mucho que ver la llegada de PS4 Pro y Xbox One X, dos consolas que disponen de una mayor cantidad de memoria unificada que pueden utilizar como memoria gráfica. Antes de su debut un juego en 1080p con calidad máxima rondaba un consumo medio de 2 GB, ahora ha subido hasta los 4 GB. Esto nos ayuda a entender de una manera sencilla los problemas que está teniendo la Radeon R9 Fury X para aguantar el paso del tiempo.
En caso de que tengas esta tarjeta gráfica no hay duda de que todavía ofrece potencia para jugar con todas las garantías en 1080p, pero si subes a 1440p y mantienes la calidad al máximo tendrás problemas en más de un juego.
3.-GeForce GTX 580
Fue una tarjeta gráfica muy polémica por la configuración de memoria gráfica que utilizó NVIDIA. La compañía que dirige Jen-Hsun Huang decidió utilizar configuraciones nada ortodoxas desde el lanzamiento de la serie GTX 200, una estrategia que ha mantenido en mayor o menor medida hasta nuestros días.
Por ejemplo, cuando teníamos como estándar 1 GB de memoria NVIDIA creía que era buena idea utilizar 896 MB, y cuando dimos el salto a los 2 GB hizo lo propio y montó 1,5 GB. Precisamente esa es la cantidad de memoria gráfica que suma la GTX 580, aunque es cierto que posteriormente lanzaron una versión equipada con 3 GB de memoria gráfica, pero era muy cara y tuvo una distribución muy limitada y se vendieron pocas unidades.
En términos de rendimiento bruto encaja con lo que podemos esperar de una GTX 660 o de una Radeon HD 7850, pero por cuestiones de arquitectura (bajo conteo de shaders compensado con altas frecuencias) y de soporte a nivel de drivers queda por debajo en títulos actuales, y sus 1,5 GB de memoria gráfica son un cuello de botella importante impide disfrutar de una buena experiencia en 1080p.
Su coetánea, la Radeon HD 6970, ha envejecido mejor gracias a sus 2 GB de memoria gráfica, una cifra que hoy en día es el mínimo para jugar en resolución Full HD (1080p) de manera estable sin hacer sacrificios muy grandes a nivel de calidad gráfica.
Si tienes una GeForce GTX 580 de 1,5 GB no te voy a contar nada que no sepas, ya habrás tenido problemas de «stuttering» y de «popping» cuando excedes el consumo de memoria gráfica en juegos. Deberías considerar una actualización, ya que cualquier tarjeta gráfica actual de gama media ofrece una potencia muy superior y un consumo mucho menor.
Tres modelos tope de gama que han envejecido bastante bien
Toca cambiar de enfoque, ahora nos centramos en tres tarjetas gráficas que en su momento fueron tope de gama y que han envejecido realmente bien a pesar de los años. Como en el caso anterior nos vamos a centrar en los modelos más actuales, es decir, no vamos a retroceder demasiados años. La razón es simple, queremos que este artículo tenga un toque histórico pero también didáctico y que os ayude conocer un poco mejor la evolución reciente y el estado del mercado de las tarjetas gráficas.
Las soluciones que vamos a ver son capaces de mover juegos actuales de una manera totalmente óptima en resoluciones 1080p, y alguna incluso puede con títulos en 4K siempre que ajustemos un poco la calidad gráfica, así que si tenéis alguna de ellas no necesitáis actualizar de momento, salvo que tengáis previsto cambiar de monitor y subir la resolución, o en caso de que queráis mejorar la fluidez o subir los ajustes gráficos.
1.-GeForce GTX 1080 Ti
Ha sido una de las mejores tarjetas gráficas tope de gama que ha lanzado NVIDIA. El salto a la arquitectura Pascal, que introdujo mejoras muy marcadas en el soporte de DirectX 12 y Vulkan, unida a sus excelentes especificaciones (3.584 shaders, 224 unidades de texturizado y 88 unidades de rasterizado) y a sus 11 GB de GDDR5X la convirtieron en una solución capaz de mover juegos en 4K con todas las garantías.
