Tarjetas gráficas en ordenadores portátiles: Cinco cosas importantes que debes saber
Las tarjetas gráficas para portátiles han sido, desde hace tiempo, uno de los componentes más complejos para el consumidor. Esto se ha debido, principalmente, a una razón muy simple, y es que a pesar de utilizar la misma nomenclatura que las versiones para escritorio su rendimiento ha sido siempre inferior al de aquellas.
Piensa, por ejemplo, en la RTX 3060 de NVIDIA. Esta tarjeta gráfica tiene configuraciones diferentes en su versión para escritorio y en su versión para portátil, lo que hace que ambas ofrezcan un rendimiento muy distinto a pesar de que, como hemos dicho, tienen el mismo nombre. Para un usuario avanzado esto no es un problema, todos sabemos que es imposible trasladar directamente una tarjeta gráfica de escritorio a un portátil cuando nos movemos en ciertos niveles de consumo y de calor, pero para aquellos usuarios con menos conocimientos sí que puede ser un quebradero de cabeza.
Es muy fácil de entender, imagina un usuario con pocos conocimientos que compra un portátil equipado con una Radeon RX 6700M porque cree que esta rendirá al nivel de una Radeon RX 6700 XT. Cuando se dé cuenta de que no es así, se habrá llevado un chasco importante, aunque también cabe la posibilidad de que nunca llegue a notarlo. No sería la primera vez, recuerdo el caso de un conocido que no entendía como mi GTX 970 de escritorio podía con Crysis 3 en 4K y calidad media, mientras que su GTX 970M para portátil ya se ahogaba en 1440p.
Con el paso del tiempo, esa complejidad que presentan las tarjetas gráficas para portátiles ha ido en aumento, y ha llegado a un punto tal que, hoy por hoy, ya no es realmente viable hacer guías diferenciando de forma clara su rendimiento. Esto tiene una explicación, y es que se utilizan distintas configuraciones de alimentación para un mismo modelo de tarjeta gráfica, lo que hace que esta pueda ofrecer rendimientos muy distintos en función de su consumo, incluso a pesar de que en todos los casos tendrá la misma GPU base.
Volviendo al ejemplo anterior, ya vimos que la RTX 3060 Mobile puede ofrecer un rendimiento muy distinto en función del consumo de cada modelo. Por ejemplo, las versiones de 80 a 95 vatios superan sin problemas a las RTX 2060 Mobile de 115 vatios, y se imponen incluso a la RTX 2070 Max-Q, que tiene un consumo de 90 vatios, pero las RTX 3060 Mobile con un consumo de 115 a 130 vatios despuntan ofreciendo un rendimiento mucho mayor, hasta tal punto que pueden vencer a la RTX 2080 Super Max-Q.
Toda esa complejidad, unida al auge que ha tenido la demanda de equipos portátiles para gaming como consecuencia de la escasez, y de la inflación, que sufre el mercado de las tarjetas gráficas de consumo general, me ha animado a dar forma a esta guía en la que, a través de cinco claves, voy a compartir con vosotros todo lo que debéis saber sobre las tarjetas gráficas para portátiles. Esto os ayudará a entender mejor sus particularidades, y a hacer una compra acertada. Como siempre, si tenéis cualquier duda después de leer el artículo, podéis dejarla en los comentarios.
1.-Tarjetas gráficas para portátiles y rendimiento: ¿Por qué hay tanta diferencia?
Para entenderlo, primero es necesario que os explique cómo funcionan las tarjetas gráficas. Estos componentes trabajan de la misma manera tanto en su versión para ordenadores de escritorio como en su variante para portátiles, es decir, se ocupan de sacar adelante toda la carga de trabajo gráfico del equipo, y de la señal de imagen necesaria para reproducir imágenes en la pantalla del mismo.
Cuando empiezan a trabajar, las tarjetas gráficas van consumiendo energía en función de la carga que deban afrontar. Así, por ejemplo, una RTX 3080 para escritorio consume solo 6 vatios a nivel de GPU cuando solo estamos editando texto en Windows 10, y tiene un consumo total de 22 vatios (la tarjeta gráfica completa). Sin embargo, cuando ejecutamos un juego capaz de ponerla al 100%, su consumo puede llegar a los 320 vatios.
