Cómo aprovechar tu viejo disco duro para almacenamiento externo

Si has actualizado los sistemas de almacenamiento de tus PCs a SSD es probable que hayas acumulado unos cuantos discos duros. No hay marcha atrás. Es una transición imparable en el mercado de consumo. Ello no quiere decir que no podamos aprovecharlos para otras tareas.

Un destino claro (y muy recomendable) es montarlos en equipos NAS, que además de servirte como servidor de almacenamiento no te obligará a instalar tanta capacidad de almacenamiento interna en tus equipos donde instales las nuevas unidades de estado sólido. Otra buena manera de aprovecharlos es creando unidades de almacenamiento externo que podemos emplear en múltiples usos. Por ejemplo para aumentar la capacidad de almacenamiento de otros equipos; guardar copias de seguridad; utilizarlos como medios de arranque para instalar sistemas operativos o como disco externo para contenido de entretenimiento que conectado a un router o a un smart tv nos permita visualizar películas o series en la red local.

Cómo aprovechar un disco duro para almacenamiento externo

De una manera muy sencilla y económica como te vamos a recordar en este artículo, porque hay soluciones por debajo de los 10 euros para convertir en externo nuestro disco duro a base de distintos adaptadores.

Un solo cable

Lo más simple de todo es un solo cable que conecte la interfaz (y alimentación) de un disco duro a un puerto externo de un sobremesa o portátil. Es una solución poco estética a la vista y a la hora de transportarlo por lo que solo lo utilizaríamos en un escritorio. Eso sí, más barato y sencillo imposible.

disco duro para almacenamiento externo

Dock

Algo más caro que lo anterior pero más versátil y estético es una base de conexión o dock. Su uso es tan sencillo como ‘pinchar’ los discos duros en sus alojamientos y conectar la base a un PC. Generalmente, ofrecen varias bahías para discos de 2,5 o 3,5 pulgadas que son los que habrás retirado de portátiles o sobremesas y pueden manejar varias interfaces. Su instalación es sencillísima y sin necesidad de ninguna herramienta. Está enfocado mayormente a usos en un escritorio informático (o salón para conectar al router, streamer o televisor) aunque como el anterior se puede transportar y usar en distintos equipos. Hay una amplia oferta en todos los rangos de precio.

disco duro para almacenamiento externo

Carcasa

Lo más elegante es utilizar una carcasa-chasis donde colocaremos el disco duro. Simplemente es cuestión de retirar unos tornillos porque la circuitería ya está incluida en su interior. Hay oferta para discos de 3,5 pulgadas y también para los de 2,5 pulgadas, que son la mejor solución si queremos usarlo como disco duro portátil que vayamos a mover fuera del escritorio. Lo mismo que con los dock, la oferta es amplísima con todo tipo de diseños que se adecue al escritorio, sala de estar o a la movilidad.

Consideraciones para usar un disco duro para almacenamiento externo

Como habrás visto, usar uno de los sistemas anteriores es tan sencillo como económico, pero antes de su elección hay algunas consideraciones a tener en cuenta. La primera es obvia y se refiere a asegurarnos que el estado de los discos duros era bueno porque funcionaban correctamente cuando fueron desmontados.

Tamaño e Interfaz

La primera consideración es conocer el tamaño (factor de forma) y la interfaz de los discos duros que tenemos. Lo más normal es que tengamos discos duros con tamaño estándar de 3,5 y 2,5 pulgadas. Los primeros son usados generalmente en PCs de sobremesa mientras que los de 2,5 pulgadas son usuales de ordenadores portátiles.

En ambos casos podemos aprovecharlos para crear unidades externas aunque en los destinados a portátiles tendremos que asegurarnos de su grosor para comprar el adaptador, teniendo en cuenta que podremos encontrar de 12,5, 9 y 7 mm. Estos últimos serán los más adecuados si queremos utilizar la unidad externa en movilidad por su menor tamaño y peso, mientras que los primeros seguramente nos ofrecerán una mayor capacidad de almacenamiento.

En cuanto a la interfaz (conexiones internas a la placa base), podremos encontrarnos con los más antiguos PATA (también conocidos como IDE) que dominaron el mercado desde los 80 hasta comienzos de siglo, o los más modernos SATA que fueron introducidos a partir de 2003. Si tenemos que elegir obviamente lo haríamos por los SATA que nos ofrecerán un mayor rendimiento.

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Interfaz externa de conexión

A la hora de comprar el adaptador también debemos tener en cuenta la interfaz que vamos a usar para su conexión, sea USB, FireWire, eSATA e incluso Thunderbolt. eSATA es muy, muy rápida porque conecta directamente a la interfaz SATA del equipo. El problema es que no está disponible en muchos ordenadores. Lo mismo podemos decir de Thunderbolt, además que hay poca oferta. En el caso de FireWire, seguramente será la opción si vamos a utilizar nuestra unidad externa preferentemente con equipos Apple.

La elección natural para la mayor parte de usuarios será optar por el puerto USB que ofrece la mayor compatibilidad de todos los formatos y un rendimiento razonable si utilizamos versiones a partir de USB 3.0. También las encontraremos con salida USB 2.0, aún más compatible pero bastante más lenta. En cuanto al conector, podremos encontrar adaptadores con el tamaño estándar, micro o una combinación de ambos.

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No lo dudes. Aunque la industria ofrece una gran oferta de soluciones de almacenamiento externo, incluyendo formatos pendrive, los basados en tarjetas de memoria SD o unidades tan avanzadas como la SSD portátil e inalámbrica WD My Passport Wireless SSD que analizamos esta misma semana, utilizar nuestro viejo disco duro para almacenamiento externo es una manera sencilla y económica de aprovecharlos. teniendo en cuenta las consideraciones anteriores y comprando el adaptador adecuado para cada situación de uso.

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