Seat Ateca, vistas
«Contigo he descubierto cosas que no sabia que existian. Los atardeceres, los paseos por la playa… los semáforos.» Teniente Frank Drebin (Agárralo como puedas, 1988) La acera está rota. Es un día malo. Porque en los días buenos no me fijo en la acera. Pero es un día malo. No se qué hora es exactamente. Pero seguramente llego tarde al autobús. En el borde de la acera hay una planta que crece y sobresale, surge de la alcantarilla. Tiene una flor blanca. Me da rabia esa flor blanca. La golpeo con la mano. Caen dos pétalos al suelo. Levanto la mirada lo justo para ver el semáforo para peatones. Hay una masa sombría de espectros que aguarda al otro lado de la calle. Yo estoy solo en este otro lado. Con el rabillo del ojo veo que está llegando el autobús. La parada está al otro lado. Y el semáforo sigue en rojo. Voy a perder el autobús. Junto a mi se ha detenido un tipo con un mono azul con los ojos puestos en el otro lado. Luego me mira y me sonríe «creo que vamos a perder el bus». Le mir
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