Cuánta memoria RAM y VRAM necesitará tu PC para sobrevivir a Xbox Scarlett y PS5

El lanzamiento de Xbox Scarlett y PS5 supondrá un antes y un después en el mundo del gaming en PC, tanto en lo que respecta a los desarrollos de videojuegos como en todo lo relativo a los requisitos mínimos y recomendados, subirán las exigencias a nivel de procesador y de tarjeta gráfica, y también necesitaremos más memoria RAM y VRAM.

Sí, ya sé lo que estáis pensando, que es la tónica habitual y que con la llegada de cada nueva generación de consolas se repite la historia, y sí, es cierto, pero lo interesante está en que el incremento no se ha producido de una manera lineal, ha cambiado de forma clara en cada salto generacional, y lo más probable es que ocurra lo mismo con la llegada de PS5 y Xbox Scarlett.

Hace un par de meses indagamos en este tema centrándonos en los procesadores que podrían quedar obsoletos con el lanzamiento de las consolas de nueva generación, y recientemente hicimos lo propio con las tarjetas gráficas que no serán capaces de aguantar la transición generacional. Hoy vamos a mantener esa misma idea, pero centrándonos en dos componentes fundamentales que pueden marcar una gran diferencia: la memoria RAM y la memoria VRAM.

Nuestro objetivo en este artículo es determinar qué cantidad de memoria RAM y VRAM va a necesitar nuestro PC para poder aguantar la transición que veremos con Xbox Scarlett y PS5. Sé que puede parecer complicado, sobre todo teniendo en cuenta que todavía no se han confirmado las especificaciones definitivas de ambas consolas, pero gracias a las diferentes informaciones oficiales y a las últimas filtraciones tenemos una base más que suficiente para deducir de una manera acertada el nivel mínimo que necesitaremos de ambos componentes.

RAM y VRAM en PS5 y Xbox Scarlett: una arquitectura unificada

arquitectura de memoria

Lo primero que debemos tener en cuenta es que las consolas de nueva generación van a repetir la arquitectura de memoria unificada que hemos visto en Xbox One y PS4, y que también ha estado presente en Xbox One X y PS4 Pro.

¿Qué es una arquitectura de memoria unificada? Puede sonar como un concepto complicado, pero en realidad no lo es si se explica de una manera adecuada. Un PC tiene una determinada cantidad de memoria RAM que va instalada en la placa base y que, dependiendo de la configuración puede tener normalmente un bus de 64 bits (single channel, canal único) o de 128 bits (dual channel, doble canal). Cuando utilizamos un solo módulo tendremos 64 bits, y cuando utilizamos dos subirá a 128 bits. A grandes rasgos el bus determina, junto a la frecuencia de trabajo de la memoria, el ancho de banda total.

La memoria gráfica, también conocida como VRAM, va integrada en el PCB de la tarjeta gráfica. Esto quiere decir que tiene su propio bus y que trabaja a una frecuencia distinta. Por ejemplo, una RTX 2080 tiene un bus de 256 bits y 8 GB de GDDR6 que funcionan a 14 GHz. Es mucho más rápida que la memoria RAM que utilizamos en un PC.

Pues bien, en la arquitectura de memoria unificada que utilizan las consolas no existe esa diferenciación, solo hay una cantidad determinada de memoria que utiliza un bus y tiene una frecuencia exacta. Por ejemplo, PS4 tiene 8 GB de GDDR5 sobre un bus de 256 bits, y esa cantidad se reparte como RAM y VRAM.

Si no recuerdo mal de esos 8 GB de GDDR5 los desarrolladores tienen disponibles un total de 5 GB, ya que el resto se utiliza por el sistema operativo de la consola y no están disponibles. Esto quiere decir que los juegos de la generación actual tienen a su disposición esa cantidad de memoria a repartir como RAM y VRAM, normalmente en una proporción de 4 GB y 1 GB.

Con la llegada de Xbox One X se produjo un aumento considerable del total de memoria unificada, que pasó de 8 GB a 12 GB (también de tipo GDDR5 pero con un bus de 384 bits). De esos 12 GB los desarrolladores tienen disponibles 9 GB en total, también a repartir como RAM y VRAM.

