Total War: WARHAMMER III, así se remata una trilogía magnífica

Total War: WARHAMMER III era uno de los juegos más esperado del mes y desde el pasado jueves ya lo tenemos entre nosotros. Como grandes amantes de los juegos de estrategia no podíamos dejar de contarte nuestra experiencia. Y podemos adelantarte que estamos ante un juego sobresaliente.

Casi hemos perdido la cuenta del número de entregas producidas bajo la marca Total War. Aunque no todas han estado al mismo nivel, el estudio británico The Creative Assembly ha conseguido mantenerla como una de las franquicias de videojuegos más longevas y exitosas del género de estrategia. Concebida en su origen y desarrollada en entornos históricos, pocos pensaban (incluido el que suscribe) que trasladarla al universo de fantasía Warhammer (original de juegos de tablero de la firma Games Workshop) resultara tan productivo.

A los viejos seguidores de la saga nos gustó la primera entrega Warhammer de 2016. Y llegó la segunda parte, aún mejor, que por las cifras de venta y críticas creemos consiguió atraer a otros cuantos decenas de miles de nuevos seguidores. Después de un paréntesis de remastered de juegos anteriores y la vuelta a los entornos históricos reales con el Total War: Three Kingdoms, que nos acercó (de la mejor manera porque fue otra entrega de gran calidad) a los conflictos épicos de la antigua China, aquí tenemos el cierre de la trilogía Warhammer.

Total War: WARHAMMER III, requisitos

Comenzamos revisando los requisitos de hardware que necesitarás para ejecutar el juego. Sobre el papel los mínimos son muy contenidos. Demasiado. Sinceramente, no creemos que con ellos se pueda obtener una experiencia razonable.

  • Procesador: Intel Core i3 / Ryzen 3 series.
  • Gráfica: NVIDIA GTX 900/AMD RX 400 series | Intel Iris Xe.
  • 6 GB RAM.
  • 120 GB de espacio en disco.
  • DirectX 11.

Los requisitos recomendados se acercan más a lo necesario para disfrutar del juego. No es un shooter, pero exige nivel para manejar algunas de sus partes como las batallas en tiempo real y el mapa general que como luego veremos es grande, detallado y con multitud de elementos.

  • Procesador: Intel Core i5 / Ryzen 5 series.
  • Gráfica: NVIDIA GeForce GTX 1660 Ti/AMD RX 5600-XT series.
  • 8 GB RAM.
  • 120 GB de espacio en disco.
  • DirectX 11.

Comentar que el juego solo se ha lanzado de momento para Windows (soportado de 7 a 11), pero el desarrollador ha prometido que la versión para macOS y Linux llegará a comienzos de primavera. Conociendo los Total War anteriores, nosotros hemos ido «sobrados» de hardware desde el principio. Para que tengas una idea, lo hemos probado en dos equipos:

  • Sobremesa con Windows 10 actualizado, CPU Ryzen 7 3800X 8-Core, 32 Gbytes de RAM DDR4, SSD PCIe Gen4 y una gráfica NVIDIA RTX 2080 SUPER para alimentar una pantalla panorámica con resolución 3K+.
  • Portátil con Windows 11 actualizado, CPU Intel Core i7-11370H, 16 Gbytes de RAM DDR4, SSD PCI Gen3 y una RTX 3060 para alimentar la pantalla a FHD.

En ambos equipos hemos obtenido una gran experiencia de juego en la configuración gráfica más alta, Ultra, pero en el portátil, han zumbado los ventiladores casi desde el comienzo y hemos recibido algún aviso de ocupación de la memoria gráfica. Una muestra de que el juego es exigente con el hardware y que los requisitos mínimos listados son claramente insuficientes. Usa el mejor equipo que tengas y baja el nivel de calidad y resolución si es necesario. Además, procura tener espacio libre en disco porque el juego ocupa la friolera de 120 Gbytes.

Total War: WARHAMMER III, características

«Se acerca el final cataclísmico de la trilogía… Reagrupa a tus fuerzas y adéntrate en el Reino del Caos, una dimensión de terrores horripilantes en la que se decidirá el destino del mundo. ¿Conquistarás a tus demonios… o los dirigirás?» Así se describe de inicio un juego que -para quien no lo conozca- combina con gran acierto la estrategia por turnos típica de la construcción de imperios y el combate táctico que se desarrolla en tiempo real.

