Review Google Pixel 8 Pro: colosal
Sin medias tintas, sin paños calientes y por dejarlo claro desde el principio: el Google Pixel 8 Pro es uno de los mejores smartphones que he probado en toda mi vida. Quizá por lo de llevar ya muchos años dedicado a esto, los nuevos dispositivos que llegan al mercado, aunque me siguen generando interés, pues este es un mundo que siempre me ha gustado y supongo (temo) que siempre seguirá haciéndolo, ya no me encandilan tanto como cuando era más joven. Algo que achaco, obviamente, a mi experiencia personal, no al propio mercado.
Así, en esta situación personal, ocurre que cuando encuentras algo, una novedad, que realmente te deja con la boca abierta, tienes la certeza de que, realmente, te encuentras frente a algo verdaderamente excepcional, y eso es justo lo que me ha ocurrido con el nuevo tope de gama de Google. Y a esto debo sumarle, para que se entienda aún más mi alegría al respecto, que ya partía de unas expectativas bastante altas, pese a lo poco recomendable que suele ser partir de ese punto. Esperaba que el Google Pixel 8 Pro fuera un gran smartphone pero, visto lo visto, creo que me quedaba corto.
Mi primera toma de contacto con el teléfono tuvo lugar la semana pasada, durante el evento de presentación de los nuevos Pixel 8, Pixel 8 Pro, Pixel Watch 2 y también de los auriculares Pixel Buds Pro, de los que hablaremos también en esta review, pues han sido la pareja de baile del smartphone durante parte de las pruebas del análisis. Y aunque ya he dejado bien clara mi opinión sobre este nuevo tope de gama nada más empezar a escribir, te aseguro que todavía queda por delante lo más importante, es decir, las razones por las que opino de ese modo. ¡Revisamos sus especificaciones técnicas y empezamos!
Google Pixel 8 Pro: especificaciones técnicas
Google Pixel 8 Pro | |
Pantalla | Super Actua OLED (LTPO) 6,7 pulgadas 1.344 x 2.992 puntos (20:9), 489 ppp, 1-120 hercios, 1.600 nits (HDR), hasta 2.400 nits (pico), >1.000.000:1, 24 bits color, Corning Gorilla Glass Victus 2, always on |
SoC | Google Tensor G3 |
Memoria RAM | 12 gigabytes LPDDR5X |
Almacenamiento | 128 / 256 / 512 gigabytes UFS 3.1 |
Conectividad | Dual 5G (nanoSIM+eSIM), WiFi 7, Bluetooth 5.3, NFC, geoposicionamiento, USB-C |
Batería | 5.050 miliamperios, carga rápida 30 vatios |
Cámara principal | Gran angular (82º) 50 megapíxeles f/1.68, ultra gran angular (125,5º) 48 MP f/1.95, teleobjetivo 5x (21,8°) f/2.8, sensor LDAF. |
Cámara frontal | Cámara selfie Dual PD, ultra gran angular (95º) 10,5 MP f/2.2 |
Sonido | Altavoces estéreo, 3 micrófonos, reducción de ruido, audio espacial |
Seguridad y protección | Coprocesador de seguridad Titan M2, VPN de Google One, 7 años de actualizaciones de SO |
Sistema operativo | Android 14 |
Dimensiones y peso | 162,6 x 76,5 x 8,8 milímetros, 213 gramos |
Como ya comentamos la semana pasada, cuando tuvo lugar su presentación, no hay grandes sorpresas con respecto a todo lo que ya sabíamos previamente gracias tanto a las filtraciones de terceros, como a lo adelantado por la propia Google. Esto, y hay que aclararlo, no es algo malo. Es cierto que le resta cierto valor informativo y el factor sorpresa a la presentación en sí mismo, pero no es algo que deba repercutir en la valoración del dispositivo.
Lo primero que vemos del Google Pixel 8 Pro, tras extraerlo de la caja, es su majestuosa pantalla, de 6,7 pulgadas. Google ha creado la denominación «Super Actua» para referirse a la misma, y lo cierto es que a la vista de sus especificaciones, sin duda es merecedora de tener un nombre propio, pues hablamos de una de las mejores pantallas que podemos encontrar, a día de hoy, en todo el mercado de smartphones, y eso que la competencia es muy dura en este aspecto.
Está construida a partir de un panel OLED (LTPO) que proporciona una resolución de 1.344 x 2.992 puntos, en una proporción de aspecto 20:9 y con una densidad de píxel de 489 puntos por pulgada. La apuesta por la tecnología LTPO permite que la frecuencia de actualización fluida de este Pixel 8 Pro sea, sin duda, uno de sus elementos destacables, con el rango comprendido entre 1 y 120 hercios. No puedo dejar de pensar en el ahorro energético que puede llegar a suponer un rango tan amplio. Además, esto es algo de lo que, sin duda, saca un gran partido su modo always on.