Ahora que tenemos claras las diferencias que plantea la arquitectura unificada y la importancia de la memoria total frente a la memoria disponible real podemos seguir avanzando en nuestro artículo. Como hemos dicho Xbox Scarlett y PS5 van a utilizar esa arquitectura, y tendrán que reservar una cantidad de terminada de memoria al sistema operativo, así que no toda estará disponible para ser utilizada en juegos como RAM y VRAM.

Los 16 GB de RAM y 8 GB de VRAM serán el nuevo estándar

memoria RAM

Según las filtraciones más recientes que hemos tenido la oportunidad de ver PS5 y Xbox Scarlett van a contar al menos con 20 GB de memoria unificada de tipo GDDR6, y se comenta que estarán apoyadas por 4 GB de LPDDR4 que quedarán dedicados al sistema operativo.

La utilización de una RAM más lenta reservada para el sistema operativo y la interfaz no es algo nuevo, Sony ya integró 1 GB de DDR3 en PS4 Pro para liberar un poco de memoria GDDR5. Fue un movimiento acertado, ya que gracias a ello los desarrolladores pueden trabajar con 5,5 GB en lugar de 5 GB.

Si esto se confirma esos 20 GB de memoria unificada de Xbox Scarlett y PS5 estarán disponibles por completo (o casi) para los desarrolladores de juegos, y se repartirán para trabajar como memoria RAM y VRAM. Lo más probable es que esa cifra se reparta de la siguiente manera: 12 GB como RAM y 8 GB como VRAM.

La conclusión que podemos sacar es muy sencilla, necesitaremos 16 GB de RAM y una tarjeta gráfica con al menos 8 GB de memoria para mover con garantías juegos de nueva generación, y no podemos descartar que esos niveles aumenten si Sony y Microsoft deciden lanzar versiones mejoradas de PS5 y Xbox Scarlett a modo de renovaciones intergeneracionales, algo que ya hicieron con PS4 Pro y Xbox Scarlett.

Ahora mismo el mínimo para jugar en condiciones más que aceptables está fijado en 8 GB de memoria RAM y 4 GB de memoria gráfica, así que ese incremento de requisitos tiene mucho sentido, ya que hablamos del doble, aunque es probable que durante la etapa de transición generacional, es decir, durante la fase de coexistencia entre la generación actual (PS4 y Xbox One) y la nueva generación (PS5 y Xbox Scarlett) sea viable seguir jugando con garantías con configuraciones inferiores.

Notas finales

Xbox One X

Si tienes un equipo configurado con 32 GB de memoria RAM y una tarjeta gráfica como la GTX 1080 Ti, que suma 11 GB de memoria gráfica, o la Radeon VII, que tiene 16 GB de HBM2, superas con creces el estándar de la próxima generación en ambos apartados, pero ten en cuenta que la optimización siempre jugará a favor de las consolas, y que puede que ambas tarjetas gráficas acaben perdiendo fuelle según se vaya completando la transición a PS5 y Xbox Scarlett.

Sé que puede parecer exagerado ahora, pero ambas consolas utilizarán una nueva arquitectura gráfica y contarán con soporte de trazado de rayos, así que es probable que aquellas tarjetas gráficas que no cuenten con hardware dedicado para acelerar dicha tecnología tengan un ciclo de vida más corto de lo que cabría imaginar en un principio.

En teoría las tarjetas gráficas RTX serie 20 de NVIDIA debería estar mejor preparadas para aguantar esa transición, gracias a la presencia de los núcleos RT que ofrecen aceleración de trazado de rayos por hardware, pero habrá que esperar a ver qué tipo de aceleración utilizan exactamente las consolas de nueva generación para poder sacar conclusiones debidamente fundamentadas en este sentido.

Sabemos que ambas contarán con una GPU Radeon RDNA de segunda generación, y que dicho núcleo gráfico vendrá con hardware dedicado a trazado de rayos, así que es probable que veamos una aproximación cercana a los núcleos RT de NVIDIA. Esto sería bueno tanto para los desarrolladores como para los usuarios, ya que facilitaría un desarrollo unificado alrededor de un único tipo de hardware.

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