El gran problema de Facebook son los jóvenes
Llevamos mucho tiempo ya hablando de los problemas de Facebook y, a tenor de los titulares, todo apunta a que el mayor de ellos está relacionado con sus problemas de seguridad y su falta de preocupación por lo que ocurre dentro de su red social. Y esto es más o menos cierto, es decir, es cierto si hablamos a corto plazo, pero la perspectiva cambia bastante si levantamos la vista e intentamos ver qué se proyecta un poco más lejos.
De manera inmediata, Facebook se enfrenta a las acusaciones de dos exempleados que formaban parte del equipo de integridad de la red social, es decir, de los responsables de prevenir los bulos y las noticias falsas en la red social, que con información sobre el tiempo que fueron empleados de la compañía, afirman que los directivos no solo no mostraron la debida diligencia en este sentido, sino que incluso se tomaron a la ligera avisos en este sentido, y llegaron a afirmar que mientras que el problema sería un relámpago, Facebook no dejaría de generar más dinero.
Ya hay voces que equiparan este escándalo con el de Cambridge Analytica, y lo cierto es que dado que hablamos del uso de Facebook con fines de desinformación en procesos de gran importancia, no me parece que sea un comparación exagerada. Es más, si bien la red social se agarró a problemas de la plataforma para justificar lo ocurrido, en este caso hablamos de algo mucho más serio, pues, siempre según las acusaciones recientes, los directivos de la red supieron explícitamente del mal uso y decidieron permitirlo.
Tanto es así, tan problemático resulta, que como te contamos la semana pasada, Facebook estaría considerando la posibilidad de cambiar de nombre. Muchas voces apuntan a, que de producirse el cambio, se referiría a la organización empresarial de la que depende el servicio (y WhatsApp, Instagram, etcétera), mientras que la red social mantendría su nombre. Sin embargo, no me parece tan descabellado que, para intentar aligerar su ya muy pesada mochila, también cambiara el nombre del servicio.
Pero es que, además, limpiar su imagen podría no ser la única razón para cambiar su nombre. Y aquí es cuando señalamos al problema al que me refería antes. Un problema que podemos resumir diciendo que «Facebook suena viejo». No para sus usuarios, claro, pero sí para los más jóvenes, que desde hace ya años muestran un más que escaso interés por lo que esta red social les puede ofrecer y, en consecuencia, optan por otros servicios.
Yahoo! Finance publica hoy un interesante artículo al respecto, en el que pone números a ese desinterés por parte de los jóvenes, especialmente los adolescentes y los que acaban de alcanzar la mayoría de edad. A lo largo del último año, el tiempo que los adolescentes dedicaron a Facebook se redujo un 16%, mientras que con los jóvenes entre 18 y 29 años esa reducción fue del 5%, mientras que en el caso de los mayores de 30 el tiempo dedicado a la red social aumentó.
No acaban ahí los datos. Y es que mientras que un 81% de los adolescentes emplean Instagram al menos una vez al mes, un 77% lo hacen con Snapchat y un 73% acceden al menos una vez al mes a TikTok, Facebook se tiene que conformar con un 27%. Solo algo más de un de cada cuatro muestran un mínimo interés por la creación y pilar del imperio de Zuckerberg.
Esto no es un problema hoy, pero empezará a serlo mañana y, a medio y largo plazo, puede condenar a Facebook a la irrelevancia, precisamente la razón por la que han muerto unas redes sociales, al tiempo que otras florecían. De momento Facebook ha sabido prevalecer, pero saben bien que si los usuarios de menos de 30 años no incorporan su servicio a su día a día, puede iniciarse un lento pero inevitable ocaso, que sus responsables saben perfectamente cómo concluirá.
Es cierto que Facebook mantiene una amplia base de usuarios jóvenes en su «cartera» gracias a Instagram, pero no debemos olvidar que también ahí, aunque parte de una posición mucho más alta, también ha experimentado una cierta contracción. Todavía no sabemos si es puntual o marca una tendencia, pero de ser el segundo caso, la situación puede ser todavía un tanto más preocupante para los ejecutivos. Este podría ser, sin duda, el mayor problema que enfrenta Facebook a medio y largo plazo y, sin duda, ya estarán trabajando en ello.
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