Otro aspecto en el que esta pantalla brilla con luz propia es, sí, precisamente su nivel máximo de brillo, que escala hasta los 1.600 nits en modo HDR, pero que puede aumentar aún más, hasta los sorprendentes 2.400 nits, con el ajuste de brillo al máximo. En este aspecto, repasando las especificaciones de los smartphones insignia de las principales marcas, vemos que Google se ha situado por delante de los más conocidos, con una de las pantallas más brillantes del mercado.
Quizá alguien haya pensado que un nivel de brillo tan elevado va en detrimento de la correspondencia de color. Craso error, pues en este aspecto también nos encontramos (para sorpresa de nadie, pues históricamente es algo que Google ha cuidado mucho en sus Pixel) con una calibración tremendamente afinada, que además se apoya en su profundidad de color de 24 píxeles (16,7 millones de colores) y su relaci´ñon de contraste de >1.000.000:1.
Obviamente, una pantalla como ésta merece la mayor de las protecciones, de modo que para garantizar la misma, este Google Pixel 8 Pro emplea Gorilla Glass Victus 2, la generación más actual de la tecnología de protección de Corning.
Ya en su interior, vemos que el teléfono está comandado por el SoC Google Tensor G3. y aquí pongo el foco en algo que me llama la atención, y es que Google es, probablemente, la tecnológica menos dada a dar información sobre núcleos, gigahercios, nanómetros, etcétera, algo que era común en la Apple de Steve Jobs, pero que los de Cupertino terminaron por descartar. Y ojo, que entiendo perfectamente la motivación para hacerlo, pues la clave para ellos es poner el foco en sus capacidades, no en sus especificaciones. No obstante, sabemos que su CPU integra nueve núcleos en configuración 1-4-4, con un Cortex-X3 (3,0GHz), cuatro Cortex-A715 (2,45GHz) y otros cuatro Cortex-A510 (2,15GHz).
Los dos grandes protagonistas de la electrónica del Google tensor G3 son, no obstante, la TPU, responsable de buena parte de la carga de trabajo relacionada con la IA (que, como ya sabes, en el caso de los Pixel es muy elevada) y el coprocesador Titan M2, que juega un papel clave en la seguridad del dispositivo, que es otro de los puntos en los que Google pone el foco en el diseño de sus terminales. el conjunto se completa con 12 gigabytes de memoria RAM LPDDR5X y 128, 256 o 512 gigabytes de almacenamiento UFS 3.1.
En cuanto a su conectividad, todo lo que cabía esperar y, consecuentemente, todo bien. En el apartado celular, como no podía ser de otra manera nos encontramos con 5G Dual (nanoSIM+eSIM), complementada en el plano inalámbrico con WiFi 7, lo que nos garantiza compatibilidad con las redes inalámbricas que están por venir, Bluetooth 5.3 (doble antena), NFC, compatibilidad con las principales redes de geoposicionamiento y chip de banda ultraancha para que el cálculo de la distancia y la orientación espacial sea especialmente preciso.
Por su parte, en el plano cableado encontramos, exclusivamente, un puerto USB-C que nos servirá para la transferencia de datos (un uso cada vez menos común, en realidad, y que con la liberación de Nearby Share, apunta aún más en esa dirección), para la conexión de auriculares y otros complementos y, claro, para la carga de su batería, de 5.050 miliamperios, con función de carga rápida de 30 vatios, que nos ofrecerá un 50% de carga en alrededor de 30 minutos. Con el 100% de carga nos proporcionará algo más de 24 horas de autonomía, que podemos alargar hasta las 72 activando, eso sí, la función Ahorro de Batería Extremo.
El apartado fotográfico es, ya lo imaginarás, probablemente lo más destacable del Pixel 8 Pro, y eso que hay otros muchos aspectos también espectaculares. Su cámara principal está formada por tres elementos, un gran angular con un ángulo de visión de 82 grados, 50 megapíxeles y un número f 1.68, es decir que hablamos de un elemento muy luminoso. Se acompaña de un ultra gran angular (125,5º) con una resolución de 48 megapíxeles y f/1.95, y un potente teleobjetivo 5x (21,8°) de 48 megapíxeles con número f/2.8. Aunque, en realidad, a estos tres elementos debemos sumar un cuarto, que eleva la cámara de muy buena a insuperable. Hablo, claro, del software y los servicios basados en inteligencia artificial, con los que conseguiremos unos resultados únicos en cada captura.