Total War: WARHAMMER III

Así ha sido el funcionamiento de toda la serie, aunque las mejoras se han ido sucediendo a todos los niveles en las numerosas entregas que han ido llegando. Claro qué, el uso de un universo fantástico ha permitido al desarrollador en esta trilogía liberarse de los condicionantes que siempre tienen las recreaciones históricas y desplegar novedades adicionales, en el mismo entorno visual, en las facciones, en las mecánicas de juego, en el combate y en general en todo el juego.

Jugabilidad infinita y variada

Total War: WARHAMMER III es la culminación de la trilogía fantástica, pero también es de las mejores producidas hasta la fecha. El título ofrece una cantidad de horas de juego simplemente incalculable. Para empezar, ofrece una campaña para un solo jugador que incluye siete facciones distintas y una octava adicional y gratuita para los usuarios que reservaron el juego.

Las facciones consideradas principales son las que conforman los «cuatro Poderes Ruinosos» y pretenden sumir al mundo en la corrupción demoníaca. Nurgle, el Dios de la Plaga; Slaanesh, el Dios del Exceso; Tzeentch, El Que Cambia Las Cosas; y Khorne, el Dios de la Sangre y la Matanza. Como introducción a ellas, también tenemos la campaña de Demonios del Caos que recomendamos jugar antes de las otras cuatro. En el confín entre los mundos, otros dos poderosos reinos (humanos) oponen resistencia: los guerreros de Kislev y el Gran Catai, mientras que los Reinos Ogros se ha incluido adicionalmente como decíamos.

Cada facción es distinta, sus líderes, unidades, asentamientos, edificios, objetivos, mecánicas de juego, ruta de investigación… Y además pueden jugarse al mando de distintos Señores Legendarios en cada facción, algunos elegibles desde el comienzo de las campañas y otros que podrás desbloquear después. Ello alarga la longevidad del juego hasta el infinito porque cada facción es como si fuera un juego distinto. Además, como sucedió en WARHAMMER II, puedes esperar para el futuro una gran cantidad de contenido descargable y expansiones con otras muchas facciones y novedades.

Y más contenido. Teniendo en cuenta que la curva de aprendizaje de esta serie es elevada, Creative Assembly ha preparado una campaña adicional a modo de prólogo. Es cuasi-obligatoria para nuevos jugadores y recomendable para los que conozcan la serie, ya que no solo repasa los fundamentos básicos sino que nos pone en situación de la historia general. No te la vamos a destripar; ya descubrirás como mortales y demonios tendrán que enfrentarse en el «Reino del Caos».

El juego también cuenta con campaña multijugador, tanto con partidas en línea a las que puedes ingresar como en red local que puedes crear. Finalmente, la guinda en modos de juego la ponen las Batallas. Hay de varios tipos. Unas a las que puedes invitar a amigos. Otras contra la IA que puedes personalizar absolutamente como quieras en mapas o ejércitos y batallas de aventura por raza y también salas multijugador. Lo dicho, jugabilidad infinita que te dejará sin vida a poco que te guste el género de la estrategia. Y este juego, con total seguridad, gustará a nuevos y viejos seguidores.

Interfaz con todo al alcance

Los que hayan jugado el Total War: WARHAMMER II se sentirán como en casa. Incluye muchos de los conceptos vistos en él y en general en toda la serie. El cuidado en el apartado visual es soberbio, desde las cinemáticas que nos van introduciendo en la historia al sonido, que sin ser lo mejor del juego acompaña correctamente. El idioma inglés es el principal en el audio del juego, pero todos los textos están localizados al español, al igual que las voces de nuestro «consejero» que sirve como ayuda e introductor de misiones. Lo reconocerás del juego anterior porque es el mismo traductor y suena realmente bien.

La interfaz de la vista general de la campaña también es conocida. Puede parecer simple a primera vista, pero nada más lejos de la realidad. Tiene mucho, mucho que ver y que hacer, pero solo si quieres. Cuenta con atajos de teclado para acceso, pero se puede manejar sin problema a golpe de clic de ratón y permite tener todos los apartados bajo control.

