Skoda Spaceback, al grano
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¿Le importa que me siente? Es que llevo mucho peso encima. Marge Guderson, Fargo 1996
Estoy más que harta de dar rodeos, de evitar ciertos temas así que hoy lo he decidido, le miraré a la cara y le diré lo que hay. La determinación no me abandona en la ducha y a la hora de vestirme y la refuerzo delante del espejo, me veo bien, me veo decidida. Hoy va a ser el día. Murmuro lo que voy a decirle poniéndome los zapatos, calzándomelos con el dedo índice. Antes de levantarme para coger el bolso y salir por la puerta cierro los ojos durante un momento y visualizo el momento, me imagino su cara, sus gestos. Sonrío, me gusta lo que ha pintado mi imaginación y con un suspiro salgo de casa.
El metro está lleno, como siempre, el metro apesta, como cada mañana, pero me acompaña mi decisión así que no me importa estar de pié, no me importa que me empujen en cada una de las doce paradas que tengo que recorrer para llegar a mi destino. Las escaleras mecánicas de la salida están estropeadas pero tampoco importa porque estoy cerca de lograr mi objetivo, romper el silencio que he estado aguantando durante meses. La cafetería está llena pero un guiño del destino me ofrece un taburete junto a la máquina de tabaco. Satisfecha por la pequeña conquista pido mi café con leche y Manolo asiente tras la barra, hace amago de irse hacia el otro lado. Es mi momento, ese que he estado anticipando desde que abrí los ojos esta mañana. Le agarro del brazo y le miro fijamente. “La leche tibia Manolo, ¡tibia! ¿Entiendes?”
Aunque levanten pasiones, aunque enciendan ciertos apetitos irracionales como el gusto por la velocidad o el diseño, los coches no dejan de ser herramientas de transporte cuyo objetivo es eminentemente práctico: llevar objetos y personas de un lado al otro. Los fabricantes de coches, salvo contadas excepciones cuyos clientes no suelen necesitar transportar bicicletas o colchones, plasman sobre sus gamas de vehículos distintas interpretaciones en las que el equilibrio entre la practicidad y los mencionados imponderables emocionales es fundamental.
Ficha técnica
Skoda ha sido tradicionalmente una marca en la que ha primado la practicidad, en la que a la hora de diseñar un coche ponen sobre la mesa primero las necesidades y luego los gustos. Esto ha hecho que muchas veces este fabricante haya sido tachado de aburrido y que la estética de sus modelos haya sido una de las menos apreciadas en un mercado muy competitivo. Pero eso ha cambiado, no la filosofía de la practicidad, de la que en esta prueba veremos un excelente exponente, sino en dotar a sus nuevos modelos de una estética adecuada y adaptada a los tiempos.
Ante todo racionalidad
En este caso hemos tenido la ocasión de probar el modelo Spaceback que desde su presentación en 2014 ha visto retocada su estética y su gama de motores para proseguir con una fórmula de éxito que se ha demostrado muy eficaz. El Spaceback es un claro representante de la filosofía práctica de Skoda: con un chásis relativamente pequeño la compañía checa consigue ofrecer un vehículo con una excelente habitabilidad y con un maletero con pocos rivales en su categoría.
La actualización estética ha sido eficaz y necesaria, ahora el morro del Spaceback comparte un aire de familia con un paragolpes más ancho, nuevos grupos ópticos que pueden vestir luces LED diurnas y xenon. La línea de la carrocería es la misma que en la generación anterior, algo anodina pero necesaria para mantener las cotas de habitabilidad y capacidad que le han hecho uno de los modelos más prácticos de la marca. En la parte posterior los cambios en los grupos ópticos son más acentuados, son más grandes y vistosos que en la generación anterior pero no ha afectado a la amplia superficie del portón.
Parte de la personalidad del Spaceback la da el cristal tintado que se extiende desde la parte superior del portón de la parte trasera, se interrumpe en el spoiler y sigue abarcando el techo solar (opcional). Una gran superficie acristalada que, de escoger la opción, nos ofrece una gran luminosidad en el interior y sensación de espacio poco común en coches de esta categoría y muy necesaria para contrastar con la imagen eminentemente práctica de este modelo.
Dentro del Spaceback
El interior del Spaceback es bastante sobrio pero los acabados son más que dignos con pocos plásticos blandos pero materiales bien acoplados. Un inserto de plástico pulido recorre el salpicadero de parte a parte y aunque el tacto no es de gran calidad da una buena impresión. En la parte del conductor los indicadores tras el volante han evolucionado con respecto a la versión anterior y están en línea con los nuevos modelos de la marca con cuentarrevoluciones y cuentakilómetros muy legibles y una pantalla LCD monocromo que da información bastante completa de datos de viaje.