Hace años, hablando con un buen amigo del sector, tuvimos una conversación en la que el orden de los factores sí que cambiaba el producto: ¿móviles con cámara o cámaras con móvil? En este caso cuesta mucho decidirse, pues como smartphone es una propuesta tope de gama, pero es que como cámara también se sube al pódium. Tanto es así que, tras deliberarlo y tratarlo con mis compañeros, he tomado la decisión de dedicar otra review, en exclusiva, al apartado fotográfico del Pixel 8 Pro, pues créeme, te aseguro que lo merece. La publicaremos próximamente (no habrá que esperar mucho, pues estoy deseando ponerme manos a la obra con ella).
Mención especial al apartado de seguridad y protección del dispositivo frente a todo tipo de amenazas, desde caídas hasta ciberataques. En el apartado físico, como ya indicaba anteriormente su pantalla se protege con Gorilla Glass Victus 2, material que comparte con el panel trasero, a lo que se suma que el teléfono cuenta con certificación IP68, lo que lo protege de polvo y líquidos.
La protección física del dispositivo frente a daños es importante, claro, pero lo que más preocupa a muchos usuarios, y con razón, son otras amenazas, concretamente aquellas que se circunscriben al riesgo de que los datos que almacenamos y gestionamos desde el mismo se vean expuestos. Si aún no lo has hecho, aunque imagino que sí, dedica un momento a pensar toda la información personal y sensible que transita habitualmente por tu smartphone, y verás clarísimamente la razón por la que esto es tan importante.
Google lleva tiempo poniendo el foco en este punto. Como indicaba anteriormente, uno de los elementos que más destacan, de la electrónica de sus smartphones, es el coprocesador Titan M2, un integrado que proporciona las condiciones de TEE (Trusted Execution Environment) necesarias para garantizar la integridad del arranque del Pixel, así como las claves de cifrado que se emplean en el mismo. El rol de este tipo de integrados se ha mostrado clave, en los últimos tiempos, en una estrategia integral de seguridad.
Google Pixel 8 y Pixel 8 Pro tendrán siete años de actualizaciones de seguridad y de funciones.
Otro aspecto clave lo conforman las actualizaciones de seguridad, y a este respecto la nueva generación Google Pixel ha dado un salto espectacular, pues Google ha garantizado actualizaciones de los dispositivos durante siete años. Sí, tanto actualizaciones de seguridad como de funciones del sistema operativo. Esto, sin duda, supone una evolución espectacular con respecto a lo que ofrecen, por norma general, los fabricantes.
Para completar la propuesta de seguridad de este Pîxel 8 Pro, Google también ofrece a sus usuarios emplear la VPN de Google One sin coste adicional, lo que les asegura poder mantener la privacidad en sus conexiones a Internet, y preservar la seguridad de los datos aún cuando se estén conectando a través de redes no seguras, como muchas WiFi públicas.
Unboxing y puesta en funcionamiento
No lo negaré, tenía muchas ganas de probar el nuevo tope de gama de Google, así que la primera toma de contacto con él, en el evento de presentación del mismo, aproveché para hacer una primera comparación del Google Pixel 8 Pro con el Pixel 8 y el Pixel 7a. En esta primera imagen puedes ver, de izquierda a derecha, el Pixel 7a, el Pixel 8 y el 8 Pro:
Como puedes comprobar, el tamaño de los dos primeros es prácticamente idéntico, si bien es cierto que, a consecuencia de sus esquinas más redondeadas, el Pixel 8 parece algo más pequeño que el 7a. Sin embargo, cuando tienes ambos en la mano, constatas que se trata de una percepción visual, pero que el tamaño de ambas pantallas solo dista una décima de pulgada, con 6,1 del 7a frente a 6,2 del ocho.
Por su parte, en esta otra imagen puedes ver, juntos, el 7a (a la izquierda) y el 8 Pro, en este caso ambos con funda protectora:
Al igual que en la imagen anterior, puedes comprobar que en este caso la diferencia sí que es más que ostensible, y eso que, por sus esquinas menos redondeadas, el 7a parece algo más grande que el 8 estándar. Evidentemente, esta es una diferencia que se acusa en el día a día, especialmente si de manera habitual utilizas un smartphone de alrededor de seis pulgadas. Ahora bien, ¿es un cambio a mejor o a peor? Entiendo que esto depende de las preferencias personales, pero, aunque lo desarrollaré más adelante, te adelanto que, en mi caso, para muy bien.
Para realizar esta prueba, Google nos ha cedido amablemente, además del propio Pixel 8 Pro, una funda para el mismo y unos auriculares Pixel Buds Pro, lo que me ha permitido, además de proteger el dispositivo de mi propensión natural a que se me caigan las cosas (por eso siempre, siempre, recomiendo usar fundas protectoras), comprobar la integración de smartphone y auriculares, pues Google lleva ya un tiempo poniendo el foco (acertadamente, en mi opinión) en el concepto de ecosistema, lo que conlleva la integración de los distintos elementos que lo componen y la coherencia y consistencia en el uso de los mismos.
