AMD limitó el modo turbo de los Ryzen 3000 para no reducir su vida útil
El modo turbo de los procesadores Ryzen 3000 de AMD sigue generando polémica. Hace poco vimos una completa comparativa que confirmaba que el Ryzen 7 3800X no siempre era capaz de alcanzar la frecuencia máxima fijada en el modo turbo, y que ésta dependía en gran medida de la placa base utilizada.
Teníamos muchas dudas sobre qué estaba ocurriendo exactamente, y gracias a Shamino, un empleado de ASUS (y un overclocker muy conocido) podemos aclarar un poco el tema. La frecuencia máxima que alcanzan los procesadores Ryzen 3000 de AMD dependen de diferentes aspectos que ya hemos visto en artículos anteriores y que quedan, en resumen, centrados en estos puntos:
- Temperaturas de trabajo y refrigeración (si la temperatura es elevada el modo turbo se limita).
- Alimentación (voltaje y amperaje).
- Número de núcleos activos (si solo se utilizan uno o dos núcleos el modo turbo puede llegar a un nivel superior).
En el caso del Ryzen 7 3800X el valor máximo del modo turbo con uno o dos núcleos activos es de 4,5 GHz, una cifra que algunas placas base logran superar, pero en otras queda por debajo de los 4,4 GHz. Según Shamino esto se debe a que AMD modificó el algoritmo del modo turbo con una actualización AGESA para hacer que su comportamiento fuese más «conservador».
El motivo es, según Shamino, que AMD ha querido evitar posibles problemas derivados de un modo turbo muy agresivo que puedan afectar a la vida útil de sus procesadores Ryzen 3000, es decir, prevenir degradaciones que acaben afectando al chip a nivel de silicio derivados de la electromigración.
Sé lo que estáis pensando, ¿realmente hay un riesgo elevado de que se produzca degradación por elevar las frecuencias de trabajo unos pocos MHz? Debemos tener en cuenta que la arquitectura Zen, y todas sus variantes (Zen+ y Zen 2), es muy sensible a las temperaturas de trabajo y al voltaje, y al mismo tiempo presenta por sus propias particularidades limitaciones muy marcadas para llegar a determinadas frecuencias.
Esto quiere decir que la diferencia en términos de temperatura y de voltajes para pasar, por ejemplo, de 4,2 a 4,3 GHz puede ser muy grande, hasta tal punto que no merezca la pena. Hay casos de procesadores que quedan inestables por un simple aumento de 50 a 100 MHz, o que aumentan sus temperaturas hasta entrar en un nivel no seguro, así que entiendo el planteamiento de Shamino, ya que un modo turbo agresivo puede acabar comprometiendo ciertos valores que afecten de forma continuada al silicio y aceleren su degradación.
Con todo, debo decir que AMD debería explicar de forma pública qué está ocurriendo y poner fin de una vez a toda la polémica que se ha creado alrededor del modo turbo de los Ryzen 3000. Antes de terminar os recuerdo que si tenéis un procesador Ryzen lo ideal es no superar los 75 grados C ni los 1,4 V.
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