Uno de los menús es el general del propio juego donde se gestiona vídeo, sonido y guardado de partidas, y otro de información desplegable a voluntad del usuario. Incluye la vista de eventos del mundo, las provincias, tus señores y héroes o las facciones conocidas, además del mini-mapa habitual de Total War, con zoom incorporado que permite fijar marcadores en puntos específicos que consideres relevante para traslado inmediato a ellos.

Si los grupos anteriores son los generales de la interfaz, cada facción tiene otros dos marcos distintos según sus objetivos y propio modo de juego. El menú del centro de la pantalla solo tiene en común el tesoro del que dispongamos en cada momento derivado de nuestro nivel, comercio, asentamientos y edificios o el que vayamos consiguiendo en las batallas o misiones. Un elemento a vigilar, especialmente por los gastos de mantenimiento del ejército, muy caro.

El menú de acción de la parte inferior también es conocido del Warhammer II, con acceso directo a puntos comunes como los objetivos de la campaña, la diplomacia, el árbol de estrategia o el botón de cambio de turno, que debemos realizar no sin repasar las notificaciones que informan de lo que podemos hacer en ese turno. El resto de botones es distinto para cada facción. Y es que como decíamos, jugar con una u otra es que como si estuviéramos en juegos distintos.

Mapa de campaña enorme

El mapa general de Total War: WARHAMMER III tiene una escala enorme, seguramente el mayor de la saga. Es un mapa global dividido en regiones donde se sitúan las diferentes facciones y cada uno de sus líderes. Todas comienzan en el mismo mapa, pero en distintas localizaciones. Visualmente atractivo en un 3D muy detallado, cuenta con un nivel de zoom enorme, típico de Total War, que funciona a la perfección con la rueda del ratón. El usuario puede usar el que le sea más útil en cada momento, por ejemplo acercándolo para ver todos los detalles.

O alejar el zoom al máximo para acceder al mapa estratégico. Permite ver la parte del territorio que conozcamos y el control de zona definido por nuestra facción y la de rivales y aliados con distintos colores. Cuenta con varios filtros según la propiedad de cada región, estado diplomático, control o crecimiento y permite obtener información general de cómo llevamos la campaña, localizar rivales, aliados, capitales o recursos.

El mapeado incluye zonas distintas, sabanas, montañas, hielo o volcánicas e incluye los asentamientos que con el tiempo se pueden convertir en verdaderas fortalezas, defensivas en distinto grado de protección en murallas y torres, ofensivas ya que son ahí donde podemos crear los edificios que nos darán acceso a las distintas unidades para el ejército o la creación de nuevos señores legendarios y héroes.

El control de las ciudades que componen las regiones es capital, porque también son las que garantizan los recursos, el aumento de la población o el mantenimiento del orden público. No se puede construir de todo y en todos sitios. Cada personaje accede a instalaciones determinadas por su características propias, otras solo se activan en determinadas zonas y algunas se liberan aumentando el nivel tecnológico. El clima también influye y si tomas ciudades en zonas para la que tu facción no es apta, tendrás importantes penalizaciones.

Por lo demás, el modo de juego sigue la norma de la saga: estrategia por turnos a modo de construcción de imperios. Y hay mucho por hacer en cada uno de ellos ya que el tiempo en el mapa de campaña avanza con cada turno. En el que te corresponde, gestionas todo lo que hemos comentado, la estrategia general, la mejora de los asentamientos o el cumplimiento de algunas misiones que tienen tiempo reducido para conseguirlas. Y mueves tus ejércitos por el mapa en el número de movimientos que tu nivel permita. No dejes de hacerlo porque en cada uno de los turnos tus rivales se reforzarán.

Mejoras en diplomacia e investigación

La diplomacia es uno de los apartados revisados en esta entrega, está más equilibrada y ofrece mejoras de interés. Durante tu turno, puedes negociar con cualquier facción que hayas descubierto y proponerle acuerdos comerciales o pactos de no agresión. O romper acuerdos con terceros. A medida que vayas mejorando la relación podrás acceder al acceso militar, la alianza defensiva y finalmente, cuando además de una excelente relación seas lo suficientemente fuerte, puedes intentar que se una a tu confederación y asimilar su facción a la tuya.

Una de las novedades del juego es la capacidad de construir puestos de avanzada dentro de las ciudades aliadas para reclutar tropas para tu ejército. Además de reforzarlo en número de unidades, es una gran opción para lograr un ejército más diverso y compensar cualquier debilidad que tenga la composición del tuyo propio. También puedes intercambiar territorios y tomar prestados ejércitos aliados, sea como protección de zonas concretas o como distracción de las actividades de tus fuerzas principales.