Una RTX 3080 Mobile trabaja de la misma forma, ajusta el consumo a la carga de trabajo, pero en este caso tiene un límite mucho más reducido, ya que los modelos más potentes tocan techo en los 135 vatios. Como podemos ver, la diferencia de consumo es enorme, y esto implica que su GPU no puede contar con una cantidad de unidades SM activas tan alta como su hermana de escritorio, y que sus componentes tampoco pueden trabajar a frecuencias tan elevadas. También nos encontramos en muchos casos con un recorte del bus de memoria, lo que reduce el ancho de banda.
Ya tenemos claras dos cosas, que las tarjetas gráficas para portátiles son menos potentes que las de escritorio porque tienen menos unidades SM (es decir, menos shaders, unidades de texturizado, etc) que sus hermanas de escritorio, y también porque trabajan a una menor frecuencia (tanto la GPU como la memoria gráfica, esta última en la mayoría de los casos). Esto es así por esas limitaciones a nivel de alimentación, pero también hay otras barreras muy importantes que debemos tener presentes: el calor generado y el espacio disponible.
Un portátil tiene un espacio mucho más reducido que un equipo de escritorio, y por tanto no podemos generar el mismo calor porque, simplemente, no podríamos disiparlo. Afinar al máximo el consumo es necesario para mantener, en niveles razonables, el calor que generan las tarjetas gráficas. Si montamos modelos más potentes, y con un mayor consumo, tendremos más calor que disipar, y necesitaremos integrar sistemas de refrigeración más pesados y voluminosos. Por eso, los portátiles con tarjetas gráficas con un bajo consumo, como el ASUS TUF Dash F15 que tuvimos la oportunidad de analizar en su momento, son tan delgados y apenas pesan 2 kilogramos, mientras que otros más potentes son más gruesos y pueden pesar más de 2,5 kilogramos.
2.-Saltos generacionales: La importancia de la especialización en los modelos actuales
Es imposible trasladar todo el rendimiento de una RTX 3080 o de una Radeon RX 6800 XT de escritorio a un portátil, y ya sabemos los motivos, pero con la llegada de las RTX serie 20 de NVIDIA se produjo un importante avance que demostró que había vida más allá de la potencia bruta, y lo hizo gracias a la especialización al introducir los núcleos tensor y los núcleos RT. Por otro lado, las nuevas arquitecturas, y los nuevos procesos de fabricación, también han permitido importantes mejoras en términos de eficiencia, al alcanzar niveles de rendimiento similares a los de generaciones inferiores pero con un consumo menor.
Los núcleos tensor han permitido utilizar el DLSS, una tecnología de reconstrucción y reescalado inteligente de la imagen que utiliza tanto elementos temporales (fotogramas previos) como vectores de movimiento para crear, mediante la combinación de varios fotogramas, una imagen perfecta partiendo de una resolución inferior, y la reescala a la resolución objetivo. Este trabajo no es gratis, es decir, tiene un impacto en el presupuesto de milisegundos necesarios para generar un fotograma, pero ese coste es inferior al que tendríamos bajo resolución nativa, lo que significa que consigue mejorar el rendimiento y mejora, cuando trabaja en modo calidad, el aspecto final de la imagen comparado con la resolución nativa.
Para que os hagáis una idea del impacto que ha tenido el DLSS de segunda generación, basta con que os recuerde que puede llegar a triplicar el rendimiento cuando se utiliza en tarjetas gráficas de escritorio. Cuando nos movemos en el terreno de las tarjetas gráficas para portátiles, también marca una diferencia importante.
Recordad, sin ir más lejos, lo que os conté en nuestro análisis del ASUS Vivobook Pro X16, un portátil equipado con un panel OLED con resolución de 3.840 x 2.400 píxeles y una RTX 3050 Ti Mobile con 4 GB de memoria gráfica. El DLSS hizo que este equipo pudiera mover Red Dead Redemption 2 con calidad alta optimizada manteniendo medias de 44 FPS, y que fuese capaz de mover Cyberpunk 2077 en dicha resolución con calidad baja (texturas en ultra) con medias de 37 FPS.