Al abrir la caja, nos encontramos en primer plano con el Pixel 8 Pro que, eso sí, tiene su pantalla protegida con un adhesivo que protege la pantalla, al tiempo que nos recuerda la ubicación de los elementos de control del mismo. Tras seguir profundizando en su contenido, nos encontramos con que su contenido completo es el siguiente:
- Terminal Google Pixel 8 Pro.
- Cable USB-C a USB-C de datos y carga
- Adaptador USB-A a USB-C.
- Extractor de bandeja SIM.
- Documentación.
Una vez extraído de la caja y retirado el adhesivo que protege la pantalla, lo siguiente es protegerlo de golpes, caídas, etcétera. De verdad, nunca me cansaré de decir que esta es la primera inversión que hay que realizar siempre, tras comprar un nuevo dispositivo.
Con el Pixel 8 Pro listo y protegido, llega el momento de encenderlo y empezar a configurarlo, un proceso que, en verdad, es francamente sencillo. Cuando probé el Google Pixel 7a decidí partir de cero, para reproducir así el proceso que tendrá que llevar a cabo un usuario que no quiera partir de la configuración de su dispositivo anterior. Ya lo conté en aquel momento y lo repito ahora, Android está muy, muy pulido a este respecto, la puesta en marcha de un smartphone con este sistema operativo es un proceso apto para cualquier tipo de usuario.
En esta ocasión, sin embargo, he preferido hacer la prueba de importar los ajustes desde otro dispositivo, concretamente desde un Pixel 7a, para comprobar el nivel de control que ofrece en este modo, si la operación es tan sencilla como debería ser y, por lo tanto, si logra hacer todavía más sencillo el proceso de cambio de smartphone.
En realidad, esta opción (la de transferir configuraciones de un dispositivo a otro) apunta a ser la más común, de modo que esperaba que Google hubiera puesto cuidado en este punto. Y me bastaron unos pocos segundos para comprobar que, efectivamente, así ha sido. Tras encender el Pixel 8 Pro por primera vez, y seleccionar el idioma en que quería utilizarlo, tanto el 8 Pro como el 7a mostraron, automáticamente, un mensaje en el que se me ofrecía la posibilidad de importar la configuración del 7a a 8 Pro. Confirmé que, efectivamente, era esto lo que quería hacer, y en ese mismo momento, se inició el proceso:
La operación se lleva a cabo de manera totalmente automática y, al finalizar la transferencia de ajustes y configuraciones, el teléfono te ofrecerá la posibilidad de importar también apps, imágenes, archivos, etcétera. Eso sí, por seguridad tendrás que introducir la contraseña de tu cuenta de Google y, además, algunos elementos pueden no transferirse, si bien esto tiene que ver con su propia naturaleza, no con el dispositivo ni su sistema operativo.
En mi caso, tengo una tarjeta eSIM en el Pixel 7a, y ésta está asociada de manera indisoluble al teléfono en el que la activé, de modo que no se pudo transferir. No obstante, los operadores ofrecer la posibilidad de emitir una nueva copia de la misma, que sí que podrás instalar y activar en el nuevo smartphone.
Sea como fuere, salvo por lo referido a la eSIM (por problemas con mi operador), el Pixel 8 Pro ya estaba listo para su uso normal. Si me hubiera resultado urgente, podría haber movido la tarjeta nanoSIM al mismo, pero dado que la conectividad celular no me urgía, preferí esperar a que se resolviera el problema con la eSIM (problema que, al final, se ha prolongado bastante más de lo que esperaba inicialmente).
En este punto, ya solo faltaba configurar los auriculares, así que de nuevo esperaba un proceso de configuración sencillo, que confirmara el paradigma de ecosistema. Y, de nuevo, experiencia inmejorable. Nada más extraer los auriculares de su caja y tenerlos cargando unos pocos minutos, abrí su estuche. De manera inmediata se encendió un LED de estado en la misma y, a continuación, vi en la pantalla del teléfono un mensaje que me ofrecía enlazarlos automáticamente. Lo confirmé y de esta manera se inició el proceso:
De nuevo, un proceso totalmente fluido, muy rápido y, al finalizar, en alrededor de un minuto, los auriculares ya estaban conectados y listos para funcionar.
Experiencia de uso
Hace unos meses probé, en profundidad, el Google Pixel 7a, y unas semanas después, aunque esto solo como experiencia personal, tuve en mis manos durante un par de horas, para «cacharrear», un Pixel 7 Pro. La opinión del primero ya quedó reflejada en la review que publicamos aquí, y en cuanto a la experiencia (de minutos) con el 7 Pro, me gustó mucho y me dejó con ganas de más, de mucho más, pues desde el primer momento, cuando lo tienes en tus manos, resulta evidente que es un dispositivo con mucho que ofrecer. Así, desde que empezaron a aparecer las primeras filtraciones sobre el Google Pixel 8 Pro, supe que quería probarlo, pero en esta ocasión en profundidad.