Otra de las funciones añadidas es el denominado «acuerdo de equilibrio». Está destinado a eliminar la frustración de tratar de encontrar un compromiso que la otra parte acepte y lograr que cumplan los acuerdos existentes, ya que en juegos anteriores algunas facciones eran demasiado pusilánimes a la hora de compartir tus guerras. También puedes amenazar a las facciones que no cooperen si tu grado de temor para ellas es lo suficientemente fuerte. Es imposible lograr solo los objetivos del juego por lo que las mejoras aquí son bienvenidas. La diplomacia es un arma casi tan importante como la batalla.

Como otros juegos de construcción de imperios, cuenta con otro apartado de investigación de nuevas tecnologías. Pero no funciona igual en todas las facciones. Unas cuentan con un árbol estratégico típico donde se van consiguiendo tecnologías militares, comerciales, sociales o accesos a determinados edificios o unidades en un número de turnos determinados.

Otras facciones carecen de todo ello y apuestan por reforzar las capacidades de los líderes de nuestro ejército según la ‘Gloria Demoníaca» que vayamos consiguiendo en cada turno, la global del caos o la de cada uno de los cuatro dioses del caos presentes en el juego y por los que podemos optar según nuestras acciones. Otra muestra de la gran diversidad de jugar con una u otra facción, incluso distinta según el señor legendario con el que juegues de inicio.

Combate: «guerra total»

La estrategia por turnos en el mapa de campaña es sumamente interesante, pero a los que le guste más la acción el modo de combate es otro juego en sí mismo y para algunos lo más divertido de la saga. Si en el modo estratégico por turnos hay muchos títulos que hacen lo mismo (o mejor) que Total War (véase Civilization), el modo de combate es verdaderamente la característica definitoria de la saga desde desde el Shogun original.

Este modo de combate se reproduce en tiempo real con distintos niveles de velocidad y una pausa que puede activarse cuando el combate se líe (y se liará de verdad) para tener más tranquilidad a la hora de dar las órdenes. Permite manejar varios ejércitos, un gran número de unidades en pantalla, con múltiples tácticas dependiendo del tipo de territorio, capacidades de las unidades propias y rivales, si se trata de vencer solo a un señor rival, a un ejército completo o conquistar un asentamiento.

Y eso en el mapa general porque más adelante tendrás que dirigir tus fuerzas a los dominios de los dioses del caos y completar unas pruebas antes de enfrentarte al malo malísimo del juego. En un juego de fantasía la magia importa y mucho más en el mundo de los dioses.

Aunque hay distintas condiciones de victoria, todas terminan pasando por guerrear. Las unidades son -por mucho- lo más caro de mantener en el juego, por lo que es obligatorio salvaguardarlas en la medida de lo posible. A veces, la mejor decisión táctica es reducir las pérdidas y huir hasta que estemos mejor preparados. Otras veces no habrá más remedio que luchar con lo que tengamos. Hay misiones secundarias que dan grandes beneficios, pero que se tienen que realizar en un número de turnos determinado. Tendrás que ver si compensan.

La dificultad de las batallas (y de la propia campaña) se puede gestionar en el panel de configuración del juego. La segunda, la ‘normal’, es la recomendada para empezar, si bien puedes reducirla a una más sencilla. Y si te atreves, puede optar por la más difícil y añadir un modo ‘realista’ donde no tendrás mapa en el radar ni tampoco información contextual. Tampoco podrás reducir la velocidad de la batalla ni dar órdenes en pausa. Solo para los mejores jugadores porque es cuasi imposible y no permite el mínimo fallo.

Los señores legendarios son las unidades más importante de las batallas y de todo el juego. Hay varios a elegir de cada facción y otros que se desbloquearán cuando avances en la campaña. Realmente, sus capacidades son las definen todo el tipo de juego, desde la localización del mapa donde empezamos, los asentamientos a los que podremos acceder, las estructuras que podamos construir, las unidades que podamos reclutar y un larguísimo etc. No hemos podido probar todos, pero son bastante diferentes, incluso formando parte de la misma facción.