En el centro del salpicadero en una colocación algo baja para nuestro gusto encontramos la pantalla del sistema multimedia y de información que dispone de características similares a las de otros modelos del grupo VolksWagen con capacidad de conexión Apple CarPlay y Android Auto, navegador y conectividad para conocer el estado del tráfico además del resto de las características propias del sistema SmartLink+ de Skoda. Destaca la sencillez del diseño de los controles y que disponemos de numerosos botones de acceso directo a las funciones más utilizadas de SmartLink.
Los asientos delanteros del Spaceback son cómodos y bastante envolventes, aunque algo duros en la banqueta podremos hacer muchos kilómetros sin incomodidades. Cómodo el reposabrazos central aunque no tiene espacio para almacenamiento y hay que utilizar los huecos disponibles. Las regulaciones de los asientos son suficientes aunque podrían ser algo mejores, sin embargo con la ayuda de la regulación del volante es fácil encontrar una posición de conducción cómoda.
Espacio detrás
La parte posterior sorprende, para ser un coche compacto hay mucho espacio tanto en altura como para las piernas. En anchura sin embargo es más para dos personas que para tres y en este caso usaremos más el reposabrazos central. En las plazas traseras además dispondremos de dos puertos de carga USB y un portavasos, todo un lujo para un coche de esta categoría y detalles que vuelven a subrayar el carácter práctico de este modelo.
El maletero es una de las joyas del Spaceback, el sacrificio de una línea algo aburrida queda compensada con una capacidad de 415 litros de capacidad. Además el portón es muy amplio y la altura de carga es muy baja lo que hace que colocar bultos en el interior sea extremadamente fácil. Los acabados del maletero son bastante buenos sin dejar de ser espartanos y encontramos varios huecos y facilidades para llevar carga de distintos tamaños. Los asientos traseros se pueden abatir de forma muy fácil para ampliar aún más la capacidad de carga.
Nuevos motores
Como hemos apuntado uno de los cambios en la nueva generación del SpaceBack es la de las motorizaciones. En nuestro caso tuvimos la ocasión de probar una versión de gasolina propulsada por el motor de 1.0 litros y 95 caballos en combinación con el excelente cambio automático DSG de Volkswagen. Aunque pueda parecer que 95 caballos, máxime en un motor de gasolina, pueden quedarse algo cortos la verdad es que en este caso sorprenden por su eficacia.
En primer lugar llama la atención lo silencioso del propulsor que apenas se deja notar incluso por debajo del ruido aerodinámico (no demasiado fuerte) cuando estamos en carretera. El voluntarioso propulsor de apenas un litro funciona con mucha suavidad en todo momento, ayudado desde luego por las siete marchas del cambio DSG y por una buena elección en la configuración de entrega de potencia.
Desde luego no es el coche más fulmíneo desde parado (tarda 11 segundos en alcanzar los 100 kilómetros por hora desde parado) pero en la mayoría de los casos no vamos a notar esa relativa falta de potencia incluso con el coche bastante cargado. El comportamiento en carretera es bastante bueno, aunque no es especialmente ágil en carreteras muy viradas no hemos notado ningún comportamiento extraño durante las pruebas.
No podemos pedir unas recuperaciones poderosas pero en carretera no hemos tenido problemas a menos que nos encontramos cuestas pronunciadas o en otras situaciones donde se requiere una potencia más dispuesta a las presiones del acelerador como adelantamientos comprometidos. A pesar de eso el confort de marcha es muy bueno para un coche de su tamaño con asientos cómodos y buen aislamiento del ruido exterior.
Con todo una de las bazas importantes de esta motorización del Spaceback es el consumo. La marca checa declara que este modelo es capaz de conformarse con 4,5 litros en ciclo extraurbano y 5,4 en ciudad. La verdad es que hemos conseguido cifras bastante similares en carretera manteniéndonos cerca de los cinco litros y medio mientras el consumo en ciudad ha rondado los seis litros, unas cifras excelentes para un coche que va a hacer muchos kilómetros en las calles.
Conclusiones
Cuando probamos modelos de Skoda siempre se nos queda grabada una palabra: racionalidad. Se nota un importante esfuerzo por parte de los equipos de diseño para buscar la forma de cubrir las necesidades de sus posibles compradores. En el caso de este Spaceback una vez más la combinación entre probadas mecánicas de Volkswagen y este espíritu de practicidad resulta muy interesante. Y aunque haya que hacer algún que otro sacrificio estético estos son cada vez menos y el Spaceback, con su peculiar superficie de cristales tintados, tiene su punto de personalidad.
La gran capacidad del maletero y una habitabilidad sobresaliente no suelen ser señas de identidad de coches de este tamaño pero con este modelo Skoda proporciona un vehículo con capacidad para desenvolverse por la ciudad gastando lo justo pero también credenciales suficentes para viajar con un considerable volumen de equipajes. Si a esto le unimos un precio también muy racional la conclusión es que el Spaceback debería estar en la lista de cualquier comprador con espíritu práctico…
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