Así, con el teléfono listo para el combate, empecé a trasladar mi operativa diaria con el móvil (los móviles, en realidad, pues como he indicado anteriormente utilizo dos por diversas razones). El primer cambio que noté fue, claro, el del tamaño. Hace unas semanas, en su interesantísima review sobre el iPhone 15 Pro, nuestro compañero Javier hablaba sobre su preferencia por el formato de 6,7 pulgadas frente a las 6,1, siendo ambos los más comunes en la actualidad.
Aunque hace ya algún tiempo probé el enorme Wiko Power U30, en mi día a día estoy acostumbrado a las 6,1 pulgadas, pero esa opinión me pareció interesante y ahora, tras haber probado el Pixel 8 Pro con sus 6,7 pulgadas, creo que me sumo al club de los usuarios que prefieren pantallas más grandes. Es cierto, sí, que a la hora de emplear el dispositivo con una sola mano resulta menos cómodo, pero el proceso de adaptación ha sido, en mi caso, realmente rápido, al punto de que a las pocas horas ya me sentía muy cómodo con este tamaño.
Dediqué los primeros minutos a realizar algunos ajustes y, sobre todo, a bajar las apps que empleo en mi día a día, junto con algunas específicas para probar el Pixel 8 Pro, como los test de rendimiento que encontrarás, más adelante, en esta misma review, y ya desde el primer momento entendí la razón por la que Google pone uno de los focos sobre su pantalla.
Uno de sus puntos clave es el brillo máximo, algo que podemos evaluar rápidamente saliendo a la calle en un día especialmente soleado, y esas condiciones se daban cuando empecé a probarlo. Así, ajusté el brillo al máximo y salí a la calle solo para comprobar que, incluso en esas condiciones, el nivel de brillo estaba por encima de lo necesario para poder visualizar correctamente el contenido de la pantalla. Así, nos encontramos frente a un dispositivo que podremos emplear, sin problemas, incluso en entornos especialmente luminosos. Y, a este respecto, la función de brillo adaptativo vuelve a destacar positivamente, pues en vez de ajustarlo manualmente, podemos delegar en ella su gestión.
La sensación del teléfono en la mano es bastante agradable. Al cristal protegido con Gorilla Glass Victus 2 (la opción más resistente de Corning) se suman el marco de aluminio y una trasera con un tacto, digamos gomoso, que transmite la sensación de proporcionar un mejor agarre que otros materiales. El conjunto es, estéticamente, muy atractivo (aunque sé que el módulo de cámaras de la parte posterior tiene admiradores y detractores), por lo que da cierta pena tener que utilizar una funda para protegerlo. No obstante, dan aún más pena los efectos de una mala caída, así que toca protegerlo. Además, para que no se pierda tanto, Google ofrece las fundas originales con los mismos colores, por lo que podremos preservar parte de su aspecto original.
Su interfaz es justo lo que esperamos de un smartphone de Google, es decir, una experiencia Android prácticamente en estado puro, tan solo enriquecida por las funciones y aplicaciones exclusivas diseñadas por la compañía para los Pixel, como Cámara Pixel. No tengo nada en contra de las capas de personalización que añaden algunos fabricantes, pues las hay muy trabajadas y que aportan valor, pero personalmente prefiero una experiencia más «limpia», y eso es justo lo que nos propone el Pixel 8 Pro, así que en mi opinión destaca positivamente en este sentido.
No obstante, sí que hay algo en su propuesta personalizada, que hace que los Pixel destaquen, y es en la implementación de funciones avanzadas que se apoyan en la inteligencia artificial. Buena parte de ellas se centran en las funciones de Cámara Pixel por lo que, como ya adelantaba al inicio, lo veremos en la review dedicada en exclusiva a las mismas, pero también hay otras, y muy interesantes, que se dedican a otros aspectos del Pixel 8 Pro.
Google Lens ya ha sido, en el pasado, un gran aliado a la hora de contar con traducciones en tiempo real, pero ahora nos encontramos con un enorme salto cualitativo en el tratamiento de la traducción. Con el asistente de voz, si lo necesitas, podrás mantener conversaciones con personas en otros idiomas, ya que la herramienta captura la voz de cada interlocutor, determina su idioma, la traduce al idioma de la otra persona y la reproduce mediante síntesis de voz. Todo en tiempo real y con un funcionamiento que, cuando lo he probado, me ha dejado con la boca abierta.
Otra novedad, más banal pero que me ha llamado mucho la atención, es la posibilidad de crear fondos de escritorio, personalizados, que parten de una preselección de temas, que luego podremos ir personalizando a partir de sugerencias, en las que podremos modificar determinados aspectos. No es tan flexible con un sistema de prompts de texto pero, por contra, nos proporciona un marco de base que facilitará mucho la exploración de diversas posibilidades. Debo reconocer que, durante las pruebas, he dedicado bastante más tiempo del que habría sido necesario para evaluar esta función, porque su resultado me ha resultado de lo más satisfactorio.
