Opel Insignia 2017, agazapado

“Miau” Catwoman, Batman vuelve, 1992

Nos creemos con arrogancia la humanidad que somos los reyes de la creación pero es un engaño urdido desde hace siglos para que el verdadero rey campe a sus anchas por este planeta. Son los felinos con su mal disimulado aire de superioridad los que ostentan con orgullo pero en secreto este título, esperando pacientemente a que nos destruyamos a nosotros mismos, aunque puede que en sus cálculos no entrara que nos llevásemos por delante buena parte de la propiedad que por derecho les pertenece.

A pesar de todo ser felino es toda una carga. Pesa a cada paso que hay que dar con elegancia, a cada mirada desafiante con la cabeza agachada mostrando los colmillos a quien osa perturbar sus reales designios. Ser un felino es pasear la nobleza por la selva o por los callejones con la misma altivez, saltar como en un suspiro de muelles invisibles, llevar la desconfianza bajo la piel y la arrogancia en cada gesto. Porque los felinos saben lo que son: los dueños del mundo.

Y desde hace décadas los felinos han inspirado y dado nombre a los modelos de coche más exclusivos, han atormentado los sueños de los diseñadores de las carrocerías que han intentado extraer de esas formas ágiles y estilizadas, de esos movimientos precisos y elegantes la inspiración para plasmar esencia de velocidad y potencia agazapadas, infundir el acero con el espíritu noble y enigmático de los grandes y pequeños gatos que pueblan el planeta.

Ficha técnica

Así es que cuando reconocemos en las formas sugerentes de la carrocería de un coche esa inspiración felina algo dentro de cualquier aficionado al motor recibe un guiño cálido y cómplice. Y se trata de todo un desafío el otorgar estas formas a una masa de metal, sobre todo cuando se trata de modelos de gran tamaño que por sus dimensiones corren el peligro de transformar toda la elegancia en insípida torpeza.

Cinco metros felinos

Pero el nuevo Opel Insignia, a pesar de rozar los cinco metros de longitud no transmite para nada torpeza sino que más bien emana esa cálida sensación felina de la que hemos hablado, unas líneas que son una declaración de intenciones del papel que quiere jugar la marca alemana, ahora bajo la tutela del grupo francés PSA, en el mercado de las berlinas grandes y todo un rugido desafiante a sus compatriotas con cuotas asentadas en ese segmento.

El Insignia del 2017 es un coche con formas ágiles y deportivas que se definen por una amplia distancia entre ejes y una línea inspirada más en un cupé biplaza que en una gran berlina a la que hay que añadir unos faros afilados y agresivos, las marcadas líneas que sobresalen en los flancos para canalizar el aire y unos generosos paragolpes que elevan la “cintura” de un modelo que no pasa desapercibido.

Con respecto al Insignia anterior, que ya daba una imagen bastante dinámica, Opel ha ampliado y afilado los grupos ópticos delanteros y traseros, ha hecho crecer la carrocería 52 milímetros, ha rebajado la altura 24 y ha aumentado la distancia entre ejes hasta añadir 92 milímetros además de acortar el voladizo delantero. Todos ingredientes que ya de por si muestran la intención de dar al nuevo modelo una imagen más dinámica (es decir, felina) al vehículo.

Interior sencillo

En el interior la sencillez de líneas se mantiene con un indiscutible sabor de familia emparentado con el nuevo Astra pero con acabados y materiales que suben un buen escalón. Aunque sin rozar el lujo sí que encontramos detalles que se podrían exigir a un modelo premium como plástico de tacto blando hasta en la parte inferior del salpicadero, un excelente HUD que proyecta información sobre velocidad y navegación sobre el parabrisas o los acabados de la tapicería y del volante realmente conseguidos.

Pero lo más notable es la sencillez y la deportividad que Opel ha conseguido transmitir con detalles como una posición más baja para el conductor, una simplificación máxima en la zona de los controles o la gran cantidad de indicadores tras el volante que incluyen, además de revoluciones por minuto y velocidad, la temperatura del agua y el aceite y hasta algunos tan poco frecuentes como los voltios almacenados en la batería.

La zona delantera es muy amplia y es muy fácil encontrar una postura cómoda para conducir, gracias también a los excelentes asientos con certificación AGR que pueden estar dotados tanto de calefacción como de ventilación. Sujetan, sin ser deportivos, bastante bien aunque la carretera sea muy virada. En la parte trasera se repite esa sensación de amplitud tanto a lo ancho como para las piernas.

