Kia Sportage 2019, trayecto
Detective «¿Qué hay en el coche?» El Turco «Asientos y un volante…» (Snatch, cerdos y diamantes, 2000)
Bajando las escaleras mecánicas comencé el proceso diario de simbiosis, la turba me fagocitó rápidamente, sin inmutarse. Los ecos del metro llegando a la estación retumban por las húmedas paredes de los túneles. Algunos elementos de la masa se apresuraron más que otros superándonos escaleras abajo pero los absorbimos lentamente en el andén. Su carrera había sido en vano y su respiración afanosa les delataba mientras los futuros compañeros de viaje les miraban con condescendencia exhultantes en silencio por haberse ahorrado un estéril esfuerzo. Yo me quedo mirando fijamente los dientes de la sonrisa de una modelo inmortalizada en un cartel publicitario. Parte del cartel ha sido arrancado de la pared y tiene algunas partes en blanco que han sido mancilladas por el bolígrafo de algún viajero ocioso. No logro leer lo que dicen aunque entorne los ojos. Luego llega el nuevo metro, un minuto antes de lo que anunciaba el panel.
Entro en el vagón sin prisa reptando junto al resto del gigantesco reptil que somos y que se divide para volcarse dentro de los vagones y volver a formar una sola masa, en contacto los unos con los otros pero los ojos fijos en el móvil o en cualquier otro lugar que no sean los ojos de otra persona. Mi lugar preferido para evitar mirar a nadie es el suelo, así puedo poner en práctica una de mis aficiones preferidas: adivinar el aspecto de las personas fijándome en sus zapatos. Unas sandalias aunque aún no hace suficiente calor y una piel oscura hablan de una persona que no renuncia al calor de sus raices, unos mocasines gastados seguro que los acompañan un traje barato y un maletín viejo de ir puerta a puerta, unas deportivas de marca que parecen falsas, unos zapatos de tacón demasiado altos…. De repente me vuelvo a acordarme de la sonrisa de la pared y no logro recordar el rostro de la chica ni lo que anunciaba. Entonces el tren se detuvo en pleno tunel y las luces se apagaron. Y el reptil se paralizó.
Uno de los segmentos en los que Kia ha logrado hacerse un sitio importante por méritos propios es el de los SUV y sin duda uno de los responsables de este éxito es su modelo Sportage, que desde 1993 ha tenido la habilidad de irse adaptando a las necesidades y gustos de los compradores para estar siempre en los primeros puestos en ventas. Recientemente Kia ha renovado por dentro lo ha renovado por dentro y por fuera y ha retocado la gama de motores introduciendo una interesante versión micro híbrida con motor eléctrico de 48 voltios (que hemos podido probar) que a diferencia de otros se asocia a un motor diésel.
Kia Sportage 2019: ficha técnica
En lo que respecta al diseño exterior Kia no ha querido andar con demasiadas audacias y ha mantenido las señas de identidad de la versión anterior (que ya probamos en su momento) manteniendo el denominado «morro de tigre» con el radiador colocado en el centro y los faros de forma afilada en la parte de arriba, con una forma algo distinta pero con el mismo estilo. En el frontal encontramos un diseño nuevo para el alojamiento de los faros antiniebla y una barra cromada que atraviesa todo el frontal a su altura que los divide en dos. Detalle cromado también en el spoiler anterior.
Retoques estéticos
La toma de aire inferior es de mayor tamaño que en la versión anterior y le da un aspecto algo más deportivo al diseño del frontal que ya era bastante dinámico. El aspecto de las llantas también ha sido renovado con motivos exagonales en el caso de nuestro modelo. El perfil es prácticamente idéntico mientras que en la parte trasera se ha ensanchado el paragolpes y los grupos ópticos inferiores, mientras que en la parte de arriba permanecen prácticamente igual con la misma línea de color que los une. En la parte inferior también se ha añadido un protector de bajos en color plateado y doble tubo de escape.
El efecto final es que este nuevo Sportage es perfectamente reconocible, sobre todo por el radiador de la parte delantera, pero se han añadido numerosos detalles que añaden un toque de deportividad (sobre todo en la versión GT Line que probamos) que no resulta demasiado agresivo que renueva lo justo el aspecto como para darnos cuenta de que se trata de una versión nueva de un solo vistazo.
Interior actualizado
Con el interior de este nuevo Sportage sin embargo pasa todo lo contrario: hay que fijarse para distinguir que se trate de una nueva versión del SUV coreano. El volante tiene un diseño renovado aunque muy parecido al anterior, aunque para el acabado que probamos la parte inferior del mismo es achatada como guiño deportivo. Otro elemento modificado es el diseño de las salidas de aire entre las que se coloca la pantalla del sistema de información y entretenimiento. En este nuevo modelo la superficie con aspecto cromado es mayor. La pantalla es ahora de ocho pulgadas y se ha actualizado el diseño del interfaz.
Mirando realmente con lupa podemos localizar algunos elementos en los que se ha utilizado un material de mayor calidad como en los plásticos del reposabrazos central de la parte delantera. Como novedad podemos incoporar un cargador inalámbrico para el teléfono bajo el salpicadero aunque el espacio es algo justo para el tamaño de teléfonos que se usan hoy en día, pero suficiente. Además en este nuevo modelo también podemos incorporar apertura del maletero sin manos, control de crucero adaptativo capaz de parar el vehículo y un conjunto de cámaras de perímetro para dar visión de 360 grados en maniobras.
Se ha renovado también la pantalla que aparece entre los indicadores de velocidad y revoluciones por minuto y se han actualizado los grafismos para dar mayor claridad a la información que se proporciona aunque en aspecto y disposición la verdad es que no cambia demasiado, salvo el control de las funciones adicionales que hemos mencionado.