Ahora bien, si hay una novedad exclusiva del Pixel 8 Pro que ha sorprendido a propios y extraños es, sin duda, la inclusión de un termómetro. Ubicado en el módulo de la cámara principal, bajo el flash LED, este sensor nos permite comprobar la temperatura, en superficie, de aquello a lo que apuntemos con el mismo. Google incide, eso sí, en que no debemos emplearlo para medir nuestra temperatura corporal ni con fines médicos, pues actualmente carece de las certificaciones necesarias para tal fin, pero en las múltiples pruebas que he realizado con el mismo, los resultados han sido siempre correctos. Puedes verlo en funcionamiento en la imagen superior.
Personalización sin alterar la experiencia de Android «puro», con mucha atención puesta en detalles que en otras propuestas pasan desapercibidas y, sobre todo, un uso muy inteligente de sus recursos, hacen que la experiencia de uso del Google Pixel 8 Pro sea, desde el primer momento, y más a medida que vas explorando sus funciones y acomodándote a su formato, excepcional.
Rendimiento
Google nunca ha pretendido que sus SoC, los Tensor, compitan en rendimiento bruto con los integrados de otros fabricantes. En su lugar, y en esto el Tensor G3 que motoriza este Pixel 8 Pro no es una excepción, la compañía pone el foco en el máximo aprovechamiento de sus prestaciones. A este respecto, aunque se refiere a la generación anterior, el artículo de mi compañero Isidro en el que explicaba que ese chip es más cerebro que músculo sigue siendo aplicable a esta nueva generación.
Así, no debemos extrañarnos si nos encontramos con notas inferiores a las que obtienen otros tope de gama en test sintéticos, pues la verdadera clave nos la da su rendimiento en el uso diario del dispositivo. A este respecto, puedo afirmar que le he dado todo tipo de usos, entre los que por supuesto se incluye jugar, y que incluso con títulos realmente exigentes el teléfono se ha comportado de maravilla, proporcionándome una experiencia de juego totalmente fluida y sin problemas de temperatura.
No obstante, como hay pruebas de referencia que son muy valoradas por bastantes usuarios, pues permiten establecer comparaciones sobre el rendimiento aplicado a determinadas tareas comunes, he empleado tres test sintéticos que nos permiten hacernos una idea bastante concreta del desempeño del Pixel 8 Pro en dichas tareas.
Así, empezamos con el test sintético AI Benchmark, que pone a prueba precisamente eso, el desempeño del dispositivo en tareas relacionadas con la inteligencia artificial. Como cabía esperar, vemos una nota algo superior a la obtenida por el Pixel 7 Pro, si bien es cierto que no es muy acusada, lo que nos lleva a colegir que Google ha centrado el tiro en la optimización, así como en el desarrollo de nuevas funciones basadas en la inteligencia artificial, más que en intentar dar un gran salto de rendimiento bruto, algo que ya nos han dejado claro que no es una competición en la que quieran entrar (y, ya lo he comentado en anteriores ocasiones, me parece un acierto por su parte). Así, estos son los resultados de la prueba:
El siguiente test que hemos empleado ha sido Basemark GPU, una prueba que, como ya nos indica su propio nombre, pone a prueba la GPU integrada en el SoC del Google Pixel 8 Pro:
Y completamos el trío de apps de benchmarking con Passmark, un test realmente completo, puesto que evalúa los principales aspectos del dispositivo: CPU, GPU (2D y 3D), memoria y almacenamiento y que, por lo tanto, nos proporciona una visión bastante completa:
¿Y en qué se traduce ese rendimiento a la hora de la verdad? Es decir, ¿Cómo es la experiencia de uso del Google Pixel 8 Pro cuando empleamos software exigente? Para comprobarlo he recurrido a cuatro juegos, todos ellos exigentes en diferentes ámbitos. Han sido los siguientes:
- Asphalt 9: no es el simulador de conducción más realista, pero sin duda se encuentra entre los mejores en lo referido a ritmo y acción. Este ritmo resulta, claro, bastante exigente, por lo que sé de no pocos casos en los que el juego ha experimentado caídas de frames en momentos de juego. No ha sido el caso con el Pixel 8 Pro, que ha sido capaz de moverlo con soltura durante alrededor de una hora de juego.
- Genshin Impact: visualmente hablando este juego es hipnótico (y ya puede serlo, con los 27 gigas que descarga tras su instalación inicial). Así, también me he encontrado con smartphones a los que les costaba mucho moverlo y se sobrecalentaban de inmediato. Con el Pixel 8 Pro la experiencia de juego ha sido totalmente fluida y, aunque sí que ha subido su temperatura con respecto al uso habitual, ha sido de una manera moderada.