Sacrificios felinos

Uno de los inconvenientes de los diseños felinos son los sacrificios en habitabilidad y en este Insignia se traducen en algo de escasez de altura en las plazas traseras, aunque en el resto de cotas como el espacio en anchura o el reservado para las piernas son propias de modelos de una gama superior. También algo sacrificada por la línea de la carrocería la visibilidad de las plazas posteriores es algo escasa, aunque compensa las grandes superficies acristaladas del parabrisas y del portón trasero.

La insonorización y el confort de marcha del que se responsabiliza la amortiguación son muy buenos aunque más adaptados al confort que a las prestaciones. Por otro lado el manejo del cambio es excelente, uno de los puntos más sobresaliente de este modelo, y contribuye a una excelente sensación de confort de marcha. En cuanto al sistema de infotainment el Insignia equipa el ya probado Opel i-Link con pantalla de ocho pulgadas y el excelente sistema OnStar de asistencia.

Información y entretenimiento

El sistema ya lo hemos comentado multitud de veces, se comporta perfectamente y ofrece una excelente conectividad incluida la compatibilidad con Apple Car Play y Android Auto además de Intellilink. Si acaso con el pasar del tiempo quizás nos hemos acostumbrado a ver esos menús tan visibles y los mapas y puede que una actualización, siquiera desde el punto de vista gráfico, puede que fuera positiva. En el interior del cuentakilómetros encontramos una pequeña pantalla que da todo tipo de información sobre el funcionamiento del coche, quizás algo reducida para determinados datos como las gráficas de consumo.

Al poner en marcha el Insignia el confort acústico no se resiente, aunque la vibración del 170 se notan sobre todo en frío. Una vez en marcha el coche se mueve con mucha suavidad y la potencia del motor desplaza al vehículo con extrema fluidez, los 400 Newton metro de par disponibles a muy bajas revoluciones favorecen que el Insignia responda con energía en cualquier situación, tanto en conducción urbana como en carretera.

Conducción suave

En ciudad la suavidad de marcha y la buena insonorización hacen del Insignia un remanso de paz que por otro lado tampoco tiene un consumo exagerado, aunque para una berlina de este tamaño no se pueden esperar milagros y superaremos los siete litros en cuanto nos empleemos con algo de alegría con el pedal derecho. En carretera la verdad es que las sensaciones de conducción son muy buenas en cualquier tipo de recorrido, no llegan a ser sensaciones deportivas sino más bien predecibles.

Es un coche que transmite mucha seguridad, el motor responde sin problemas ante cualquier adelantamiento o maniobra que debamos realizar y la dirección siempre se comporta de forma previsible y admite correcciones actuando sobre el acelerador y el freno sin que la carrocería oscile o cabecee en ningún momento a pesar del gran tamaño del coche y de que el tarado confortable de las suspensiones.

Como en otros modelos de Opel podemos elegir distintos modos de concucción además del normal como Tour y Sport que son accesibles directamente pulsando un botón. El modo Sport cambia por completo el comportamiento del coche y le da un carácter sensiblemente más dinámico penalizando, claro está, los consumos. Los refinados asistentes de conducción como el Lane Assist para el cambio de carril, el control de crucero con radar o el asistente de aparcamiento con vista cenital del coche son un refinamiento más pero también una importante contribución a la seguridad.

Conclusiones

Nos gustaba el Opel Insignia de la generación anterior y en un plazo relativamente corto nos encontramos con un nuevo Insignia así que quizás esperábamos una renovación de aspecto y poco más, pero estábamos equivocados. Este nuevo modelo es un cambio de filosofía muy agradable, leyendo tras las líneas de la carrocería y las características de este modelo Opel no se resigna a ser un fabricante de coches fiables y a buen precio, quiere una presencia importante en el mercado y con coches como el que hemos analizado creenmos que la va a tener.

El Insignia 2017 es un coche repleto de personalidad, con guiños deportivos más que testimoniales que siguen la tendencia de convertir las aburridas berlinas grandes y de representación con líneas aerodinámicas más agresivas que sacrifican mínimamente la habitabilidad pero transmiten másfrescura y juventud. En el interior se ha simplificado todo como en un interfaz de una App puntera para redondear un concepto de coche que nos gusta mucho y que esperamos que tenga su reflejo en el resto de la gama de Opel.

 

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