En efecto, esta ha sido la primera tarjeta gráfica que realmente ha podido con juegos de la generación actual en calidades máximas sin tener caídas graves de FPS, aunque es cierto que no lograba 60 FPS en todos los casos. El pasado año se vio desplazada por la serie RTX 20 de NVIDIA, pero ha aguantado tan bien el tirón que está más o menos al nivel de la RTX 2080, y solo es entre un 20 y un 30% más lenta de media que la RTX 2080 TI.
Todavía es capaz de mover cualquier cosa en 4K con fluidez, aunque en algunos casos tendremos que ajustar un poco la calidad gráfica. Por desgracia estamos empezando a ver una cierta tendencia en algunos juegos a «desoptimizar» (Red Dead Redemption 2 es el mejor ejemplo) que, unida a la dejadez a nivel de drivers, está empezando a perjudicar a la GTX 1080 Ti.
Esa dejadez tiene una explicación muy sencilla, los de verde están dando prioridad a nivel de drivers a la serie RTX 20, y esto está generando una mejora de rendimiento en algunos juegos muy concretos que está contribuyendo a alejar ligeramente a las RTX serie 20 de las GTX serie 10. A pesar de todo tranquilo, salvo desastre «forzado» la GTX 1080 Ti tiene una larga vida útil por delante.
2.-Radeon RX Vega 64
Sé que alguno habrá nombrado la Radeon VII, pero esta fue lanzada un año y medio después de la Radeon RX Vega 64, y en un proceso totalmente distinto, así que ambas fueron, en su momento, tarjetas gráficas tope de gama, y en general la segunda ha envejecido mejor.
AMD pulió de nuevo la arquitectura GCN para dar forma a una tarjeta gráfica que rescataba la fórmula de la Radeon R9 Fury X, pero que al mismo tiempo resolvía las principales carencias de aquella. En este sentido tenemos cuatro cambios importantes que marcaron la diferencia: el incremento de las frecuencias de trabajo, las mejoras a nivel de arquitectura, el incremento de la memoria gráfica a 8 GB y la integración en un diseño más económico y sencillo (sin refrigeración líquida).
La apuesta por DirectX 12 y Vulkan ha sido beneficiosa para AMD. La Radeon RX Vega 64 ha logrado superar en dichas APIs a tarjetas gráficas que son, en teoría, más caras y más potentes, y gracias al cuidado que ha recibido a nivel de drivers esta tarjeta gráfica está envejeciendo como el buen vino. Su rendimiento es tan bueno que está muy cerca de la Radeon RX 5700, una tarjeta gráfica que, os recuerdo, supera a la RTX 2060 de NVIDIA.
Su nivel óptimo está en resoluciones 1080p y 1440p, aunque es capaz de mover juegos en 4K de forma fluida si reducimos la calidad gráfica a niveles medios-altos, según las exigencias de cada título en concreto.
3.-GeForce GTX 980 Ti
No ha envejecido tan bien como la GTX 1080 Ti, pero la verdad es que está llevando el paso del tiempo de una manera increíblemente buena para los años que tiene, y os lo digo por experiencia propia, ya que es la tarjeta gráfica que utilizo actualmente.
Los números que maneja la GTX 980 Ti a nivel de especificaciones impresionan: 2.816 shaders, 176 unidades de texturizado y 96 unidades de rasterizado, todo acompañado de 6 GB de memoria GDDR5. Su potencia bruta es elevada, y gracias a las mejoras que trajo la arquitectura Maxwell de segunda generación se lleva mejor con Vulkan y DirectX 12.
Como vemos NVIDIA no repitió el error que vimos en al GTX 780 Ti y dobló la cantidad de memoria gráfica. Gracias a ello la GTX 980 Ti está disfrutando de una «vejez» mucho más «relajada», y todavía es capaz de ofrecer un excelente rendimiento en resoluciones 1080p y 1440p.
El único punto negativo lo encontramos en sus frecuencias de trabajo, que son bastante bajas en el modelo de referencia. Hacer overclock en la memoria gráfica y en la GPU es fácil y muy recomendable, ya que escala muy bien con cada MHz y nos ayuda a llevarla a un nivel en el que rinde un poco por encima de la GTX 1070.
Llevo con mi GTX 980 Ti varios años y estoy muy contento, tanto que solo me plantearía actualizar si cambiara de monitor para dar el salto a 4K, ya que como dije se maneja muy bien incluso en resoluciones 1440p.
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