- The Elder Scrolls: Blades: ¿qué decir de The Elder Scrolls? Blades traslada buena parte de la experiencia de Skyrim (aunque, argumentalmente, se sitúa con anterioridad a este, pero posteriormente a Oblibion) a dispositivos móviles (y a Nintendo Switch). Sus gráficos son excelentes y, en consecuencia, su nivel de exigencia es alto. Durante alrededor de dos horas de juego, la respuesta del Pixel 8 Pro ha sido totalmente fluida.
- Vampire Survivors: aunque los gráficos de este juegazo (especialmente recomendable si te gustan otros como Brotato) pueden hacer pensar que nos encontramos ante un título poco exigente. Nada más lejos de la realidad, a medida que se empiezan a generar más enemigos, que obtienes más armas y que subes el nivel de las mismas, se vuelve terriblemente exigente. Aún así, el Pixel 8 Pro lo ha movido sin problemas durante las pruebas.
Ecosistema Google Pixel
La experiencia de uso del Google Pixel Pro 8 es, solo con el smartphone, muy positiva, pero crece de manera exponencial si sumamos otros elementos de la familia. Como ya he mostrado anteriormente, para esta review he podido contar también con unos auriculares Pixel Buds Pro, sobre los que publicaremos una review propia próximamente. Lo que sí que puedo adelantar ya es, además de que me han gustado mucho, y que me ha sorprendido la calidad de sonido y la autonomía que ofrecen, en relación con lo pequeños que son, es que su integración con el smartphone es completa. Tanto su configuración inicial como la consulta de su estado y la modificación de sus ajustes son, como has podido ver más arriba, lo más sencillos que puedas imaginar.
Ahora bien, aunque por cuestiones logísticas no me ha resultado posible contar con un Pixel Watch 2 para toda la evaluación del Pixel 8 Pro, sí que he contado con él durante los últimos días, y me ha servido para confirmar que Google ha puesto el foco en la integración de los dispositivos, proporcionando de este modo una experiencia unificada y totalmente coherente entre los mismos. Próximamente publicaremos una review específica del reloj inteligente, que como ya te contamos, y a diferencia de su primera generación, sí que ha llegado al mercado español, para dicha de los que nos quedamos con las ganas con el modelo anterior.
Siempre se ha puesto a Apple, y con razón, como ejemplo de creación de ecosistemas con sus dispositivos y sistemas operativos. Y, como usuario de los mismos durante años, veo que Google ha tomado buena nota y, aunque todavía tiene mucho potencial por delante, a día de hoy ya proporciona una experiencia de uso unificada muy a la altura, y que, por lo tanto, hablamos de un caso en el que el todo es mayor que la suma de sus partes.
Fotografía
Como ya he adelantado previamente, es tanto lo que este Google Pixel Pro 8 tiene que ofrecer en su apartado fotográfico, que dedicaré una review en exclusiva al mismo, en el que veremos distintos tipos de fotografía y los desafíos que conllevan, además de valorar las funciones exclusivas de Cámara Pixel y su uso de la inteligencia artificial para proporcionar unos resultados increíbles.
No obstante, para ir abriendo boca, te voy a mostrar tres tomas hechas con el smartphone, que demuestran algunas de sus muchas virtudes. En concreto, vamos a ver macrofotografía, zoom óptico y astrofotografía.
Quizá hayas reparado en que muchas de las fotos del Pixel 8 Pro y los otros dispositivos tienen, como fondo, un tejido con forma de rejilla. Lo puedes ver mejor en esta imagen:
Y, si ampliamos la parte central de la misma, puedes comprobar que el detalle se distingue a la perfección:
Vamos ahora al punto opuesto, es decir, a capturar un sujeto a media distancia, intentando obtener un detalle concreto del mismo gracias al potente teleobjetivo (5x (21,8°) f/2.8)
Para que se entienda mejor la foto, es necesario un poco de contexto. Esa gata (Tricky) no es 100% doméstica, es descendiente de una gata feral (salvaje) que pululaba habitualmente en las inmediaciones y en el jardín de mi casa, que es dónde nació esta pequeña. La cercanía con el entorno doméstico ha propiciado que entre en casa habitualmente, que socialice con mis gatos domésticos y que, por lo tanto, se encuentre a mitad de camino entre gato salvaje y doméstico. Así, acercarse a ella no es una buena idea, por lo que este tipo de imágenes se deben tomar a cierta distancia, algo que no sería posible con una cámara sin teleobjetivo.
