PS5 y Xbox Series X y los tiempos de carga: otra promesa incumplida

Desde que se produjo su presentación oficial PS5 y Xbox Series X han generado una enorme expectación que, poco a poco, se ha empezado a desinflar. Pongamos el tema en perspectiva, durante la primera etapa de supuestas filtraciones y rumores se llegó a decir que ambas consolas iban a poder mover juegos en 8K, se habló de tasas de 120 FPS como si fuese a convertirse en algo normal, y también se dijo que los tiempos de carga iban a desaparecer por completo.

Hoy podemos confirmar que PS5 y Xbox Series X no son máquinas pensadas para mover juegos en 8K y que los 120 FPS van a ser una excepción puntual en juegos muy concretos, y que de hecho se ha puesto incluso en tela de juicio que ambas consolas vayan a ser capaces de mover todos los juegos de nueva generación en resolución 4K nativa manteniendo 60 FPS. Sí, he dicho nativa, porque de falso 4K llevamos nos años «acompañándonos» con PS4 Pro y Xbox One X.

Otra de las locuras que se dijeron en su momento sobre las consolas de nueva generación fue que iban a hacer un uso más intensivo y eficiente del trazado de rayos. La realidad es muy distinta, de hecho Microsoft ya ha avisado de que esta tecnología solo es un complemento del renderizado tradicional, y las primeras pruebas de rendimiento que hemos visto en Minecraft RTX para Xbox Series X no son nada positivas, ya que apuntaban a un resultado claramente inferior al que obtendríamos con una RTX 2060.

PS5 y Xbox Series X

PS5 y Xbox Series X y el mito de los tiempos de carga

La utilización de unidades SSD de alto rendimiento en las consolas de nueva generación ha sido otro de los avances más importantes, y más interesantes. Sony sacó pecho al decir que PS5 utilizará un SSD capaz de trabajar a 5,5 GB/s, y mientras que Microsoft ha optado por un SSD más discreto para Xbox Series X, aunque bastante rápido, ya que alcanza los 2,4 GB/s.

Con la llegada de los SSDs a las consolas de nueva generación se empezó a decir que los tiempos de carga iban a ser cosa del pasado, algo que, al final, también ha sido exagerado, como cabía esperar. Recuerdo perfectamente que Mark Cerny llegó a hablar de tiempos de carga inferiores a un segundo en juegos actuales, una promesa capaz de encandilar a cualquiera, pero totalmente irreal. A la hora de cargar un juego no solo importa el SSD, también entran en juego otros componentes, como el procesador y la memoria RAM, que marcan el tiempo que tardará en completarse la carga del mismo.

Hablar de cargas instantáneas es imposible. Cuando iniciamos un juego por primera vez deben completarse unos procesos y ciclos de trabajo en los que entran en juego varios componentes, como hemos dicho. Esto requiere un tiempo concreto, y el SSD no puede hacer «magia» para cambiar esa realidad, aunque es evidente que una unidad más rápida y un juego debidamente optimizado tendrá unos tiempos de inicio mucho más contenidos.

DigitalFoundry ya ha tocado este tema en varias ocasiones, y recientemente ha reiterado que las mejoras a nivel de tiempos de carga que marcarán PS5 y Xbox Series X serán menores de lo esperado durante la transición intergeneracional, ya que los juegos se seguirán desarrollando bajo la base mínima de PS4 y Xbox One, y que debemos, por tanto, rebajar nuestras expectativas.

PS5 y Xbox Series X llegarán al mercado en noviembre de estado con un precio estimado de 499 euros en su configuración base. La primera tendrá un SSD de 825 GB, y la segunda una unidad de 1 TB.

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