El DLSS ha hecho que jugar en 4K en portátiles de menos de 2 kilogramos sea perfectamente viable, y por ello debemos darle la importancia que merece cuando hablamos de tarjetas gráficas para este tipo de equipos. Por otro lado, los núcleos RT de las RTX 20 y 30 Mobile también han hecho que sea posible disfrutar del trazado de rayos en portátiles ultra ligeros, ya que estos aceleran toda la carga de trabajo que representa dicha tecnología, liberando a los shaders de un esfuerzo tremendo.
En el caso de las RX 6000M de AMD, una parte de esa carga de trabajo recae en los shaders, y por eso su rendimiento con trazado de rayos es inferior. Ya os lo explicamos en este artículo.
3.-Movilidad, autonomía y diseño: El impacto de las tarjetas gráficas en esos tres frentes
Ya os hemos adelantado cosas importantes en el primer punto y es que, al final, las tarjetas gráficas son uno de los componentes que mayor impacto tienen en el diseño, la movilidad y la autonomía de un portátil. Los motivos ya los hemos visto:
- Consumo: si es muy alto, necesitaremos un sistema de alimentación capaz de sostenerla, y la vida de la batería cuando esta trabaje a plena carga será prácticamente anecdótica.
- Calor: si las temperaturas que registra alcanzan picos muy altos, necesitaremos un sistema de refrigeración más grande, potente y ruidoso.
- Batería: una tarjeta gráfica con un consumo muy alto puede obligar a montar una batería más grande, y más pesada. Aún así, su duración cuando el equipo trabaje a plena carga será mínima.
Con todo eso en mente, no es difícil entender por qué los portátiles que montan tarjetas gráficas con un TBP (consumo total de la placa) de 85 o de 95 vatios presentan diseños tan elegantes y delgados, y por qué tienen un peso tan reducido. Esto hace que sean mucho más cómodos de transportar y es que, aunque parezca que no, la diferencia entre mover un portátil de 2,8 kilogramos a llevar encima uno de 1,8 o de 2 kilogramos es muy grande.
Un portátil con una tarjeta gráfica que consuma menos tendrá un rendimiento menor que su equivalente con mayor TBP, pero generará menos calor, tendrá un sistema de refrigeración más ligero, será menos pesado y ofrecerá una autonomía mayor. Lo mismo podríamos decir, pero a la inversa, de un portátil que tenga una tarjeta gráfica más potente y con un consumo mayor.
4.-Resolución y tarjetas gráficas para portátiles: Un dúo inseparable que debemos tener claro
Como hemos anticipado, el trabajo gráfico se realiza en la tarjeta gráfica de nuestro equipo. En este sentido, la resolución que vamos a utilizar constituye uno de los pilares clave, tanto en términos de calidad de imagen como de exigencia en términos de potencia. Obviamente, cuando utilizamos resolución 1080p no conseguimos el mismo grado de nitidez que cuando saltamos a 4K, y tampoco estamos sometiendo a la tarjeta gráfica a la misma carga, ya que la primera pone en escena poco más de 2 millones de píxeles, y la segunda sube a 8,29 millones de píxeles, es decir, cuatro veces más.
Para elegir correctamente la tarjeta gráfica de nuestro portátil, debemos tener en cuenta la resolución que vamos a utilizar, y también el soporte, o no, de tecnologías como el DLSS de segunda generación, ya que como hemos dicho este puede mejorar el rendimiento hasta tal punto que una tarjeta gráfica pensada para 1080p, como la RTX 3050 Ti Mobile, puede alcanzar tasas de FPS perfectamente jugables incluso con juegos de nueva generación en 4K. La memoria gráfica también influye ya que, a mayor resolución, mayor consumo, aunque siempre podremos ajustar los parámetros gráficos para reducir el consumo de VRAM, si es necesario.
La tasa de refresco es otro factor importante, y es que una tarjeta gráfica más potente que otra podrá alcanzar tasas de FPS más altas a la misma resolución que otra menos potente. Esto, si nuestro portátil tiene un panel de más de 60 Hz compatible con G-Sync o con FreeSync, puede suponer una mejora muy importante, así que tenedlo en cuenta.