La gestión del señor da paso a un apartado rolero que nos gusta. Está preconfigurados y no se puede modificar de inicio sus estadísticas principales, pero sí se pueden modificar bastante a medida que vayan subiendo de nivel y podamos asignar puntos de habilidad en un montón de apartados.

También podremos ir asignándoles objetos mágicos, físicos u otros que vayamos consiguiendo por el mapa o en las batallas , distintos según el señor para ir mejorando sus capacidades. Y no solo para las batallas, ya que algunos reducen el mantenimiento del ejército, aumentan el control de las provincias o permiten reclutar unidades con mayor rango. Estos objetos pueden ser asignados a cualquiera de los señores o héroes con los que contemos.

Las unidades de ejército también son distintas para cada facción. Algunas son conocidas de juegos anteriores y otras son totalmente nuevas. En este grupo destacan los ‘héroes’, unidades especiales que se pueden añadir al ejército o realizar misiones por separado a lo largo del mapa. Se reclutan en las ciudades en un apartado especial y al igual que el resto de unidades, si bien éstos también pueden ser reclutados por los propios señores.

Lo dejamos aquí porque el resumen sería interminable; los amantes de la saga lo conocen y los nuevos lo irán descubriendo por sí mismos después de muchas horas si quieren dominarlo. El distribuidor nos mandó el código de acceso a la versión de prueba previa bastante tarde y no hemos querido retrasar más el análisis, pero para que tengas una idea llevamos 50 horas de juego con una sola facción y probadas ligeramente el resto. Nos quedan otros héroes y facciones por explorar y los modos multijugador que no hemos podido ni tocar. Y lo que nos queda, el juego es enorme.

Disponibilidad y precio

Total War: WARHAMMER III es obligatorio para todo amante de los videojuegos de estrategia y para cualquier usuario que pretenda acercarse a un género que ofrece grandes satisfacciones y una longevidad impresionantemente elevada. Quizá Total War no sea la franquicia más sencilla para empezar en (por su profundidad), pero es, sin duda, de las mejores que puedes jugar y dispone de una quincena de títulos con distinta ambientación para elegir.

Creative Assembly sorprendió al llevar la saga a Warhammer y el resultado ha sido tan fantástico como el propio universo. La tercera entrega es una culminación soberbia de la trilogía y de los mejores Total War de siempre. Un mapa enorme, visualmente detallado, con prólogo jugable bienvenido para iniciarse, nuevas facciones con sus propios asentamientos, líderes, unidades y mecánicas, y esa combinación acertadísima de estrategia por turnos y combate en tiempo real, logra con merecimiento nuestro logo de producto recomendado.

Producto Recomendado

Total War: WARHAMMER III está siendo distribuida por SEGA y Koch Media, disponible desde el pasado jueves en las plataformas digitales Steam, Epic Games y Microsoft Store (incluido en el servicio PC Game Pass), así como en minoristas como Amazon que ofrecen una Edición Limitada con un Bonus DLC de Los Reinos Ogros. Su precio oficial es de 59,99 euros. Algo elevado para unos juegos de PCs que ya se han puesto al mismo nivel que los de consolas.

Eso sí, frente a decepciones cercanas de otros triple-A, este juego vale cada euro que cuesta y te lo recomendamos totalmente. Ahora en el lanzamiento o posteriormente en cualquier promoción porque estos juegos no pasan de moda. Además, a los usuarios de Windows próximamente se podrán unir los de Linux o macOS porque el desarrollador ha prometido versiones la próxima primavera. Un trabajo excelente el de Creative Assembly.

Valoración final
9.3 NOTA
NOS GUSTA
Gran nivel estratégico y táctico
Mapa enorme
Nuevas facciones y mecánicas
Horas de juego infinitas
A MEJORAR
Precio
RESUMEN
Total War: WARHAMMER III es la última entrega de una de las franquicias de videojuegos más longevas y exitosas del género de estrategia y el cierre a la trilogía ambientada en el universo de fantasía Warhammer. Un remate sobresaliente de esta serie que combina acertadamente estrategia por turnos y combate táctico en tiempo real.
Gráficos y sonido9
Jugabilidad9.5
Rendimiento8.5
Duración10

La entrada Total War: WARHAMMER III, así se remata una trilogía magnífica es original de MuyComputer


Comentarios

Entradas populares de este blog

Seat Ateca, vistas

Hyundai Staria, calibre

Alienware Area-51m, el portátil gamer más potente