Por último, nos vamos a ir mucho, muchísimo más lejos. Es sabido que una de las grandes virtudes fotográficas de los Pixel Pro es su gran capacidad para la astrofotografía, con capturas de la Vía Láctea como el gran exponente. Pues bien, trípode en mano, con una app para calcular la mejor orientación posible de la cámara (en mi caso, hace años que uso y recomiendo PhotoPills, de la que hablaré más en detalle en la review fotográfica del Pixel 8 Pro), me lancé a comprobar cuánto del Universo me permitía capturar, en una sesión no planificada (esto es importante, lo explico más adelante), el modo de astrofotografía. Solo hice una toma y obtuve lo siguiente, sin procesar:
Sí, lo sé, no es tan espectacular como fotos del espacio y de la Vía Láctea que podemos ver en Internet, pero hay varios aspectos a tener en cuenta antes de ponerle nota.
El primero es que, como ya he comentado, no hubo planificación previa, algo que resulta clave para la captura de este tipo de imágenes. En consecuencia, la ubicación no era ni mucho menos la más adecuada, pues había bastante contaminación lumínica, la Luna estaba empezando a hacer acto de aparición y las construcciones que se muestran en la parte central tapan lo que debería ser el sujeto principal.
Por otra parte, sea más tenue o más profundo, esas imágenes que estamos acostumbrados a ver han sido posprocesadas tras la toma, para potenciar la visibilidad del sujeto en cuestión (en este caso la Vía Láctea). Y por último, aunque no por ello menos importante, octubre no es un buen mes (aunque tampoco el peor) para capturarla desde el hemisferio norte, pues si bien su temporada a este lado de la línea del Ecuador va de febrero a octubre, los mejores meses son mayo y junio.
Así, lo que quería mostrar no era una imagen espectacular, sino el buen resultado que podemos obtener incluso sin planificación alguna, y que se puede evaluar mucho mejor si hacemos zoom a una parte de la misma, en la que la mitad izquierda se muestra bastante más vacía que la de la derecha, en la que sí que podemos ver muchas más estrellas, que forman parte de uno de los brazos de la Vía Láctea.
Conclusiones
La prueba del Google Pixel 8 Pro me ha llevado, por varios motivos, más tiempo del que tenía pensado inicialmente y, aunque inicialmente pensaba que esto era algo negativo, pues tenía interés en poder publicarla lo antes posible, lo cierto es que me ha permitido dedicarle más tiempo, familiarizarme más con él, explorar más escenarios de uso, descubrir más pequeños detalles que pasan desapercibidos en primera instancia pero que están ahí para facilitarte la vida y mejorar la experiencia.
Tener altas expectativas es, siempre, peligroso, pues son muchos los elementos que pueden acabar decepcionándonos, y es esto es algo que ocurre con relativa frecuencia. En este caso, además, hablamos de una generación que ha llegado con una subida de precio con respecto a la anterior, así que razón de más para ser especialmente exigentes. Esto, y las filtraciones que nos adelantaban un dispositivo sensacional, han ocasionado que el smartphone se jugara mucho en su debut.
Era difícil, pero Google lo ha conseguido. El Pixel 8 Pro no es un dispositivo perfecto, por ejemplo le queda margen de mejora en lo referido a la autonomía, pero la lista de sus virtudes es abrumadora. No es un dispositivo económico, pero resulta evidente que Google lo ha diseñado para ser un smartphone duradero, que te podrá acompañar durante bastantes años, algo que se refuerza con la anunciada política de siete años de actualizaciones, algo nunca visto en el mercado de los smartphones hasta ahora.
Así, con el Pixel 8 Pro, Google se consolida como un actor que se ha ganado, por derecho propio, un sitio en el pequeño y selecto grupo de los topes de gama absolutos. Es cierto, sí, que si ponemos el ojo en el mercado de los smartphones para gaming, nos encontramos con dispositivos de rendimiento sin par, pero aunque me parecen una opción interesante, creo que su alcance es mucho más limitado, por lo que no creo que deban equipararse a los dispositivos de propósito general, como es el caso.
El Google Pixel Pro 8 se sitúa, por lo tanto, en la parte más alta de la tabla, en mi opinión dentro del top 3 del mercado, con algunos aspectos, como su pantalla, en los que ocupa la primera posición. Partía de unas altas expectativas y lo cierto es que no solo las ha cumplido, incluso las ha superado en algunos puntos, dejándome con la clara sensación de que es, a día de hoy, el mejor smartphone que he probado hasta el momento.
El smartphone Google Pixel 8 Pro ya está a la venta en la tienda online de Google, en colores celeste, obsidiana y porcelana, con varias capacidades de almacenamiento:
- 128 gigabytes: 1.099 euros.
- 256 gigabytes: 1.159 euros.
- 512 gigabytes: 1.299 euros.
También puedes adquirirlo en minoristas seleccionados, como Amazon, con envío gratuito y posibilidades de financiación.
Apartado fotográfico
Optimización del sistema
Funciones basadas en IA
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