Buena habitabilidad
Por lo demás la habitabilidad es la misma que en la generación anterior, con capacidad para personas de cierta estatura y con unos asientos cómodos y ajustables que permiten realizar desplazamientos largos sin demasiada fatiga. Las nuevas tapicerías (de cuero en nuestro caso) nos han parecido de tacto agradable. En la versión GT Line tienen además detalles en color rojo que redondean ese look deportivo que ha buscado el fabricante coreano para estos modelos. Encontramos como en la versión anterior las tomas de corriente de 12 voltios y USB para los pasajeros de atrás que resultan muy útiles.
Otra función interesante y cómoda que se mantiene en este Sportage es la posibilidad de modificar la inclinación de los asientos traseros, lo que permite adaptarlos a nuestras preferencias y a la vez modificar el espacio de carga disponible. No es posible sin embargo desplazar la banqueta de forma longitudinal, aunque no es algo que encontremos generalmente en coches de tamaño similar a la de este Kia Sportage, por lo que no puede considerarse un punto en contra. En la parte trasera encontramos numerosos huecos para dejar objetos incluida una red en la parte posterior de los asientos delanteros. También hay un portabebidas si se utiliza el reposabrazos central.
En lo que respecta al maletero el hueco para acceder a él es algo más grande y por lo tanto el espacio es más accesible que en el caso de su antecesor al ser el portón más amplio. En esta versión micro híbrida el espacio es menor que con motorizaciones solamente de combustión porque hay que descontar el espacio de la batería a la que podemos acceder quitando el suelo del maletero. En total tendremos a disposición 439 litros de capacidad, frente a los 503 litros de la versión de gasolina y los 480 de la versión diésel sin hibridacíon.
Antes de realizar la prueba teníamos curiosidad por comprobar el comportamiento de este modelo ya que es el primer micro híbrido que tenemos en nuestras manos. Hay que advertir que el sistema de propulsión eléctrica no es capaz de mover el coche por si solo tal y como sucede con las motorizaciones híbridas tradicionales, sino que se trata de un motor que ayuda al motor de explosión solamente en determinadas circunstancias como al arrancar el coche o para aceleraciones cuando éste está en marcha. Hay que tener en cuenta que este modelo de Sportage lleva la etiqueta C y no Eco como los modelos híbridos convencionales dadas sus cifras de emisiones.
Kia Sportage 2019: al volante de un micro-híbrido
Lo primero que hay que decir es que los 185 caballos del Sportage lo mueven con mucha soltura y tiene una respuesta inmediata al acelerador gracias también a su buena cifra de par y a la ayuda del motor eléctrico. Podemos configurar el panel de información para que nos indique el funcionamiento del sistema. Así hemos descubierto que el motor eléctrico no entra demasiadas veces en funcionamiento y que la batería se agota rápidamente (es muy pequeña). Al conducirlo la verdad es que no hemos notado grandes diferencias de comportamiento con respecto a un diésel de potencia similar y tampoco hemos visto una disminución de consumos apreciable.
Notamos algo de mejora en los arranques que son algo más inmediatos y suaves que con diésel puros por lo que en ciudad el sistema micro híbrido es una buena ayuda. Al detener el coche por ejemplo en un semáforo el sistema eléctrico arranca el motor y ayuda a impulsarlo con mayor rapidez y suavidad pero no de forma silenciosa como en otros híbridos porque instantáneamente el motor diésel empieza a rodar y éste no es especialmente silencioso.
Nos ha gustado mucho el aplomo y comportamiento del Sportage en carretera, con potencia de sobra para maniobras de adelantamiento y buena capacidad de recuperación. El comportamiento en curva es muy bueno y hace honor a las siglas GT ya que permite divertirse sin que en ningún momento parezca que perdamos el control. En autopista el confort de marcha es bastante bueno aunque las suspensiones son algo duras y en ocasiones se hacen notar los baches y otros accidentes de la calzada.
Este Sportage, como su predecesor, no está pensado para excursiones fuera del asfalto pero gracias a su altura y a su importante cifra de par nos podemos permitir alguna excursión en terrenos no asfaltados. Además la tracción a las cuatro ruedas de esta variante nos puede ayudar en situaciones de poca adherencia, así como el bloqueo del diferencial y el modo de bajada de cuestas pronunciadas que podemos activar pulsando el correspondiente botón al lado de la palanca de cambios. También puede ser útil en estas situaciones la cámara de 360 grados aunque no se ha pensado para superar obstáculos.
Conclusión
Este nuevo Sportage no revoluciona el aspecto exterior ni el interior de un modelo muy asentado en el mercado y tampoco propone soluciones radicales en lo que respecta a tecnología o motorizaciones, pero sí que aporta unos retoques muy sabios que actualizan algunos aspectos del modelo que sale reforzado en sus puntos fuertes y que mejora alguno de los débiles (como algunos materiales del interior). El motor micro híbrido diésel nos ha parecido una propuesta tecnológica muy interesante, aunque no precisamente revolucionario y que no supone ahorros de combustible sigrnificativos ni disminución de emisiones equivalentes a un híbrido tradicional.
Es un coche muy práctico y polivalente con espacio de sobra, buena capacidad del maletero y especialmente cómodo para los ocupantes gracias a sus excelentes asientos y acabados mejorados. Y en el caso de la versión GT tenemos un Sportage que por otro lado ofrece un toque de deportividad en su aspecto pero sobre todo en su comportamiento que se agradece para cuando queremos romper durante un momento la monotonía de los viajes recurrentes a los destinos de siempre y nos atrevemos con una excursión por carreteras que nos pueda arrancar una sonrisa alimentadas por sus 180 caballos.
Asientos confortables y buena habitabilidad
Etiqueta C
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