AMD tiene un problema con los 5 GHz y debe empezar a olvidarlo

Desde que llegaron al mercado los procesadores Ryzen se produjo un cambio importante en el sector CPU. AMD volvía al buen camino, y con el lanzamiento de las generaciones Ryzen 2000 y Ryzen 3000 no ha hecho más que demostrar que las arquitecturas Zen, Zen+ y Zen 2 son muy competitivas tanto a nivel de rendimiento como de consumo, temperaturas y, sobre todo, precio.

Ya lo hemos hablado en ocasiones anteriores. Gracias al buen hacer de AMD con los procesadores Ryzen de primera, segunda y tercera generación tenemos, hoy, la posibilidad de comprar CPUs de seis núcleos por 130-150 euros, y podemos encontrar modelos con hasta ocho núcleos y dieciséis hilos por unos 200 euros. Hasta hace poco más de dos años con ese dinero apenas habríamos podido comprar un procesador de cuatro núcleos y cuatro hilos.

El salto y la evolución que hemos vivido desde que se produjo el debut de los procesadores Ryzen de AMD ha sido enorme, y su importancia en el sector está fuera de toda duda, pero la compañía de Sunnyvale ha cometido algunos errores que, por desgracia, se están cebando especialmente con los modelos de tercera generación.

No me malinterpretéis, los Ryzen 3000 ofrecen un valor excelente en relación precio-rendimiento, han logrado alcanzar a Intel en términos de IPC y solo se alejan de aquellos en rendimiento bruto por núcleo debido a las frecuencias de trabajo que alcanzan los Core del gigante del chip.

Como recordarán nuestros lectores habituales Intel utiliza una arquitectura de núcleo monolítica que integra todos los componentes del procesador en una única pastilla de silicio. Esto encarece los costes productivos, complica los diseños y hace que los saltos de proceso sean más lentos, pero permite un mayor rendimiento por núcleo con cachés más contenidas y unas frecuencias de trabajo más altas.

En el caso de AMD la arquitectura Zen, y todos sus derivados, utilizan un diseño modular en el que los distintos elementos del procesador se dividen en varias pastillas de silicio. Por ejemplo, un Ryzen 9 3900X tiene dos chiplets de ocho núcleos cada uno en una configuración de 6 + 6 activos, interconectados por un sistema Infinity Fabric y comunicados con un chip I/O. Esto simplifica el diseño CPU (los chiplets), pero aumenta la dependencia de la caché, de la memoria RAM y reduce el máximo de frecuencia que puede alcanzar de forma estable.

AMD se ha obsesionado innecesariamente con las frecuencias

Hemos hecho una recapitulación de la arquitectura que utilizan ambas compañías porque es clave para entender el núcleo de este artículo, y es que AMD se ha obsesionado innecesariamente con las frecuencias de trabajo, y concretamente con la barrera de los 5 GHz.

Recientemente tuvimos la oportunidad de ver que AMD había limitado el modo turbo de sus procesadores Ryzen 3000 para no reducir su vida útil, una cuestión que está relacionada directamente con los picos de voltaje que se producen cuando el procesador funciona a su máxima frecuencia posible.

Esto hace que las velocidades de trabajo máximas se reduzcan a un nivel inferior al que ha publicitado la propia AMD, lo que ha generado, como es lógico, una cierta polémica, que a su vez se ha agravada por la campaña de marketing que el gigante de Sunnyvale ha llevado a cabo con sus procesadores Ryzen Pro.

Fijaos en el vídeo, concretamente en el minuto 1:34. En ese momento dice, literalmente, «velocidades increíblemente rápidas» y vemos que aparece una referencia a «5 GHz» en la pantalla. Con esto AMD está dando a entender que sus procesadores pueden alcanzar los 5 GHz, algo que no solo no es cierto, sino que además es innecesario.

No es necesario ganar en todo para tener el mejor producto

Esta es, a mi juicio, la lección que debería aprender AMD. Los Ryzen 3000 son, hoy por hoy, los mejores procesadores del mercado en relación calidad-precio. Sí, Intel tiene el rendimiento bruto por núcleo y ha roto la barrera de los 5 GHz, pero como digo no se puede ganar en todo, y de hecho no es necesario para tener éxito.

La firma que dirige Lisa Su no ha podido alcanzar frecuencias tan altas como los procesadores Intel, pero ha mejorado muchísimo el IPC, ha logrado dar forma a un procesador de 12 núcleos y 24 hilos en 7 nm manteniendo un TDP de apenas 105 vatios (el Core i9 9900K de 8 núcleos y 16 hilos tiene un TDP de 95 vatios), ha cumplido su promesa de mantener la compatibilidad en placas base con chipset serie 300 y los precios de su nueva generación de CPU son realmente buenos.

Con todos esos valores encima de la mesa queda claro que no necesitan preocuparse tanto por el tema de las frecuencias de trabajo. Por otro lado no debemos olvidar que la compañía tiene en boxes el Ryzen 9 3950X, un chip que vendrá equipado con 16 núcleos y 32 hilos y que se convertirá en el procesador más potente del mercado de consumo general, y con un precio muy atractivo, 749 euros.

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