Quiero que tengáis un guion, que os sirva como referente, a la hora de decidir qué tarjetas gráficas pueden ajustarse mejor a vuestras necesidades antes de comprar un portátil. Es complicado porque, como he dicho, una misma tarjeta gráfica puede rendir de formas muy diferentes según el TBP que tenga configurado, pero voy a partir de un enfoque general con pequeños matices que me permitirá ofreceos una precisión bastante buena.
- Resolución 1080p: a partir de una RTX 3050 Ti Mobile o de una Radeon RX 5500M disfrutaremos de una buena experiencia. La primera puede, gracias al DLSS de segunda generación, moverse sin problemas en resoluciones QHD, e incluso en 4K reduciendo bastante la calidad gráfica. Lo ideal es una RTX 3060 Mobile de 85-95 vatios o una Radeon RX 6700M.
- Resolución 1440p: una RTX 3060 de 85 o 95 vatios o una Radeon RX 6700M nos ofrecerán un rendimiento óptimo. La primera cuenta con la ventaja del DLSS de segunda generación, mientras que la segunda tiene a su favor su configuración de 10 GB de memoria gráfica, algo que, en ciertos juegos, puede marcar una diferencia clara (DOOM Eternal, por ejemplo). Lo ideal sería una RTX 3070 Mobile de 95 vatios o una Radeon RX 6800M.
- Resolución 4K: con las RTX 3070 Mobile y Radeon RX 6800M podríamos disfrutar de un buen rendimiento, especialmente si activamos, con la primera, el DLSS, pero lo ideal sería una RTX 3080 Mobile de al menos 115 vatios bien refrigerada y equipada con 16 GB de memoria gráfica. AMD no tiene un equivalente directo.
5.-Refrigeración y ruido: La tarjeta gráfica es uno de los pilares centrales para ambos elementos
Con todo lo que os hemos explicado estoy convencido de que este último punto no os habrá sorprendido. Como hemos dicho, las tarjetas gráficas pueden generar mucho calor, aunque esto dependerá del consumo máximo que tengan. Así, un modelo que tenga un máximo de 45 vatios generará mucho menos calor que otro que alcance los 135 vatios. El primero podrá ir acompañado de un sistema de refrigeración más pequeño y menos ruidoso, y se mantendrá fresco incluso cuando los ventiladores giren a bajas revoluciones. Por contra, con el segundo ocurrirá todo lo contrario.
Esto es muy importante porque, al final, crear un buen portátil no es tan simple como decir «ok, voy a montar una CPU muy potente y una GPU muy potente en un portátil de dos kilogramos». Eso es imposible, tienes que buscar un equilibrio entre los componentes, y no solo por cuestiones de dependencia (cuellos de botella), sino también de consumo, de refrigeración, de diseño, de movilidad y de ruido. Un portátil muy potente que suena como un avión cada vez que lo usamos es un auténtico calvario, y al mismo tiempo un portátil súper silencioso que va a pedales en 1080p es también un suplicio.
Por todo eso, siempre que analizo un portátil insisto en la idea del equilibrio, porque su importancia a la hora de diseñar un buen portátil está fuera de toda duda. No obstante, debéis tener en cuenta que existen ciertos modelos especializados que priorizan la movilidad o el rendimiento, y que por tanto pueden ser más ligeros y ofrecer una mayor autonomía, pero ofrecer, como contrapartida, un rendimiento inferior, mientras que otros pueden ser mucho más potentes, pero también más pesados y ruidosos, y tener una autonomía muy baja.
Al final, es el usuario el que tiene que decidir qué es lo que prefiere, si un buen rendimiento con una buena movilidad, un rendimiento excelente con una baja movilidad o una fantástica movilidad con un rendimiento limitado. Por suerte, ahora tenemos muchas opciones entre las que podemos elegir, y los avances que se han producido en el mundo de las tarjetas gráficas para portátiles han hecho posible cosas que hace apenas unos años nos habrían parecido una locura.
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